26 mayo 2015 | Juan Carlos Cruz Vargas | Proceso
MÉXICO, D.F. (apro).- Calzada de Tlalpan fue despejada de la propaganda electoral que colgaba en postes, puestos de periódicos, paredes y puentes. La gran avenida que conecta al centro con el sur de la ciudad también quedó paralizada en su sentido norte por más de siete horas ante la marcha de los padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa, Guerrero, desaparecidos en septiembre pasado.
“¡26 de septiembre no se olvida, es de lucha combativa!”, “¡1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 20… 43 justiciaaaa!”, “¡Ojo por ojo, diente por diente, que chingue a su madre, el puto presidente!”, fueron las consignas que prendieron en el aire caluroso de la ciudad por parte de más de 20 padres de familia que, con el rostro serio y sus voces quebradas o luego enardecidas, advertían al gobierno de Enrique Peña Nieto que no habrá elecciones en paz mientras no aparezcan los jóvenes guerrerenses.
Los pasos de los padres, quienes fueron acompañados por estudiantes e integrantes del Frente Popular Francisco Villa Independiente (FPFVI), emprendieron su caminata a eso de las 11 de la mañana desde el Metro General Anaya. Desfilaron lento, con el sol a plomo y las miradas puestas de los pasajeros del Metro, quienes tomaban fotos y murmuraban.
Detrás de ellos, la congestión vial, tráfico desde el cruce de Tlalpan con División del Norte, automóviles a vuelta de rueda que buscaban alternativas.
El contingente también fue custodiado por una fila de granaderos que formaban barreras en establecimientos como bancos, restaurantes y oficinas gubernamentales para evitar pintas de los jóvenes anarquistas que se colaron en la marcha. No eran más de seis pero dejaron su huella en las paredes del Metro.
Familiares de los 43 queman propaganda electoral en la Ciudad de México. Foto: Hugo Cruz
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Vestidos de negro y mochilas a la espalda, los anarcos caminaban empuñando palos sin provocar mayores daños. Sólo pintas, aunque también quitaban toda propaganda de partidos políticos, sin distinción. Los del FPFVI hicieron lo propio en repudio de la llamada “farsa electoral”.
Algunos comercios cerraron sus cortinas ante el paso del contingente, otros observaban con reserva, los menos gritaban consignas de apoyo a los padres.
Cerca de las 3 de la tarde, los inconformes se detuvieron a la altura del viaducto Río de la Piedad. Hubo un descanso. Los granaderos aprovecharon para tomar un refrigerio: una torta, un refresco y una fruta.
Las mantas y lonas con las fotos de los estudiantes quedaron extendidas sobre los carriles de la avenida por donde circulan miles de carros diariamente. Mientras que dentro de la camioneta del FPFVI quedó almacenada la propaganda electoral decomisada, misma que sería quemada después del mitin en el Hemiciclo a Juárez.
Entre otras imágenes que acompañaron la movilización destacaron las de los 43 normalistas desaparecidos, la de Nestora Salgado García, excoordinadora de la policía comunitaria de Olinalá, actualmente presa, y mantas con la efigie de héroes revolucionarios como Villa o Zapata.
El contingente continuó y no tardó en frenar de nuevo su paso; la razón fue el bloque de granaderos que obstruyó la entrada al Zócalo, a la altura de la avenida San Antonio Abad (continuación de Tlalpan) y Lucas Alamán. En ese punto había hasta tres filas de policías, camionetas de la SSP y un camión evitando que los manifestantes desembocaran a las calles del Centro Histórico.
Mientras los padres de los estudiantes manifestaban su descontento, Peña Nieto y la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, tuvieron un acto en Palacio Nacional. Por eso el cerco formado por vehículos de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP).
Transcurrió una hora y las nubes aplacaron el calor sofocante, momento que aprovechó Israel de Rosas Gazano, director general de Concertación Política y Atención Ciudadana del GDF, para hablar con el vocero del comité de padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa, Felipe de la Cruz, y redefinir el derrotero de la marcha.
Los inconformes cedieron y el contingente dobló por Lucas Alamán para después dar vuelta por Doctor Vértiz, hasta desembocar en el monumento en honor a Benito Juárez. En esas calles, el grito tuvo más eco ante la cercanía de los edificios. Los pequeños comercios cerraban sus locales, los oficinistas observaban la manifestación.
Algunos jóvenes hacían señas obscenas a quienes comían en restaurantes de los grandes hoteles, dejaban pintas y continuaron arrancando toda imagen de partidos y políticos.
Clemente Rodríguez, padre del normalista desaparecido Cristian Alfonso, dijo a Apro: “Estamos cansados, pero no derrotados. Vamos a seguir, a pesar de que son ya ocho meses estamos firmes porque nuestros hijos están vivos. No sé cuántos días van, a pesar de que el gobierno nos está reprimiendo”.
Cuenta que hace unas semanas los militares lo intentaron intimidar en Morelos, porque presuntamente manejaba una camioneta robada. Fue detenido por seis horas y luego lo soltaron porque les advirtió que, si le pasaba algo, era responsabilidad del Ejército.
“Yo voy a seguir hasta encontrar a mi hijo… Los vamos a encontrar, tarde o temprano”, soltó. Don Clemente también refrendó que en Guerrero no dejarán colocar las casillas para que se lleve a cabo la jornada electoral del próximo domingo 7 de junio.