domingo, 4 de enero de 2015

Hay condiciones: es la hora de la refundación nacional

La única manera de superar la cultura delictiva del PRI –“maestro de la corrupción”–, es aprovechar este momento de inflexión por el que atraviesa el país y refundar la nación, comenta a Proceso el escritor Javier Sicilia. Y recapitula los puntos que ha esgrimido en las páginas de este semanario las últimas semanas en su debate contra quienes critican su propuesta de boicotear las elecciones. Lo primero es impulsar un nuevo Constituyente y luego la creación de un Comité de Salvación Nacional donde la voz cantante la lleve la ciudadanía, no la partidocracia, sostiene el entrevistado.
4 enero 2015 | Arturo Rodríguez García | Proceso
MÉXICO, DF (Apro).- Javier Sicilia retoma la expresión de Ayotzinapa: es un momento de inflexión. Él también lo cree y, con el arranque de la elección intermedia para renovar la Cámara de Diputados y numerosas elecciones locales en 17 entidades, llama a la abstención, pues considera que la vía electoral caducó y, por lo tanto, debe reconstruirse al país sin la clase política ni los partidos.

"Suena difícil, utópico, pero las condiciones están ahí. Es, como lo han dicho en Ayotzinapa, un momento de inflexión. Si no lo aprovechamos y no sabemos ir más allá de la protesta a la propuesta de una refundación nacional, lo que se nos va a venir es un ahondamiento más grave y terrible del infierno que ya estamos viviendo", sostiene.

Considera una opción para salvar el sistema tradicional: que entre otras acciones, el Gobierno de México presente a los normalistas desaparecidos y castigue a quienes posibilitaron el crimen y no sólo a los autores materiales; revertir las reformas estructurales hasta que el país esté en paz y haya consenso; reconocer la existencia de las redes de corrupción y que se sancione a los implicados.

Como la clase gobernante no lo hará, sostiene Sicilia, además del boicot electoral debe mantenerse la construcción de un nuevo Constituyente —como proponen el obispo Raúl Vera y los zapatistas, respectivamente—, para luego articular un Comité de Salvación Nacional que se convierta en gobierno en 2018.

El pasado 18 de noviembre, el presidente Enrique Peña Nieto hizo una advertencia. Inmerso el país en movilizaciones por lo ocurrido en Iguala, Guerrero, en septiembre pasado, así como el escándalo de la Casa Blanca de su esposa, construida y financiada por un contratista gubernamental, Peña Nieto dijo que no se iba a detener ante quienes parece que quieren desestabilizar al país, generar desorden social y atentar contra su proyecto de nación.

En entrevista con Proceso, luego de hacer el planteamiento de refundación nacional, se le recuerda a Sicilia el discurso presidencial. Y él responde:

"Es una expresión de su ceguera e incapacidad política para mirar la realidad. Quienes han desestabilizado al país son ellos: la clase política. Más de 100 mil muertos, 30 mil desaparecidos, Ayotzinapa y Tlatlaya, cerca de 500 mil desplazados. Esa es la desestabilización del país.

"Lo otro, las propuestas de las que estamos hablando, son un intento por estabilizarlo frente a la inoperancia de ellos y el camino que eligieron de seguir destrozando a la nación: el proyecto de nación de Peña Nieto —tan parecido al de Felipe Calderón, a quien no le cuajó— es absolutamente desestabilizador de la vida civil, social y política del país".

URNAS SANGRIENTAS

Por el asesinato de su hijo Juan Francisco, en marzo de 2011, Javier Sicilia convocó a miles de víctimas de la "guerra" de Felipe Calderón, que integraron el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD). A casi cuatro años, su visión es que en el crimen organizado no son tan relevantes los cárteles y los capos como la mezcla absoluta de partidos, gobiernos y clase empresarial.

