jueves, 4 de noviembre de 2010

La zona cero y la Supervía

En concreto | Laura Itzel Castillo
Miércoles 03 de noviembre de 2010

Ante el afán del gobierno del Distrito Federal de dar inicio a los trabajos de construcción de la Vía de Comunicación Urbana de Peaje del Poniente (VIACUP) en la zona cero de La Malinche, delegación Magdalena Contreras, el Frente Amplio contra la Supervía dio la señal de alerta y de manera inmediata organizó la resistencia civil pacífica, que una vez más logró parar el intento.
Al igual que Calderón, que golpeó al SME en plena euforia futbolística por la clasificación de México al mundial, Ebrard pretendió sorprender a los opositores de la vialidad en plena celebración de muertos. No es la primera vez que utiliza la fuerza policiaca para acallar el descontento.
Preguntan los vecinos en el boletín de prensa que emitieron, pocas horas después del frustrado golpe: “¿Ese es el diálogo que quiere el gobierno del Distrito Federal, hostigando y aterrorizando a los ciudadanos con el inusual y desproporcionado despliegue de fuerza pública, propio de un gobierno fascista?”.
Eso es contrario —continúa el comunicado— a lo que el secretario de Gobierno, José Ángel Ávila, afirmara dos días antes, en entrevista radiofónica con Carmen Aristegui, donde se ostentaba como “parte de un gobierno abierto al verdadero diálogo”.
El Frente Amplio contra la Supervía permanece en plantón desde el 26 de julio, en la denominada zona cero, donde se localizan las ruinas de los 51 predios que expropiaron a los habitantes afectados. Algunos de ellos ya han regresado para compartir con enorme tristeza sus desventuras.
Los habitantes de La Malinche aspiran a encontrar mejores alternativas para la movilidad en la zona surponiente de la ciudad. Esta organización es apoyada por grupos sociales, por universitarios y académicos expertos en diversos temas, entre los que resaltan: medio ambiente, transporte y desarrollo urbano.
Los frentistas exigen al gobierno que se garantice el respeto irrestricto a la integridad física de sus miembros y que se abstenga de hostigar y provocar la violencia. Que a la brevedad posible se instale una mesa de diálogo, con un mediador, para que se aborden las diversas alternativas que existen con respecto a la Supervía y que en el marco de la legalidad suspenda cualquier actividad tendiente al inicio de la obra, entre otros puntos.
Dentro de los documentos que han elaborado, destaca el “decálogo del buen funcionario público”, que se han encargado de distribuir en la zona, del cual reproduzco algunos puntos:
“Respetar irrestrictamente los derechos humanos de los gobernados y pueblos originarios asentados en reservas naturales… erradicar el mal uso de los programas sociales que con engaño, dolo y manipulación utilizan para obtener beneficios electorales… cuidar y respetar el paisaje natural… respetar la libre asociación y la libertad de expresión… cumplir las promesas de campaña… proteger y salvaguardar el agua…”
En síntesis, respeto a los derechos humanos y a las garantías individuales consagradas en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.