Sabina Be3rman - Proceso

El modelo no es raro. Opera de común en los periódicos y las
revistas, las televisoras y las radiodifusoras. Eso en la mayoría de los
medios mexicanos, pero también en los estadunidenses, europeos y
asiáticos.
¿Para qué desean ese poder los dueños? La respuesta tampoco es
evidente. En los últimos 20 años el interés de los dueños de los medios
ha ido cambiando lenta pero inexorablemente, y siempre quedándose sin
decir, indecible.
Hace 20 años se decía que los medios vendían contenidos. En el caso
de sus espacios de periodismo, se decía que vendían noticias. Y se
sobreentendía que las noticias más valiosas eran las que horadaban al
Poder y decían lo que el Poder ocultaba de los ciudadanos. Esa zona
oscura e indecible del Poder que a menudo es también ilegal.
A noticias más relevantes para el público, y a menudo más peligrosas
para el poder, mayor rating de público. A mayor público, más anunciantes
pagaban una cuota más alta a los dueños de los medios. El rating es el
rey: esa era la frase hecha de aquellos tiempos. Aquellos tiempos idos…
Fragmento del análisis que se publica en la edición 2004 de la revista Proceso, ya en circulación.