lunes, 18 de octubre de 2010

LA HISTORIA EN BREVE

CIRO GÓMEZ LEYVA
Ocho de cada diez entrevistados estaban a favor de la intervención del gobierno para poner orden. Además, cerca de la mitad de los ciudadanos creían que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) daría un mejor servicio, contra 30 por ciento que respondieron que las cosas seguirían igual. Un año después, parece que estos últimos tuvieron la razón. Se podrá decir que, a pesar de más de 600 sabotajes denunciados, la CFE garantizó desde el primer día la continuidad del servicio para más de 6 millones de clientes en el DF, Estado de México, Hidalgo, Puebla y Morelos. Que lo hizo con una plantilla infinitamente menor que la del SME. Que emitió y cobró una gran cantidad de recibos. Podrá resaltarse que el plazo promedio de conexión bajó de 1.76 días a 0.97. Que en un periodo tan crítico, las inconformidades mensuales de los usuarios (procedentes e improcedentes) crecieron sólo de 4 mil 500 a 4 mil 700. Y que los minutos por interrupción del servicio se redujeron en 60 por ciento. Y que ahora se paga la luz en donde sea y la atención de quejas es más amable y expedita. Podrá desplegarse, en fi n, una fuerza estadística apabullante, pero el servicio cotidiano no parece ser mucho mejor. Y si eso no ha mejorado radicalmente, ¿de qué nos sirvió la extinción de Luz y Fuerza? La luz se sigue yendo. Las tarifas son, esencialmente, las mismas. Por eso la CFE no puede proclamar el triunfo un año después. Sin usuarios satisfechos ni un servicio de primera, lo demás es rollo. Grilla.


Fuente: Milenio