domingo, 14 de septiembre de 2014

Televisa-TV Azteca Un divorcio simulado

El matrimonio por conveniencia entre Televisa y TV Azteca en el caso de Iusacell sólo duró tres años y terminó el miércoles 10 en un divorcio simulado, aseguran analistas consultados por Proceso, tras conocer que la empresa de Emilio Azcárraga Jean vendió sus acciones a Ricardo Salinas. Para Ramiro Tovar Landa, investigador del ITAM, el rompimiento de la sociedad “no es un fracaso privado, sino un fracaso de política pública en el manejo del espectro radioeléctrico”. Y arguye: a pesar de la colusión de mercado entre ambas televisoras, del apoyo de las autoridades, Iusacell simplemente no creció.
14 septiembre 2014 | Jenaro Villamil | Proceso
Polémica desde el principio, la sociedad de Televisa y TV Azteca en Grupo Iusacell –la compañía de telefonía móvil que pretendía competir con América Móvil– se deshizo el miércoles 10, según un escueto comunicado difundido por la Bolsa Mexicana de Valores (BMV).

La noticia provocó gran escepticismo de los observadores y analistas que consideran esa operación como un “divorcio simulado”.

Tres años después de anunciarla y a dos de ser autorizada por la Comisión Federal de Competencia (CFC) y por la entonces Comisión Federal de Telecomunicaciones, Emilio Azcárraga Jean vendió 50% de sus acciones en 717 millones de dólares, asumiendo una “pérdida en libros” de 320 millones de dólares.

Originalmente, el consorcio invirtió mil 565 millones de dólares en “deuda convertible” y 37.5 millones de dólares en capital para adquirir 50% de Grupo Iusacell, propiedad de Ricardo Salinas Pliego desde 2003. La compañía de Azcárraga Jean se comprometió a invertir 800 millones de dólares en tres años; es decir, hasta 2015.

El objetivo de la fusión era que Iusacell elevara su participación de 8 a 15 o 20% en un mercado dominado en más de 70% por América Móvil, consorcio de Carlos Slim. La justificación de las autoridades para darle visto bueno a la sociedad entre las dos compañías que dominan 93% de las frecuencias en televisión abierta fue que era “necesaria” y “benéfica” para hacer frente a un monopolio, aunque se coludieran los presuntos competidores en contenidos mediáticos.

La BMV aclaró en su comunicado del miércoles 10 que la separación de las televisoras aún está sujeta a condiciones, como la aprobación del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), el organismo regulador que tampoco pudo frenar la compra reciente de Grupo Televisa del 100% de la compañía de televisión por cable, Cablecom.

En su cuenta de Twitter, Ricardo Salinas Pliego oficializó la transacción con el siguiente mensaje: “El día de hoy adquirí el 100% de Iusacell. Agradezco mucho a @EAzcárraga por estos tres años de sociedad”.

El propietario de Grupo Salinas, que controla otras empresas, como Elektra, Banco Azteca, mineras y hasta generadores de energía eólica, agregó que “en breve anunciaremos un socio estratégico para Iusacell”.

Hasta el momento, se desconoce quién podría ser su socio, ya que Iusacell ocupa un lejano tercer lugar tras las dos grandes compañías que dominan el mercado de telefonía móvil: Telcel de América Móvil, con 70%, y Telefónica Movistar, con 19%.

Para el especialista Ramiro Tovar Landa, el rompimiento de la sociedad “no es un fracaso privado, sino un fracaso de política pública en el manejo del espectro radioeléctrico”.

Durante el sexenio de Felipe Calderón, dice a Proceso, se dieron facilidades para que Televisa ingresara al mercado de telecomunicaciones comprando cableras, asociándose a Nextel –con quien participó en la Licitación 21– y para que Iusacell saliera de sus deudas.

“A pesar de la colusión de mercado entre ambas televisoras, del apoyo de las autoridades, ni Iusacell ni Nextel crecieron”, afirma el también profesor del ITAM.

A partir de los datos de 2010, cuando se realizó la última licitación del espectro para telefonía móvil, según Tovar Landa, Iusacell y Nextel tienen 44% del espectro disponible, pero sólo 13% del mercado, mientras que Telcel tiene 31% del espectro, pero 70% del mercado, y Telefónica, su lejano segundo competidor, tiene 25% del espectro y 19% del mercado.

“Aquí está muy claro quién ha hecho un uso más eficiente del espectro: Telcel y Telefónica, que han realizado la mayoría de las inversiones. Iusacell y Nextel están sentados sobre una mina de oro que es su cantidad de espectro, que le ha costado al país, pero no han invertido. Por eso digo que es un fracaso de política pública”, insiste el entrevistado.

Para el senador del PAN Javier Corral Jurado, crítico desde hace más de una década de los favores que el gobierno federal le ha dado a Televisa, esta operación es “otra enorme simulación”.

