domingo, 17 de abril de 2016

Búsqueda ciudadana de desaparecidos ante la inacción gubernamental

La llegada de la Primera Brigada Nacional de Búsqueda de Personas causó conmoción en el municipio de Amatlán de los Reyes, en Veracruz. Sus integrantes son rastreadores de pistas con años de experiencia en la búsqueda de personas y fosas clandestinas, que acudieron a compartir sus experiencias y conocimientos con los veracruzanos que sufren del mismo dolor. Los une una certeza: que la autoridad no va a hacer nada por ellos.
17 abril 2016 | Gloria Leticia Díaz | Proceso
AMATLÁN, VER. (Apro).- No hay obstáculos que Simón Carranza no pueda superar en la búsqueda de desaparecidos. Camina entre huizaches y cañaverales observando con detenimiento el terreno; trepa cerros pedregosos, desciende a pozos tapados con basura; "vuela" sobre el caudaloso río Blanco, amarrado por la cintura con una cuerda de nylon para otear entre una presa de troncos; e incluso se mete a escarbar una fosa de al menos cinco metros de profundidad.

Nada parece detener a este cincuentón bajito, delgado y correoso, quien no tiene familiares desaparecidos pero se convirtió en una pieza fundamental en el arduo trabajo de localizar fosas clandestinas.

En Guerrero descubrió 60 cuerpos enterrados. Es tan eficiente en la ubicación de fosas que él y Mario Vergara, integrante de la organización Los Otros Desaparecidos de Iguala, han sido contratados por la Procuraduría General de la República (PGR).

"En Delicias encontramos una fosa con 80 cuerpos. Para hacer eso usaron máquinas. Esa gente no tiene madre: si ya los mataron para qué los entierran", dice Simón, albañil cuando no busca entierros.

Amenazado por Guerreros Unidos, Carranza tuvo que huir de su pueblo en Cocula para continuar con la tarea. Y ésta lo trajo a Veracruz. "Se siente bien el agradecimiento que muestra la gente cuando encontramos un cuerpo, es mejor que ganarte cien pesos", dice el rastreador, quien decidió compartir sus conocimientos con las familias veracruzanas interesadas en aprender su técnica.

LLEGARON EL 9 DE ABRIL

El sábado 9 de abril Carranza llegó a Veracruz como parte de la Primera Brigada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas, encabezada por la Red de Enlaces Nacionales, en la que participan integrantes de colectivos de Guerrero, Sinaloa y Coahuila afiliados a esa red y que ante la indolencia gubernamental decidieron buscar a sus seres queridos.

"Esta iniciativa es una muestra del fracaso de las instituciones, porque los familiares de desaparecidos no tenemos garantías ni el derecho a la verdad ni a la justicia ni a la memoria; nos queda claro que si no buscamos nosotros nadie lo va a hacer", reflexiona Juan Carlos Trujillo Herrera, coordinador de la Red de Enlaces Nacionales, entrevistado en el trayecto de la Ciudad de México a Amatlán.

Con cuatro hermanos víctimas de desaparición forzada —dos en 2008 por hechos atribuidos a policías ministeriales de Guerrero y dos en 2010 por policías intermunicipales en Poza Rica, Veracruz—, Trujillo advierte que la movilización ni siquiera es para exigir justicia: "Sabemos que nunca va a llegar en este país. Las autoridades no buscan a los culpables porque se van a encontrar a ellas mismas. No hay voluntad política, no hay respuesta para nosotros".

Añade: "Lo único que queremos es tocar los corazones de quienes tengan información de dónde se encuentran algunos de los corazones que dejaron de latir para que descansen sus familias".

La Brigada Nacional fue planeada por la Red de Enlaces Nacionales en agosto del año pasado a fin de reproducir las "buenas prácticas de algunos colectivos de familiares en la búsqueda ciudadana".

LOS RECIBE EL PÁRROCO

En Amatlán los brigadistas fueron recibidos por el párroco Julián Verónica Fernández, responsable diocesano y provincial de la Pastoral Social y de Migrantes. Su feligresía garantiza el hospedaje y la alimentación de los integrantes del movimiento que permanecerán ahí hasta el viernes 22.

Verónica Fernández ha visto con alarma las desapariciones de migrantes centroamericanos, y señala que desde hace cinco años esa tragedia se hizo extensiva a los veracruzanos:

"La desaparición de jóvenes en Tierra Blanca (en enero pasado) destapó algo que viene de tiempo atrás. Es una situación lamentable, ha tocado a la zona sur del estado. En Coatzacoalcos, por ejemplo, nos han dicho que hay quienes han ido a buscar entre la arena, en las dunas, y han encontrado hermanos ahí.

