domingo, 2 de octubre de 2016

Trump: Nexos subrepticios con la mafia

Durante el debate que el pasado 26 de septiembre sostuvieron Hillary Clinton y Donald Trump, la candidata demócrata subrayó el racismo y la misoginia del republicano, exhibió su ignorancia y lo criticó por su negativa a publicar sus declaraciones fiscales. Sin embargo, no recordó un hecho documentado: los vínculos que Trump tejió en los años setenta y ochenta con poderosos capos de origen siciliano, violentos caciques sindicales, despachos de abogados corruptos y operadores de la mafia rusa. De hecho, el FBI investigó las relaciones del magnate, pero nunca presentó cargos en su contra.
2 octubre 2016 | Mathieu Tourliere | Proceso
CIUDAD DE MÉXICO (Apro).- Cuando se inició en el sector inmobiliario, Donald Trump tejió alianzas con poderosas familias mafiosas de Nueva York y Filadelfia para llevar a cabo sus primeros desarrollos, que desembocaron en su fortuna actual.

Desde mediados de los setenta, su nombre fue vinculado con poderosos capos de origen siciliano, violentos caciques sindicales, despachos de abogados corruptos y operadores de la mafia rusa.

Trump es ahora el candidato republicano a la Presidencia de Estados Unidos y se encuentra en la recta final rumbo a los comicios, que se llevarán a cabo el próximo 8 de noviembre.

Durante el ríspido debate que sostuvo con su rival demócrata, Hillary Clinton, ella le echó en cara su racismo y misoginia, señaló las ocasiones en las que sus negocios fracasaron, demostró su ignorancia y lo criticó por su negativa a publicar sus declaraciones fiscales.

La demócrata nunca ha abordado en público los vínculos del joven Donald Trump con la mafia de Nueva York, por los cuales el magnate fue investigado pero nunca condenado.

Su padre, Fred Trump, construyó su fortuna cuando la Gran Depresión de los años treinta puso de rodillas al sector de la construcción y de la vivienda en el país. En 1934, el progenitor de Trump compró un paquete de hipotecas a un promotor inmobiliario arruinado y erigió fraccionamientos enteros con los subsidios que otorgaba la Administración Federal de Vivienda. Sacó grandes ganancias de esos proyectos.

FAMILIAS MAFIOSAS

Sin su papá y sin las relaciones políticas que éste tejió en los círculos demócratas de Nueva York, Donald Trump no hubiera conseguido a mediados de los setenta los terrenos ni los préstamos bancarios para concretar sus proyectos inmobiliarios. De hecho, Fred Trump se hizo garante financiero de los primeros proyectos de su hijo.

Ya en los años cincuenta, el padre de Trump se asoció con Willie Tomasello para erigir un complejo residencial llamado Beach Haven. Tomasello había desarrollado proyectos inmobiliarios junto con Franck Wacky Scalise y Louis DiBono, integrantes de las poderosas familias mafiosas Gambino y Genovese, respectivamente.

Estos nombres, Gambino y Genovese, surgieron en la historia de Donald Trump. Estos integrantes de dos de las Cinco Familias del crimen de Nueva York, fueron socios, contratistas o aliados empleados por el magnate para afincarse en el sector inmobiliario de Nueva York.

Además de las actividades prohibidas —como el tráfico de drogas o la prostitución—, las familias mafiosas controlaban el sector de la construcción a través de la industria del concreto y de los sindicatos de obreros.

90 MIL TONELADAS DE CONCRETO

La Torre Trump, el edificio monumental que Trump erigió sobre el cruce de la Quinta Avenida y la Calle 56, llamó la atención de las autoridades federales incluso antes de que comenzaran las obras.

Apenas iniciaba la década de los ochenta y el magnate había anunciado su decisión de construir la torre con puro concreto, un material mucho más caro que la clásica estructura de metal.

El FBI y la policía de Nueva York sabían que la mafia controlaba la industria del concreto —estaban realizando una investigación sobre las "Cinco Familias” del crimen neoyorquino—, y sospecharon que una torre elaborada con 90 mil toneladas de ese material —contra apenas 3 mil 800 toneladas de hierro— no se haría sin el aval de la mafia.

"Si bien, era inevitable para cualquier desarrollador negociar con el cártel del concreto cuando se construyó la Torre Trump, Donald llevó la relación varios escalones más arriba de los que debía”, aseveró Barett.

Trump compró el concreto a Bif Halloran —un cliente de Cohn que mantenía el monopolio del abasto de concreto "a través de la intervención directa” de la mafia— y contrató a la empresa Dic Underhill —también vinculada con la mafia— para construir la superestructura.

El vínculo más evidente de Trump con la mafia fue la contratación de la empresa S&A Concrete por un monto de 6.8 millones de dólares para construir la Trump Plaza, ubicada en la Tercera Avenida. El dueño oficial de esa empresa se llamaba Nick Auletta, pero sus poseedores reales eran Anthony Fat Tony Salerno y Paul Castellano, los jefes de las familias mafiosas Gambino y Genovese.

Ya en su primer proyecto inmobiliario de gran escala, la renovación del viejo hotel Commodore en el ostentoso Grand Hyatt, Trump consiguió el concreto de las empresas North Berry y Transit-Mix, las cuales fueron "mencionados en juicios como parte de cárteles dominados por la mafia”, señala Barrett. Menciona que detrás de la fachada legal de la empresa de demolición Cleveland Wreckeling se encontraba la familia mafiosa Scarfo, cuyo líder Nicodemo Little Nicky Scarfo se encuentra en la cárcel por conspiración en actividades criminales y nueve asesinatos.

ACUERDO TÁCITO 

Para remodelar el terreno en que se iba a erigir la Torre Trump, el magnate decidió reducir los precios y contrató a William Kaszycki, un oscuro empresario que reclutó a 200 obreros polacos en situación migratoria ilegal.

Los obreros trabajaban jornadas de 12 a 18 horas sin siquiera tener cascos. Kaszycki les pagaba entre cuatro y seis dólares por hora, menos de la mitad del salario que se pagaba a los obreros sindicalizados de esa época.

La justicia estadounidense determinó una década más tarde que la Trump Organization y John Cody, el poderoso presidente del sindicato de la construcción Teamster Local 282, alcanzaron un "acuerdo tácito para emplear a los polacos y negarles sus derechos sindicales”, reportó Barrett.

Barrett reveló que en 1982 Trump negoció con Cody para acelerar las obras de la Torre Trump. El sindicato había planeado una huelga para el siguiente 1 de julio. Ésta se extendió dos meses y paralizó prácticamente todas las grandes obras en Nueva York.

Fuente: Proceso