Carlos Fernández-Vega | Periodico La Jornada - Opinion - México SA | Viernes 20 de Enero 2012
La buena noticia, si en realidad alcanza el calificativo, es que en el último mes del año recién concluido la tasa oficial de desocupación abierta en el país se redujo –por llamarle así– 0.11 puntos porcentuales, en comparación con la registrada en noviembre de 2011 (5.04 y 5.15 por ciento, respectivamente). La mala, y esa sí lo es en toda la extensión de la palabra, es que tal descenso es atribuible, en su totalidad, al sector informal de la economía, lo que para los trabajadores equivale a raquíticos salarios –aún menores a los del sector formal– y cero prestaciones de ley.
De acuerdo con la más reciente encuesta que sobre este tema levanta el Inegi, en diciembre de 2011 alrededor de 54 mil mexicanos lograron dejar las filas del ejército de reserva (la desocupación abierta) al que un mes atrás pertenecían, pero sólo para incorporarse a la informalidad como única alternativa al desempleo. Por el contrario, en el mismo mes cerca de 225 mil trabajadores del sector formal (con registro en el IMSS y prestaciones de ley) perdieron su plaza laboral, para terminar, en el mejor de los casos, en la informalidad.Con base en las cifras anteriores, resulta que en diciembre de 2011 se generaron casi 280 mil puestos de trabajo, pero en el sector informal de la economía, cuyo volumen de trabajadores rebasa, cada día con mayor holgura, al de los trabajadores permanentes con registro en el IMSS y prestaciones de ley. El inquilino de Los Pinos (Javier Lozano ya no lo hace, porque está en pos de lograr impunidad por medio de un escaño en el Senado) insiste en que le aprueben su
reforma laboral, pero en los hechos, sin aprobación del Congreso, el mercado laboral mexicano ya opera con las premisas de la citada
reforma; es algo cotidiano, y de cerca de 50 millones de mexicanos que dan cuerpo a la población económicamente activa, sólo 15 millones (con todo y eventuales) tienen registro en el sector formal de la economía, es decir, apenas tres de cada diez. Los demás (70 por ciento del total) a la informalidad por la vía de los hechos o del outsourcing. Aprobar la
reformacalderonista no sería más que
legalizarlo que de facto sucede en el país.
La Cámara de Diputados le pone números al tema: el Instituto Mexicano del Seguro Social dio a conocer que durante diciembre de 2011 se cancelaron 224 mil 516 empleos permanentes y eventuales urbanos; el registro actualizado anota a 15 millones 202 mil 426 cotizantes. Con esto, durante 2011 se generaron un total de 590 mil 797 empleos formales, o bien, 139 mil 551 empleos menos que lo acumulado durante 2010. Menos empleo, pero también, de acuerdo con el Inegi, menos desocupación abierta.
Los analistas de San Lázaro apuntan que si se comparan las cifras de empleo de diciembre de 2011 con las de antes del comienzo de la crisis (octubre de 2008), se observa que en ese lapso sólo se generaron unas 726 mil plazas, de las que alrededor de 40 por ciento han sido eventuales. Es decir, de octubre de 2008 a diciembre de 2011 se creció a un ritmo de 229 mil 500 mil empleos formales por año, muy por debajo de lo necesario para cubrir el aumento de la población en edad y condición de laborar.
La desaceleración en la generación de empleos se debe, en parte, a la menor actividad industrial en Estados Unidos, como apunta el propio IMSS. Por ello, el sector económico más ligado al sector exportador, la industria de transformación, pasó de contribuir con 274 mil empleos en 2010 a sólo 158 mil en 2011; es decir, 115 mil empleos menos. Los otros sectores que también mostraron desaceleración en 2011 (con ganas de empeorar en 2012) fueron: agricultura, ganadería, silvicultura y pesca; construcción; industria eléctrica y suministro de agua potable, y servicios para empresas, personas y hogar.
Así, puntualiza la Cámara de Diputados,
ante el menor dinamismo del mercado laboral, durante 2011 no fue posible reducir la elevada tasa de desocupación, que pasó de 4.94 por ciento en diciembre de 2010 a 4.97 en noviembre de 2011. Las pocas opciones de trabajo provocaron también un aumento en la subocupación (pasó de 6.76 por ciento en diciembre de 2010 a 8.99 en noviembre de 2011) y en la informalidad (un incremento anual de 533 mil personas al tercer trimestre de 2011). En suma, la situación del empleo del país sigue siendo débil y no muestra signos de un cambio en la tendencia. Sin embargo, en una mezcla de magia e informalidad, el Inegi informa sobre la reducción de la tasa oficial de desocupación abierta al cierre del pasado año, con todo y la cancelación de 225 mil plazas formales en el último mes.
Y si de informalidad se trata, va la denuncia de un ex trabajador bancario: “a propósito del amargo caso de Mexicana de Aviación y la puerta abierta por el PAN hacia la impunidad legislativa de Héctor Rangel Domene (actual director de Nafin-Bancomext), es necesario añadir que la generosidad de este funcionario para encauzar fondos de la banca pública al bolsillo de personajes privados como Gastón Azcárraga contrasta con su animadversión hacia los trabajadores mexicanos, sean de la agonizante compañía aérea, BBVA-Bancomer o del propio Bancomext. De la mano de Rangel Domene, por ejemplo, a decenas de miles de trabajadores del banco bajo control español se les impuso el ominoso esquema de subcontratación (outsourcing) y fueron despojados de derechos laborales. Así, aunque BBVA-Bancomer opera 27 por ciento de la cartera crediticia de la banca comercial, oficialmente sólo cuenta con ¡un empleado!, y más de 27 mil trabajadores por outsourcing. En el caso del Bancomext, Rangel Domene se ha obstinado en desaparecer a esta institución pública y privar del empleo a los trabajadores sobrevivientes de la feroz embestida panista contra la banca de desarrollo. Para colmo, los promotores de la candidatura de Rangel Domene como senador panista por Nuevo León, plurinominal por supuesto, lo proyectan ya como presidente de la Comisión de Hacienda de la cámara alta. Negro escenario para los trabajadores mexicanos” (nos reservamos el nombre del denunciante).
Las rebanadas del pastel
Ya está: despensas, cobertores, abundantes declaraciones cursis, frases desafortunadas (como las de César Duarte) por doquier, lavado de manos, más una serie de fotos con los directamente afectados, y ¡listo! Solucionado el problema de sequía, hambre, miseria, explotación y marginación de los rarámuris…. hasta el próximo muerto por inanición. Con
remediosy
gobernantesasí, los mexicanos preferirían enemigos abiertos, no encubiertos.