"En Xalapa, Córdoba y Orizaba hay muchos chavos desaparecidos y se han encontrado fosas. Hace como dos semanas encontraron una cerca de Ciudad Mendoza, otra cerca del aeropuerto, que está llegando a Xalapa, (y otras más en) El Lencero y Paso del Macho, que son las que se han dado a conocer oficialmente", apunta el sacerdote, quien ha sido amenazado por su apoyo en defensa del territorio.

El domingo 10, durante las celebraciones religiosas, convocó a los feligreses a escuchar a los miembros de la Red de Enlaces Nacionales, quienes pidieron información sobre posibles fosas clandestinas y propusieron que en lugar de aportar la limosna tradicional las personas anotaran en un papel y de forma anónima los datos que tuvieran.

En febrero de este año, el corresponsal de Proceso en Veracruz, Noé Zavaleta, informó que para la PGR, esta entidad ocupa el primer lugar en investigaciones federales abiertas por desapariciones, con 183 casos, seguido de Tamaulipas (173) y Guerrero (92).

Según cifras de la Fiscalía General del Estado, en Veracruz se cometen en promedio 44 homicidios al mes.

EXPERIENCIA COMPARTIDA

La noticia de la presencia de los brigadistas en Amatlán conmocionó a esta región de Veracruz, asegura Araceli Salcedo, líder del Colectivo de Familias de Desaparecidos Orizaba-Córdoba, quien busca a su hija Fernanda Rubí, desaparecida en septiembre de 2012.

"En menos de 24 horas se sumaron 50 casos. Llegó la información a la parroquia de gente que salió de sus casas, donde estaban sumidos en su dolor, porque ya no creemos en las autoridades. Ahorita que llegó la brigada tenemos la fe de que vamos a encontrar, vamos a tener frutos", apunta.

Salcedo, quien participa en los recorridos resguardada por policías federales porque ha recibido amenazas, advierte que el camino de quienes buscan a los desaparecidos está sembrado de obstáculos: "Son las mismas autoridades las que te dicen ‘si haces desmadre no vas a encontrar a tu hija’, pero callados tampoco tenemos logros y ya son muchos los que esperamos respuesta".

Araceli confirma que el grueso de los desaparecidos son "todos jovencitos, niñas de entre 15 y 26 años, y muchachos de 14 a 35. No tiene que ver el estatus ni si son buenos o malos: a todos desaparecen".

Hasta el jueves 14, a partir de comentarios anónimos recibidos durante su estancia en Amatlán, los integrantes de la Brigada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas exploraron cinco puntos. No obtuvieron resultados positivos, sólo indicios de que al menos dos lugares pudieron ser utilizados para ocultar cadáveres: un pozo en la zona conocida como La Pochota y un sector del río Blanco. Éste último lugar lo sobrevolaron con un dron prestado por la Agencia Veracruzana de Comunicación.

SIN APOYO DE LA PF

Todas esas búsquedas se realizaron sin el apoyo de la Policía Federal, a pesar de que la Red de Enlaces Nacionales solicitó semanas antes su colaboración.

El viernes 15, por una comunicación anónima llegada a la parroquia de Amatlán, la brigada localizó en el municipio de Córdoba 11 "hallazgos" (lugares con restos que pueden ser humanos o no, y pueden ser de una persona o más) con restos calcinados. En esa ocasión los rastreadores estuvieron escoltados por tres policías federales a bordo de una camioneta y la Red de Enlaces Nacionales pidió a las autoridades su intervención para resguardar e identificar los restos.

Al atardecer de ese día, peritos de la Fiscalía estatal arribaron al lugar para iniciar los levantamientos forenses; muy poco más tarde la institución afirmó en un comunicado que los restos encontrados no eran humanos.

Antes de salir al campo, Mario Vergara, quien busca a su hermano Tomás y se ha hecho conocido buscando fosas y además representa a Los Otros Desaparecidos de Iguala, recomienda a la gente de Veracruz que se prepare emocionalmente:

"Es muy duro encontrar restos. En una ocasión subimos al cerro y una compañera reconoció el zapato de su hermano. Nadie quiere encontrar entre la tierra a los suyos, pero llega un momento en que ya no importa cómo los hallemos."

Fuente: Proceso