jueves, 11 de junio de 2015

Banco Mundial recorta / Economía en decadencia / ¿"Ciclo de aceleración"?

Carlos Fernández-Vega / México SA
Lástima que el despistado Banco Mundial no se enteró a tiempo del show protagonizado por el magazo del año, porque en caso contrario no hubiera recortado, una vez más, la perspectiva mexicana en materia de crecimiento económico para 2015. Y tan no se enteró de lo que Luis Videgaray sacó de su chistera, que el tijeretazo se fue de largo hasta 2017, es decir, tres en uno.

Muy contento estaba el ex ministro del año, presume que te presume su ciclo de aceleración económica (México, sin duda, está entrando en él, según dijo), cuando, ¡zas!, que el Banco Mundial entra en acción y le recortó, en un solo movimiento, su estimación de crecimiento mexicano para 2015, 2016 y 2017 (-0.7, -0.6 y -0.3 puntos porcentuales, respectivamente).
Así, el cuento del perro de la tía Cleta forma parte activa del sexenio peñanietista, especialmente en el caso del visionario Luis Videgaray. Cada que este personaje promete un futuro promisorio, pronostica un avance sostenido y/o anuncia un ciclo de aceleración económica, en cuestión de minutos la realidad le lleva la contraria.
El Banco Mundial divulgó ayer su informe Perspectivas económicas globales, por medio del cual hace un llamado a la comunidad de naciones para ajustarse los cinturones de seguridad, pues el panorama de la economía global tiene color de hormiga. Así, redujo a 2.8 por ciento su promedio de crecimiento mundial para el presente año.
De hecho, los tijeretazos aplicados por la institución financiera comenzaron con Estados Unidos (-0.5 puntos porcentuales para 2015 y -0.2 para 2016), algo que tampoco ayuda al show del magazo del año, pues en su presentación del pasado lunes aseguraba que una buena noticia para México es que la economía de Estados Unidos ha retomado su ritmo de crecimiento.
Concretamente para el caso mexicano, tras el recorte del Banco Mundial la estimación queda así: en 2015 la economía crecería 2.6 por ciento; 3.2 por ciento en 2016 y 3.5 por ciento en 2017 (ello sin considerar una nueva revisión a la baja en la segunda mitad del presente año). Con este panorama, y sumando el resultado de los dos primeros años del sexenio peñanietista, el crecimiento anual promedio en el periodo 2013-2017 a duras penas alcanzaría 2.5 por ciento (el promedio de las últimas tres décadas), algo que ni lejanamente embona con aquello del ciclo de aceleración económica.
Para los analistas de la citada institución financiera la economías más frágiles son aquellas altamente dependientes de la exportación de materias primas, especialmente petróleo, como México entenderá (Videgaray asegura que las finanzas nacionales están despetrolizadas), por lo que estamos recomendando a las naciones, especialmente a las economías emergentes, que se ajusten los cinturones, pues los precios del crudo se desplomaron en alrededor de 50 por ciento. Y de cereza está que los países deben prepararse ante el alza de las tasas de interés en Estados Unidos, que aumentaría los costos de endeudamiento para las economías en desarrollo (y México se ha endeudado a paso veloz en los sexenios calderonista y peñanietista).
En sus Perspectivas económicas globales, advierte que es claro que en México la actividad económica se desaceleró como resultado de los marcadamente menores precios del petróleo, lo que podría reducir los dividendos de crecimiento a corto plazo de la reforma del sector de la energía, amén de un débil primer trimestre de crecimiento de Estados Unidos, con el añadido de que al avance salarial ha sido más que modesto –por no decir inexistente–, lo que ni de lejos fortalece al mercado interno y mucho menos el poder adquisitivo de los mexicanos. En síntesis, lo contrario de lo presumido por el magazo del año en su show del lunes pasado.
Si el modelo económico implantado 33 años atrás, y si el titipuchal de reformas necesarias para el país hubieran sido exitosos, a estas alturas México reportaría (según lo prometido) tasas anuales de crecimiento superiores a 6 por ciento, con lo que de tiempo atrás el país y sus habitantes habrían salido del hoyo. Pero como hubiera no existe, la economía nacional va de mal en peor, amamantando del enfermo vecino del norte y sin visos de mejoría.
Por cierto, para 2015 el organismo financiero recortó el crecimiento de Estados Unidos a 2.7 por ciento, contra su estimación de 3.2 por ciento de enero, y lo redujo de 3 a 2.8 por ciento para 2016. Al respecto señaló que la economía de Estados Unidos tuvo un débil desempeño en el primer trimestre de 2015, debido en gran parte al mal clima en el invierno boreal, la apreciación del dólar, interrupciones en los puertos y profundos recortes al gasto en el sector energético.
Tres décadas atrás China crecía mucho menos que México y nadie le daba un peso. A la vuelta de la historia inmediata, el país asiático se ubica como la segunda potencia económica mundial y es cuestión de muy poco tiempo para que desbanque a la gringa, si no es que en los hechos ya lo hizo. Por el contrario, la economía mexicana se mantiene atornillada al suelo y cada día más dependiente a la economía estadunidense, la cual no cacha ni picha ni deja batear. En este sentido, nada alentadora resulta la advertencia del Banco Mundial, en el sentido de que una desaceleración de base amplia parece estar en marcha en los países en desarrollo, que podría profundizarse por el endurecimiento de la política monetaria estadunidense que puede sacudir aún más la de por sí endeble estructura económica del planeta.
El más reciente informe del Banco Mundial señala que con todo y el desbarajuste mundial que prevalece, en este 2015 la economía china crecerá 7.1 por ciento, casi tres veces más que la mexicana, y se mantendrá en ese tenor en los años subsiguientes. Por su parte, India (también integrante de los BRICS) crecerá no menos de 7 por ciento, con ganas de que supere 8 por ciento. El Banco Mundial no modificó su estimación para China y aumentó la relativa a India. Para México, la mejor perspectiva, con más imaginación que hechos, no pasa de 3 por ciento (para 2016, si bien va), sin considerar más de tres décadas en el hoyo. Eso sí, desde el micrófono oficial se presume un onírico ciclo de aceleración económica.
Las rebanadas del pastel
Qué bueno: la inflación general cerró mayo en 2.88 por ciento… pero los precios que más importan a los mortales corresponden a los alimentos, que en igual mes se incrementaron 7.5 por ciento. Entonces, hay de precios a precios.