Para Sicilia, que la política de seguridad se centre en matar o encarcelar a los capos multiplica el verdadero crimen organizado que se compone de complejas redes interactuantes con la política, la economía y los gobiernos; es decir, con servidores públicos, líderes políticos, empresarios, banqueros, prestanombres, expertos en operaciones cambiarias.

"Evidentemente, el modelo de Estado está agotado, podrido, corrompido. Hay que refundar al país", subraya.

Las elecciones están manchadas de sangre y dolor en las urnas, e ir a votar es legitimar lo que ya se ha legitimado en los últimos ocho años, con los gobiernos de Felipe Calderón y Peña Nieto. "Ir a las urnas es legitimar y solidarizarse con los crímenes que vengan", reitera.

Sicilia insiste en que no hay opción en la vía partidaria, pues ésta ha legitimado el crimen. Ejemplifica con José Luis Abarca Velázquez, "personaje siniestro" y visible, que a diferencia de quienes en la sombra posibilitaron lo ocurrido con los normalistas de Ayotzinapa, llegó a la alcaldía de Iguala legitimado por las elecciones.

El abstencionismo —explica— no va contra la democracia; "el abstencionismo es un acto democrático cuando las vías naturales de la democracia se han corrompido".

No obstante, el entrevistado considera que el boicot debe ir acompañado de demandas a los gobiernos y a los partidos. Si éstos quieren salvar la vía democrática que se conoce tradicionalmente, y aunque sea previsible que no las van a cumplir, deben expresarse.

Se trata de detener las reformas estructurales —dice—; que el país esté en paz y cuente con un verdadero respaldo democrático: la presentación, como quieren los padres de Ayotzinapa, de los 42 normalistas desaparecidos y no sólo el castigo a los actores directos del crimen, sino a los que en las sombras lo hicieron posible, pues no se trata de un hecho aislado.

Además, debe liberar a todos los presos políticos; que hagan un reconocimiento de las redes delictivas entre instituciones políticas y privadas, y crear una jurisprudencia que posibilite una investigación y sancione a quienes realmente están metidos en las redes de complicidad.

Luego, convocar un Congreso Constituyente como el que propone el obispo Vera; que le devuelvan a la ciudadanía las instituciones, entre éstas, el Instituto Nacional Electoral, el Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos —"ninguna cosa más inútil y más a favor del crimen organizado que la CNDH", sobre todo durante la gestión de Raúl Plascencia— y dejen de ser manejadas por las partidocracias.

LA PEDAGOGÍA CRIMINAL

Javier Sicilia es escritor y en la lengua encuentra el símil. La Constitución es al país lo que la gramática a la lengua. La gramática no determina cómo se habla; la Constitución no dice cómo está constituido el país. Si fuera así, dice, seguiría utilizándose la Gramática de Nebrija, un tratado escrito en 1492.

"De igual manera, la Constitución de 1917 ya no representa a la nación; está parchada, violentada, traicionada, como dice don Raúl Vera... Y las formas en que la nación se ha constituido son muy distintas a las del 17, como la emergencia de los pueblos indígenas y las autonomías, cosas que habían sido negadas por la idea del Estado nación que se trajo de Europa.

"Esas formas de organización están emergiendo y diciendo: nuestro país es distinto y necesitamos un pacto social de otra naturaleza, porque el que está no funciona".

Y es que, a su juicio, el Estado, en lugar de brindar seguridad, da inseguridad; no genera la paz, sino la violencia; en lugar de dar justicia, da impunidad. No funciona.

Según Sicilia, la refundación del país la está expresando el obispo Vera López y es la voz de mucha gente. También lo han expuesto los zapatistas. Se trata de algo que está en la nación, cuyos actores deben reunirse y consensuar, que se expresa cada vez más frente a lo que denomina la tragedia, la emergencia nacional, la crisis humanitaria, en tanto los partidos son incapaces de discutir y están muy alejados de las necesidades ciudadanas.

Fuente: Proceso