miércoles, 1 de octubre de 2014

Nadie celebró a los Forbes / ¿Que 20 años no son nada? / Larrea: permisos ilegales

México SA-Carlos Fernández-Vega
Alo largo de 2014 se han celebrado –o repudiado, según sea el caso– distintos acontecimientos registrados en el país 20 años atrás –durante el último cuan agitadísimo año de Carlos Salinos, formalmente, en Los Pinos–, y esas efemérides incluyen el arranque del TLCAN, el levantamiento zapatista, el ingreso de México a la OCDE, los asesinatos de Luis Donaldo Colosio y José Francisco Ruiz Massieu, la caída libre de las reservas internacionales, la fuga de capitales, los errores de diciembre, el desplome del tipo de cambio y el comienzo del caos económico, entre otros.

Todo tipo de sucesos se registraron en 1994, y dos décadas después sus consecuencias permanecen en la agenda política y económica del país. Sin embargo, en este 2014 de celebraciones y repudios nadie ha tenido la delicadeza de conmemorar el vigésimo aniversario de la consolidación del corporativo denominado México, Sociedad Anónima, cuya manifestación más ostentosa es la impúdica multiplicación de las fortunas, marca Forbes, de los amigos del régimen en turno, producto de la política económica depredadora instaurada por el inquilino de Los Pinos que prometió solidaridad (y cumplió, aunque no precisamente a los mexicanos).

Salvo los muy pocos directamente beneficiados, que celebran en la intimidad, nadie incluyó esa efeméride en la abultada agenda de conmemoraciones y repudios de este 2014, y lo cierto es que sin ese corporativo difícilmente se alcanzaría a entender la cruda realidad nacional ni las razones por las cuales México se mantiene en el hoyo.

En este contexto, en 1994 y en plena sacudida político-económica del país, causó revuelo la aparición de 24 empresarios mexicanos en el selecto inventario de multimillonarios de la revista Forbes, magnates que se codeaban con las grandes fortunas del mundo, mientras México zozobraba.

En aquel entonces, esos 24 magnates autóctonos acumulaban fortunas por un total de 41 mil 900 millones de dólares, un monto casi siete veces mayor al registrado por las saqueadas reservas internacionales del Banco de México al cierre de 1994, cuando apenas sumaron 6 mil 148 millones de billetes verdes, contra 24 mil 978 millones al iniciar ese mismo año.

Mágicamente, entre los ricos más ricos del país aparecieron empresarios asociados a la comisión de financiamiento para la campaña presidencial de Carlos Salinas de Gortari, entre ellos quienes se quedaron con las grandes joyas de las empresas del Estado privatizadas por CSG, como en el caso de Carlos Slim, Jorge Larrea (el papá de Germán, el de Pasta de Conchos y Cananeas), Enrique Molina Sobrino, Roberto Hernández, Alfredo Harp y Alberto Bailleres.

Concluido, formalmente, el sexenio salinista –con su cabeza visible entre la huelga de hambre y el exilio irlandés–, la lista de magnates se redujo a diez, aunque los amigos del amigo se mantuvieron no sólo en ese inventario, sino en las primeras posiciones.

Dos décadas después, el inventario de magnates mexicanos marca Forbes es de 16, pero con una fortuna conjunta por 142 mil 900 millones de dólares (3.4 veces mayor a la de 1994 y equivalente a 12 por ciento del producto interno bruto a precios actuales), en un país cuya tasa anual promedio de crecimiento económico a duras penas sobrepasó 2 por ciento en el periodo, aunque no sólo aumentaron esas fortunas, sino el número de mexicanos en pobreza: entre el sexenio salinista y el actual pasó de 38 a 63 millones, y contando.

Lo anterior, desde luego, sin considerar los más de 250 mil millones de dólares que durante la docena trágica panista (la de Fox y Calderón, para quienes no la ubiquen) salieron del país para invertir o depositar en terceras naciones. Para dar una idea de qué se trata, vale mencionar que en 1994 la fuga de capitales oficialmente reconocida fue cercana a 19 mil millones de dólares, suficiente para desplomar todo lo demás.
En su informe anual 1994 el Banco de México sostiene que la fuga de capitales registrada por aquellos ayeres (ahora la denominan exportación de capital) no es sorprendente, pues eventos políticos y delictivos, como los ocurridos este año, tienden a reducir abruptamente el rendimiento esperado, ajustado por riesgo, de invertir en el país; ello, aunado a la mayor movilidad actual del capital, provoca ajustes de cartera de gran rapidez y magnitud, virtualmente imposibles de contrarrestar mediante alzas en las tasas de interés.

Por ejemplo, en dicho informe el Banco de México detalla que el asesinato del candidato priísta a la Presidencia de la República, Luis Donaldo Colosio, significó para el país la pérdida prácticamente instantánea de 10 mil 388 millones de dólares en reservas internacionales. En 2014 ese monto resulta un poco mayor a la fortuna acumulada por un solo empresario: Ricardo Salinas Pliego.

A estas alturas, el hombre más rico de México, Carlos Slim, acumula una fortuna 12 veces superior a la registrada por él mismo 20 años atrás. En ese mismo periodo Germán Larrea, heredero de los mil 100 millones de billetes verdes que le dejó su papá (Jorge Larrea, El Azote), vio crecer su alcancía 14 veces, y otro barón de la minería, Alberto Bailleres, en casi siete tantos. Otros, simplemente salieron del inventario Forbes o, como en el caso de Enrique Molina Sobrino –que en 1994 acumuló mil 400 millones–, se vieron en la penosa necesidad de abandonar el país por causas mayores ligadas a procesos judiciales o a simples recomendaciones de los amigos.

En fin, a 20 años de distancia nadie recordó una de las fechas memorables y una principales causas por las que este país permanece en el hoyo y su población en la miseria. Y así permanecerá mientras no se modifique la política económica y pase a retiro el corporativo político-empresarial que desde los tiempos salinistas sentó sus reales e hizo de este país su gran negocio.

Las rebanadas del pastel

Mientras al erario le entra un ataque de nervios por la caída del ingreso petrolero, el gobierno federal le permite al Grupo México de Germán Larrea que pague en abonos el ecocidio ecológico cometido por su subsidiaria Buenavista del Cobre, y acceder de forma ilegal a millones y millones de litros de agua potable, mediante permisos nada trasparentes otorgados en los sexenios de Ernesto Zedillo y Vicente Fox, de acuerdo con la Conagua… Y Gastón Azcárraga se mantiene intocado en Estados Unidos, mientras los 8 mil 500 trabajadores de Mexicana de Aviación están totalmente desprotegidos.