“Es una medida estratégica de ambas televisoras ante el anuncio sorpresivo que realizó Carlos Slim para desincorporar entre 20 y 30% de sus activos de América Móvil. Iusacell no va a poder utilizar la infraestructura de Slim y tendrán que invertir. En realidad, se están preparando para unirse a Telefónica”, interpreta el legislador.

Desde el 30 de julio pasado circuló la versión de que la compañía española Telefónica negociaba con Televisa la adquisición de 100% de Iusacelll.

La empresa que dirigió en México el exsecretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz, informó ese día a la Comisión Nacional de Valores de España que existía “un proceso de negociación, no habiéndose alcanzado ningún acuerdo al respecto”.

Y Salinas Pliego escribió en su cuenta de Twitter: Iusacell “no está a la venta”. Incluso aprovechó para lanzar mensajes a favor de la reforma de telecomunicaciones: “La nueva ley nos da certidumbre y confianza para seguir creciendo. Estoy muy optimista del futuro de Iusacell. Seguiremos invirtiendo para crecer”.

La presión de Slim

El detonador de la medida no fue la aprobación de la nueva Ley Federal de Telecomunicaciones, sino el sorpresivo anuncio de América Móvil de que estaba dispuesto a vender entre 20 y 30% de sus activos para dejar su condición de agente económico preponderante. Es decir, para disminuir de 70 a menos de 50% del mercado en telefonía móvil.

Frente a este anuncio, Corral Jurado expone: Televisa y TV Azteca “ya están viendo venir la doble competencia. Cualquiera de los interesados en adquirir la infraestructura de América Móvil los va a desplazar en telefonía móvil. Tengo información de Bank Of América de que existen, por lo menos, 10 compañías interesadas en adquirir los activos de Slim.

“La jugada reciente es porque Slim los descolocó al anunciar la venta de sus activos. Ahora resulta que la verdadera competencia en telecomunicaciones la va a generar el propio monopolio telefónico y las televisoras ya no podrán vivir de las tarifas de interconexión cero.”

–¿Cómo interpreta todas las facilidades que se le dieron a Televisa y luego a TV Azteca desde la Licitación 21? –pregunta el reportero a Corral.

–Ellos tuvieron un acaparamiento indebido del espectro para telecomunicaciones. Lo inutilizaron. No quieren invertir, sólo quieren recibir favores del poder.

“A pesar de las condonaciones fiscales, licitaciones favorables y el apoyo desde Los Pinos, ambas televisoras han sido un fracaso en telefonía móvil.”

–¿Por qué Slim puede hacer esta jugada?

–Porque tiene suficiente dinero. Durante 20 años expolió al mercado y logró avances con inversión real. En la negociación de la Ley Federal de Telecomunicaciones reciente, Slim negoció con la Presidencia el artículo 12 transitorio que le permite vender una parte de sus activos y dejar de ser agente económico preponderante. Pensaron que no lo iba a hacer. Y les movió el mercado.

“Mal negocio” para Televisa

Jorge Fernando Negrete, director de Mediatelecom, considera que la alianza con TV Azteca fue “un mal negocio y una estrategia fallida” más para Televisa que para la compañía de Salinas Pliego.

“La alianza con TV Azteca a través de Iusacell le atrajo descalificaciones a Televisa por coludirse con su único competidor real en el mercado de la televisión abierta, situación inédita en un mercado altamente concentrado como el mexicano”, asegura.

“(Televisa) le apostó a las medidas regulatorias y al cabildeo político, no a la inversión para hacer crecer el negocio y hacerlo rentable –detalla–. Complementó con una oferta agresiva de precios y promociones, no necesariamente acompañados por calidad e innovación. Prácticamente, la totalidad de la inversión aportada por Televisa se enfocó a saldar deudas de la compañía celular.”

Para el especialista, quien pierde más es Televisa tras su aventura con Salinas Pliego. Y enumera algunas consecuencias: la empresa de Azcárraga Jean tuvo que pagar una multa de 53.8 millones de pesos por incumplir las obligaciones impuestas por la extinta CFC; exhibió su falta de experiencia, de visión estratégica e inversiones; e incumplió las seis condiciones que se le pusieron en junio de 2012, cuando se autorizó la fusión.

En su análisis Estrategias detrás de la compraventa de Iusacell, Negrete aportó más datos del mal manejo de la compañía. A julio de 2014, la empresa de telefonía móvil recibió 65 mil 992 nuevos usuarios, pero dejó escapar a 2 millones 95 mil 73 suscriptores. Al final, tuvo una pérdida neta de 2 millones 29 mil 88 de clientes.

Iusacell también fue la compañía que más quejas recibió en proporción a su número de usuarios. Según datos del IFT, entre septiembre de 2013 y marzo de 2014, Iusacell recibió mil 215 quejas; en comparación con Telcel, que recibió 890 en el mismo periodo, pero con un mayor número de usuarios.

