miércoles, 10 de junio de 2015

De "ministro" a "magazo" / Los conejos de Videgaray / ¿Cambiará de domicilio?

Carlos Fernández-Vega
Como ministro del año ha sido un sonado fracaso, pero el personaje resurge en calidad de magazo del año, y ahora en esa calidad de su chistera Luis Videgaray saca conejos rosas. Por ejemplo, un mexicanísimo ciclo de aceleración económica, una reducción significativa de la dependencia petrolera de las finanzas públicas, la recuperación del poder adquisitivo de los salarios y, por si fuera poco, la decisión de no incrementar los impuestos ni la deuda, pero sí la de reducir el gasto del gobierno federal.

Aunque en el mundillo del sector público financiero insistentemente corre la versión de que este personaje no tarda en cambiar de domicilio (en el corto plazo lo ven despachando en avenida Pennsylvania 1911, en Washington DC), Luis Videgaray asegura que el ciclo de aceleración económica se sustenta en el raquítico crecimiento de 0.4 por ciento registrado en el PIB mexicano durante el primer trimestre de 2015, una proporción inferior a 0.7 por ciento del trimestre previo y muy por debajo de la observada entre enero y marzo de 2014, cuando fue de 2 por ciento. Pero como es el magazo del año de su chistera sacó el citado ciclo.
Felizmente el espectáculo no quedó allí: como, según su dicho, se reporta una reducción significativa de la dependencia petrolera de las finanzas públicas (por cierto, como Salinas de Gortari, este personaje también decretó, de un plumazo, la despetrolización del erario, con los resultados ya conocidos), a partir de ahora los dos recortes presupuestales por él anunciados (el de enero de 2015 por 124 mil millones de pesos y el que viene en 2016 por 135 mil millones adicionales) deben ser considerados como meras ocurrencias en su etapa fallida como ministro del año y de ninguna manera, tal cual lo dijo en su momento, consecuencia directa del desplome del precio del otrora oro negro nacional.
Por el tercer conejo rosa de la chistera del magazo los mexicanos deben salir a la calle a vitorearlo, toda vez que es un hecho la recuperación del poder adquisitivo del ingreso, producto de una inflación decreciente. Es una maravillosa noticia: a estas alturas la pérdida acumulada del poder adquisitivo es cercana a 80 por ciento en términos reales, pero Videgaray divulga la buena nueva de que la inflación es la más baja desde 1970, al igual que los salarios reales en la actualidad. Con la anunciada recuperación cacareada por el ex ministro del año, de inmediato las calles fueron atiborradas por los 63 millones de pobres oficialmente existentes en el país, y en primera fila los 28 millones a quienes su ingreso no alcanza siquiera para comer.
El socialmente sensible magazo explicó así la recuperación del poder adquisitivo: esta es una cifra que a veces pasa desapercibida, pero creo que es muy reveladora de lo que está ocurriendo en la capacidad de compra de las familias mexicanas y en la decisión de compra de las empresas: la tasa de crecimiento de vehículos en el periodo enero-mayo en el mercado doméstico fue de 20.8 por ciento anual. Es el crecimiento más alto del que se tiene registro en el mercado doméstico y, sin lugar a dudas, el hecho de que tanto familias como empresas estén tomando la decisión de adquirir un mayor número de unidades representa un voto de confianza en el desempeño de la economía personal, la economía familiar y la economía del país (léase esto como la versión actualizada de los 6 mil pesos mensuales de Ernesto Cordero, cuando éste se despachaba en la Secretaría calderonista de Hacienda).
Así es, mexicanos incrédulos: el ingreso no les alcanza para terminar la quincena, pero qué tal rinde para adquirir todo tipo de vehículos automotores y con ello refrendar el voto de confianza en el desempeño de la economía personal, la economía familiar y la economía del país. ¡Ole!
Y como ya llegó, ya está aquí, el ciclo de aceleración económica, no existe dependencia del ingreso petrolero y además se recupera el poder adquisitivo de los mexicanos, el gobierno federal ha decidido no incrementar impuestos ni la deuda pública. Tampoco los precios de los combustibles ni las tarifas eléctricas. Qué bueno que lo aclara, porque después de la reforma fiscal los mexicanos en su conjunto ya no sienten lo duro, sino lo tupido, pues son exprimidos por Hacienda y no hacen más que trabajar o procurar el ingreso para pagar impuestos, mantener el tren de vida de la monarquía y cubrir el voluminoso servicio de una deuda pública que con Enrique Peña Nieto en Los Pinos se ha incrementado en alrededor de 35 por ciento (algo así como 2 billones de pesos, y contando).
Además, independientemente de que en enero pasado aumentaron de una vez para todo el año, los consumidores mexicanos pagan los combustibles (gasolina, diésel y gas) con un sobreprecio de 30 por ciento con respecto a los imperantes en el vecino país del norte (de donde se importa buena parte de los carburantes) y cubren tarifas eléctricas exorbitantes, totalmente fuera de la realidad económica de millones de empresas y, especialmente, de las familias, en un país en el que oficialmente 80 por ciento de la población es socialmente vulnerable.
En fin, como todo marcha de maravilla (el magazo dixit), Videgaray resumió así la hazaña: primero, en un entorno internacional complejo, como lo hemos dicho ya, la economía mexicana está creciendo a un mayor ritmo que otros países comparables; segundo, este crecimiento económico está anclado en una sólida agenda de reformas estructurales y un compromiso invariable del gobierno mexicano por proteger la estabilidad de nuestra economía, y tercero, destacar que uno de los motores del mayor dinamismo de nuestra economía en el arranque del año, y es algo muy alentador, es el consumo doméstico, el consumo de las familias y de las empresas mexicanas, amén de que el mercado laboral está adquiriendo fuerza, y sin duda, junto con la disminución en la inflación, es uno de los determinantes que explican por qué estamos viendo cifras muy positivas en la evolución del consumo.
Por lo anterior, resulta urgente que se materialice la versión del cambio de domicilio. Preferible el daño allá que aquí. De cualquier suerte le haría un favor al país.
Las rebanadas del pastel
En el mismo tono alegre, la versión económica de Videgaray es concomitante con la interpretación del Chucho Carlos Navarrete: la del PRD en el Distrito Federal no es debacle electoral, sino mera recomposición de fuerzas políticas… Y como el gobierno federal no tiene intención de establecer paridad peso-dólar (Hacienda dixit), pues ayer el billete verde se vendió a 15.87 bilimbiques.