sábado, 22 de agosto de 2015

Congreso y reforma educativa

Enrique Calderón Alzati | Opinión-La Jornada
Al estudiar la llamada reforma educativa, uno se percata pronto de que no se trata de un cambio para mejorar la educación y corregir los múltiples errores conceptuales y metodológicos del sistema educativo, esto para la mayor parte de la población con un poco de criterio es hoy bastante claro, sin embargo no lo fue para el Congreso de la República, que en unos cuantos días y sin mayores cambios la aprobó sin siquiera cambiarle el rimbombante e inadecuado nombre impuesto por el gobierno de Peña Nieto, nombre que desde una posición crítica no es tampoco una “reforma”, sino un retroceso, así como la aceptación de un fracaso del mismo gobierno, en tanto que optó por regresar a la estructura centralizada que operaba hace 25 años.

Pareciera que nada de esto fue del conocimiento o análisis de los diputados, que decidieron aprobar lo que les fue enviado por el Ejecutivo, llevándonos de manera directa e inmediata a uno de los problemas fundamentales que ha venido afectando a la nación y haciendo posible y legal que los sucesivos gobiernos de la República, a partir de Miguel de la Madrid y Carlos Salinas, pudiesen entre otras afectaciones entregar el país y su soberanía a los grandes capitales nacionales y extranjeros para proceder a su saqueo. El problema es el siguiente:

En el artículo 39 de la Constitución se indica que el poder radica en el pueblo y se constituye para beneficio de éste; en el artículo 40 se dispone la representatividad de la voz y la voluntad del pueblo a través del Congreso, de manera que es éste el que debe manifestar y ejercer esa voluntad. Finalmente, en el artículo 41, se establece que para ello los ciudadanos de cada distrito electoral eligen a sus representantes dándoles el título de diputados, quienes reciben así el mandato constitucional de representar la voluntad de sus representados. Estos artículos fundamentales para la vida de la nación tienen décadas de incumplimiento por los sucesivos congresos de la República y de los estados, trastocando así la esencia fundamental de nuestra supuesta democracia.

Este problema ha hecho crisis durante la presente administración y es hoy la causa del profundo malestar del pueblo de México, expresada en protestas, artículos en los medios independientes, burlas y críticas en las redes sociales, manifestaciones y cierres de carreteras, reprimidos con violencia creciente por las diferentes fuerzas de seguridad del gobierno, dando lugar a crímenes de Estado, como los de Ayotzinapa, de Michoacán y Jalisco, en el medio rural, y el de la colonia Narvarte, en plena ciudad de México.

Esta es la esencia de la lucha desigual que libran hoy los maestros por el futuro de México, en busca de una educación mejor y acorde con las necesidades y expectativas del pueblo. Les es claro que requieren estar mejor preparados y actualizados, mas no por las acciones de carácter punitivo –que más parecen buscar un juicio en su contra que la búsqueda de una mejora significativa en la educación–, sino con un proyecto que les permita actualizar sus conocimientos e incluso sus estrategias de enseñanza y atención a sus estudiantes, cosa que el gobierno se ha negado a darles, utilizando los métodos de “preparación en cascada”, sabidamente inútiles por su falta de resultados. Esta lucha ha sido estigmatizada por el propio gobierno y los medios de comunicación, contra un gremio de hombres y mujeres, cuya función ha sido la edificación de nuestro país, que representa hoy una de las mayores economías del mundo; otras luchas igualmente importantes debieron haberse dado ante la venta del territorio, de la soberanía y del petróleo nacional, así como de la concentración de la riqueza y el empobrecimiento de las mayorías como un destino manifiesto. Ante todos estos desaciertos y traiciones se han dado voces de alerta, sin lograr la conformación de una fuerza social y una estrategia para enfrentar los engaños y designios del gobierno; es por ello que esta lucha del magisterio es realmente histórica y debe ser apoyada por todas las organizaciones sociales, por el pueblo en su conjunto.

La sociedad mexicana pareciera estar a la expectativa, sabiéndose parte afectada del conflicto y desconfiando en buena medida de un gobierno cuyos altos funcionarios han accedido al poder aprovechándose de la ignorancia de una parte importante de la población, por ello promotores naturales de esa ignorancia y enemigos encubiertos de la educación del pueblo.

Es por todo ello que la discusión en torno a la organización de una consulta nacional por parte de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) se realiza en el seno de esta gran organización, para preguntar al pueblo de México sobre la reforma educativa, que sabe necesaria y urgente, para comprometerse con el pueblo a acatar su voluntad, y a exigir al gobierno el cumplimiento de los compromisos que tiene con la nación, perfectamente claros en la versión original de la Constitución de 1917 en su artículo 3, para que la educación pueda ser nuevamente motor y timón del desarrollo del país.

Con este esfuerzo la CNTE se plantea, de hecho, realizar algo que el Congreso debió hacer, no sólo en relación con la reforma educativa, sino con la reforma energética, y con las modificaciones realizadas a la Constitución a pedido del actual gobierno, sin consultar antes la voluntad del pueblo. Por mi parte estoy convencido de que al convocar a esta consulta, los maestros estarán señalando y enseñando la ruta a seguir para realizar, con éxito y apego a la Constitución, las luchas sociales del futuro.


Termino este artículo informando e invitando a mis amables lectores que a partir de septiembre estaré dando dos breves cursos sobre el funcionamiento del cerebro en los procesos de aprendizaje de niños y adolescentes, con el propósito de que tanto los maestros como los padres de familia entiendan mejor los comportamientos y problemas que afectan a sus estudiantes y a sus hijos, en aspectos relacionados con su aprendizaje, temas que, por cierto, constituyen una de las grandes lagunas del sistema educativo actual, que ajeno a los avances de la ciencia en esta materia, central para mejorar los procesos de enseñanza-aprendizaje, nos están llevando a la dependencia y la pobreza por caminos ya superados en otras naciones. Ambos cursos serán transmitidos en teleconferencias por Internet y forman parte del programa académico de otoño del Instituto Galileo de Innovación Educativa.