viernes, 9 de enero de 2015

La gran contradicción

La Jornada - El Correo Ilustrado
La noticia de que México se podría convertir en importador de petróleo, siendo el noveno país exportador, suena absurda. Al país que le compraría sería Estados Unidos, al que le ha estado exportando grandes cantidades de petróleo crudo, materia prima de la que sin de la que sin duda se beneficia, pues ellos sí le
sacan provecho al darle valor agregado, mientras nuestro país no ha podido o querido aprovechar de manera precisa la oportunidad para desarrollar la industria nacional y crear nuevas refinerías, que vendrían a disminuir la tasa tan alta de desempleo que existe.
Estados Unidos planeó durante años convertirse de un país importador en exportador de hidrocarburos, pero sin tocar sus reservas, pensando en que algún día ya no habría ese energético fósil, el cual querían asegurar estratégicamente.
Acumuló tanto petróleo que ha provocado la sobrexplotación de este producto y generando que los precios bajen, causando daños severos a los países exportadores a gran escala, entre ellos México, Venezuela, Brasil y Rusia.
Nuestro país mantuvo su economía basada en el petróleo, fue su principal bastión y palanca de desarrollo, al menos eso se pensaba antes de que hicieran la reforma energética los neoliberales en turno. El imperialismo estadunidense presiona para colocar sus exportaciones a precios muy bajos perjudicando a los demás productores, sobre todo a Rusia, Venezuela y México.
Tal vez sea necesario que México, al igual que otros países, dejase de ver el petróleo como base de su economía y se enfocara en sustituirlo con otros productos, al mismo tiempo que diversifica su comercio y entra a una etapa de sustitución de energías fósiles contaminantes por energías renovables limpias.
El comerciar diversificando las divisas basadas en patrón oro sería el siguiente paso.
Luis Langarica Arreola