“Televisa no logró consolidar la estrategia de que Iusacell no sólo fuera una red de telefonía celular, sino un sistema de distribución de contenidos a través de dispositivos móviles como teléfonos celulares, smartphones y tabletas, entendidos como plataformas de entretenimiento”, abundó Negrete.

Por su parte, Tovar Landa recuerda que hay “un patrón de conducta” en el manejo de sus empresas de Salinas Pliego: siempre defrauda a accionistas minoritarios o sale ganando a través de innumerables litigios.

“Por una buena temporada, Salinas Pliego no pudo entrar a la bolsa estadunidense ante las irregularidades del caso Codisco-Unefón”, recuerda Tovar.

“La rivalidad que antes tenían Televisa y TV Azteca la llevaron al terreno de los negocios. Y se ‘casaron’, porque algo los unía, y porque desde el gobierno de Felipe Calderón los alentaron”, insiste.

Primero, ambas televisoras se unieron en enero de 2011 para sacar de los anuncios publicitarios de la pantalla televisiva a todas las empresas del Grupo Carso, “utilizando su poder sustancial en el mercado de la televisión abierta y sin que la CFC investigara esta irregularidad”.

El “amor apasionado” entre Televisa y TV Azteca lo llevaron hasta el fenómeno de la multipropiedad en el futbol y el “clímax” fue la fusión al 50% en Iusacell, poco después de la fracasada sociedad entre Nextel y Televisa en la Licitación 21.

La “simulación” del duopolio

Desde un principio, la improbable sociedad de dos televisoras que competían en el mismo mercado fue negada por los voceros de Televisa y TV Azteca, aunque ya habían firmado una “carta de intención” desde diciembre de 2010, en medio del pleito por la Licitación 21.

Miguel Ángel Granados Chapa desnudó esta operación en su columna Plaza Pública del diario Reforma, el 23 de enero de 2011. Advirtió que tenía información sólida sobre la fusión entre ambas televisoras, a pesar de que Iusacell había interpuesto más de 60 demandas en contra de la sociedad de Televisa y Nextel en la Licitación 21. “Si no puedes vencer a tu enemigo, recomienda un refrán, únetele; si puedes, mejor cómpralo”, escribió Granados.

La furia de las televisoras contra el periodista no se hizo esperar. Manuel Compeán, entonces vocero de Televisa, mandó un desmentido al periódico y afirmó que el texto del columnista era “un desafortunado artículo que no cuenta con el mínimo rigor periodístico”

Más agresivos, los voceros del Grupo Salinas se lanzaron contra Granados Chapa en una vulgar maniobra para meterse en su vida personal. Después, su vicepresidente Tristán Canales confió a este reportero que la idea de la sociedad “nos la dio el propio Granados con esa columna”.

El anuncio oficial de la fusión se realizó cuatro meses después. Nextel México, exsocia de Televisa en la Licitación 21, envió una larga denuncia por concentración y prácticas monopólicas ante la CFC al darse a conocer el 7 de abril de 2011 la operación.

Para entonces, Televisa también ya había conseguido absorber 100% de la empresa de televisión por cable, Cablemás, con el visto bueno de las autoridades regulatorias que le impusieron unas condiciones que nunca se cumplieron. La empresa de Azcárraga Jean tenía ya más de 50% del mercado de televisión por cable y al fusionarse en Iusacell era la única que podía dar servicios de cuádruple play (televisión, internet y telefonía fija y móvil).

El 16 de enero de 2012, los dos principales responsables de la operación, el vicepresidente de Televisa, Alfonso de Angoitia, y Pedro Padilla Longoria, director general de Grupo Salinas, acudieron a las oficinas de Eduardo Pérez Motta, presidente de la CFC, para presionarlo y saber cuál sería su posición en el caso de la fusión.

Pérez Motta les dijo que aún analizaba su voto y que la decisión no dependía sólo de él, sino de los otros cuatro comisionados: Luis Alberto Ibarra, Rodrigo Morales, Miguel Flores Bernés y Cristina Massa Sánchez. Esta última fue designada integrante de la CFC por Felipe Calderón (Proceso 1838). El 24 de enero de 2012, por tres votos contra dos, el pleno de la CFC rechazó la fusión.

El golpe final para autorizar el “matrimonio por conveniencia” vino de Los Pinos, en junio de 2012, un mes antes de la elección presidencial. Felipe Calderón presionó a los comisionados del órgano responsable de combatir las prácticas monopólicas (Proceso 1859).

Ahora, sin que el IFT hubiera analizado el cumplimiento de estas siete condiciones, Televisa y TV Azteca deshacen su sociedad y admiten pérdidas por 320 millones de dólares.

“El IFT ya demostró que traicionó a su propia autonomía y tiene un nuevo estatus de sometimiento y obediencia al Poder Ejecutivo; el IFT tendrá que autorizar la separación de las televisoras y terminará haciendo “lo que el gobierno les diga”, insiste Corral.

Fuente: Proceso