domingo, 8 de julio de 2012

México resentirá la mayor baja en la producción petrolera, anticipan

Akal, el principal yacimiento, se ha desplomado 85.5% en lo que va del actual sexenio
Según el Centro Belfer de Harvard, el promedio será de 2.2 millones de barriles por día
Advierte investigador de la UNAM de boquete en finanzas públicas y afectación en la industria
Israel Rodríguez J. | Periódico La Jornada | Domingo 8 de julio de 2012, p. 28
Akal, el principal campo del activo Cantarell, localizado en aguas someras del Golfo de México, registra un desplome en su producción de 85.5 por ciento en lo que va de la actual administración, revelan los últimos reportes operativos de la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH).

Akal registró una producción de un millón 741 mil barriles diarios entre 2000 y 2007, para posteriormente iniciar una declinación acelerada que lo ha llevado a producir un promedio en lo que va de 2012 de apenas 251 mil barriles de crudo por día.

Por su parte, los pronósticos de producción de crudo a nivel mundial elaborado por el Centro Belfer para la Ciencia y Asuntos Internacionales de la Escuela Harvard Kennedy, señalan que de los 23 principales países productores de petróleo, sólo Irán, México, Noruega y Reino Unido, producirán hacia 2020 menos petróleo, ubicando a México como el país que experimentará la mayor reducción al situar su producción promedio en 2.2 millones de barriles por día.

El reporte de la CNH que monitorea las condiciones operativas del campo Akal, el cual es el principal en el activo de producción Cantarell y donde se explota aceite pesado y gas asociado, detalla que entre 2000 y 2007, la producción se situó en un millón 741 mil barriles diarios; en 2008 descendió a un promedio de 934 mil barriles al día; en 2009 cayó a 541 mil; en 2010 bajó a 366 mil y en 2011 descendió a 314 mil barriles diarios.

En 2012 la caída de Akal se profundizó pues en enero su producción se ubicó en un volumen de 252 mil barriles diarios; en febrero aumentó a 264 mil barriles; en marzo, 249 mil; en abril, a 244 mil y en mayo ascendió a 247 mil barriles para promediar en los primeros cinco meses del año unos 251 mil barriles por día.

Cabe recordar que Cantarell, el segundo yacimiento más grande del mundo, comenzó su producción en 1979 con 51 mil 800 barriles diarios en promedio anual y alcanzó su llamado pico de Hubbert en 2004 con una producción de 2 millones 140 mil barriles diarios, aportando 63.2 por ciento de la producción mexicana de crudo, que en 2004 alcanzó la cifra récord de 3 millones 380 mil barriles diarios.

Fabio Barbosa, investigador de la Facultad de Economía, consideró que de continuar la tendencia declinante en la producción de crudo en México, el país dejará de ser exportador de crudo en la próxima década. Explicó: “Previamente, debido a las enormes cantidades de gasolinas (así como de otros petrolíferos y de petroquímicos) que México importa, las exportaciones de crudo se igualarán en valor con nuestras importaciones de los derivados del petróleo, y enseguida nuestro país se convertirá en importador neto de hidrocarburos”.

Al respecto, José Luis Calva, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas (IIec) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), comentó que de mantenerse este escenario de constante declinación en la producción de crudo “no sólo se abrirán enormes boquetes en las finanzas públicas y en los balances externos de comercio y de cuenta corriente, sino que los petrolíferos permanentemente caros podrían traer consigo efectos negativos sobre nuestra industria, agricultura y economía en general. Por eso hay que actuar a tiempo antes de que el techo de la casa se nos venga encima”.

José Luis Calva destacó que es urgente despetrolizar las finanzas públicas mediante una reforma fiscal integral, no sólo en previsión del declive de los ingresos petroleros del gobierno federal, sino también para hacer factible una reducción administrada de nuestras exportaciones de petróleo crudo.

En esta perspectiva, agregó, es necesario formular un plan nacional energético con visión de largo plazo, orientado precisamente a la racionalidad energética y, por tanto, que incluya una reducción paulatina del consumo interno de petróleo y un uso masivo creciente de fuentes renovables, especialmente de las energías solar, eólica y geotérmica.


Fuente: La Jornada