lunes, 15 de junio de 2015

Pemex y la zopilotera / Muerte por inanición / Exprimir y endeudar

FotoCarlos Fernández-Vega / México SA
Cierto que no es novedad, pero –más allá de corruptelas, excesos y errores– como paraestatal o empresa productiva del Estado Petróleos Mexicanos (Pemex) ha sido permanentemente saqueada por el fisco hasta llevarla a la inanición financiera (y de cereza, recorte presupuestal), de tal suerte que son prácticamente nulas sus posibilidades para competir en igualdad de circunstancias con los jugadores privados.

Aún no arranca plenamente la participación del capital privado en la otrora industria petrolera nacional, cuando ya Pemex registra severos problemas financieros para mantenerse activa en el tablero de productores, dificultades que parecen ser agudizadas a propósito por quien tiene la responsabilidad legal de cuidar sus haberes y procurar su incremento (léase el gobierno federal).
Desde ya, la directiva de Pemex reconoce que sus posibilidades para competir con las empresas extranjeras que participarán en la explotación del petróleo son prácticamente nulas, debido a que, en lugar de disminuir su carga fiscal, como prometió el gobierno federal durante la negociación de la reforma energética, ésta se ha incrementado y la deja sin recursos para invertir. Como muestra inmediata, de enero a marzo de 2015 pagó 89 por ciento de su remanente operativo en impuestos, derechos y aprovechamientos, el porcentaje más alto en los pasados 15 años. En 2014 fue de 78.7 por ciento.
En cambio, reconoce Pemex en su informe más reciente a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, las petroleras extranjeras tendrán un régimen (fiscal) preferencial, ya que además de una menor carga tributaria podrán deducir la totalidad de sus costos, gastos de operación e inversiones en el cálculo de impuestos y derechos. Por el contrario, Petróleos Mexicanos aún no puede deducir la totalidad de sus costos y gastos de operación en el cálculo de impuestos y derechos, y, consecuencia de ello, el pago de éstos ha sido mayor al rendimiento de operación (La Jornada, Andrea Becerril).
La mesa está servida para el capital privado, pero en esto de la modernización del sector energético Pemex estorba a los privatizadores, por lo que es política pública del gobierno peñanietista ahorcar financieramente a la ahora denominada empresa productiva del Estado para sacarla de la jugada con el pretexto de que, ¡lástima!, no pudo competir en un mercado abierto y equitativo. La ex paraestatal, pues, morirá de infarto financiero,
El saqueo de las finanzas de la ex paraestatal se da a la par de su vertiginoso endeudamiento. En los dos primeros años de gobierno peñanietista, Pemex reportó rendimiento (lo que serían utilidades en una empresa privada) antes de impuestos y derechos por más de un billón 200 mil millones, pero llegó Hacienda y se embolsó el monto total y además exigió cerca de 450 mil millones adicionales.
Así, de ganancias bastante gruesas, la petrolera nacional pasó a horripilantes pérdidas por alrededor de la última cantidad citada, agujero que debió cubrir con deuda. Y para fortalecer sus finanzas, nada más arrancar 2015 el ministro del (d) año les recortó el presupuesto (52 mil millones de pesos), especialmente en el área de inversión, siempre con la idea de participar en un mercado petrolero en el que compita equitativamente.
Por el lado del endeudamiento, tan sólo en lo que va del gobierno peñanietista –es decir, en los tiempos reformistas y modernizadores– la ex paraestatal incrementó sus adeudos (sin considerar pasivos laborales, que duplican el monto de los pasivos) en 42 por ciento, al pasar, en números cerrados, de casi 60 mil millones de dólares en diciembre de 2012 a 85 mil millones en marzo de 2015. Así, la deuda de Pemex supera al débito del gobierno federal (85 mil contra 79 millones de dólares, respectivamente, al cierre del primer trimestre del presente año). De hecho, tan sólo en el primer trimestre de 2015, para el servicio de su deuda, Pemex destinó más de 70 mil millones de pesos, y sigue endeudándose.
De hecho, la ex paraestatal advierte que el nivel de su endeudamiento podría incrementarse en el corto o mediano plazos, lo que podría tener un efecto adverso en la situación financiera y resultados de operación. Para cumplir con las obligaciones de pago de su deuda, Pemex ha recurrido y podría seguir recurriendo a una combinación de flujos de efectivo provenientes de operaciones, disposiciones bajo las líneas de crédito disponibles y endeudamiento adicional. Debido a su fuerte carga fiscal, Pemex ha recurrido a los financiamientos para llevar a cabo sus proyectos de inversión. Una reducción en la calificación de Pemex podría tener consecuencias adversas en su capacidad para tener acceso a los mercados financieros y/o en el costo del financiamiento. En caso de no poder obtener financiamiento en condiciones favorables, esto podría limitar la capacidad de (la empresa) para obtener mayor financiamiento y limitar la inversión en proyectos productivos financiados a través de deuda. Como resultado, Pemex podría no estar en condiciones de hacer las inversiones necesarias para mantener los niveles actuales de producción, así como para mantener e incrementar las reservas probadas de hidrocarburos, lo que podría afectar adversamente su situación financiera y los resultados de operación.
Por si fuera poco, le recortan el presupuesto. Ello ante la advertencia de la propia ex paraestatal de que si Pemex no es capaz de cumplir con sus planes de exploración y desarrollo para la extracción autorizados por la Secretaría de Energía dentro del plazo especificado para ello, sus derechos para seguir explorando y desarrollando las áreas respectivas pueden ser revocados, lo que puede afectar adversamente los resultados de operación y situación financiera de la entidad. Pemex debe hacer fuertes inversiones para mantener sus niveles de producción actuales y para incrementar las reservas probadas de hidrocarburos de México asignadas por el gobierno federal. Las reducciones en los rendimientos de Pemex, así como su incapacidad para obtener financiamiento, pueden limitar su capacidad de realizar inversiones.
Las rebanadas del pastel
Entonces, si lo anterior no es una política perversa para asfixiar financieramente a Pemex y darle burocrática sepultura, ¿qué es? Lo que queda claro es que aquello de modernizar a la ahora empresa productiva del Estado, con la finalidad de que compita en igualdad de condiciones con los vampiros trasnacionales y émulos internos, no trasciende el discurso.

Fuente: La Jornada - Opinión