En otras, sus integrantes cobraban cuotas de protección a los dueños de las empresas, afirman
Tierra Caliente, Mich., 1º de febrero.- La mayor parte del camino entre Chinicuila y Coahuayana es de terracería. En medio de la noche, la camioneta de las autodefensas se detiene y sus ocupantes intercambian unas palabras con el hombre montado en un enorme camión de carga (hay otros cinco o seis vehículos a la espera de su carga de fierro).
Del lado derecho, una montaña de tierra amenaza –llueve a cántaros– con caer sobre el camino. Arriba, una retroexcavadora, de las conocidas como mano de chango, ha parado por un momento su trabajo. “Esta mina es de los templarios”, dice uno de los integrantes de las autodefensas que guían el recorrido.
Más tarde, ya en un punto asegurado por las autodefensas, un hombre explicará que, efectivamente, “esa y muchas otras minas del estado las explotan o explotaban los templarios”.
Donde no era así, el cártel cobraba cuota a las empresas mineras.
Según Mireles, de las minas de Tepalcatepec, la empresa extraía 10 mil toneladas a la semana, mientras que en el municipio de Arteaga la cantidad era de 5 mil.
“Hagan sus cuentas y vean todo el recurso que reciben de esta empresa para financiarles los ataques que diariamente le hacen a nuestra indefensa población”, pedía el luego célebre médico michoacano.
El presidente que lanzó una ofensiva militar y policiaca en Michoacán, Felipe Calderón, paradójicamente fue el mismo que concesionó a Minera del Norte 37 mil 517 hectáreas de territorio.
En la información enviada, Mireles reseñó una reunión del Consejo Ciudadano de Autodefensa con representantes de la empresa. “De ahí obtuvimos la información”, explicaba.
La reunión reseñada se llevó a cabo, siempre según Mireles, el viernes 7 de junio de 2013 en las instalaciones de la empresa en Tepalcatepec, donde explota “cuatro de las principales minas de la región”.
El Concejo de Autodefensa pidió a los representantes de la minera “que ya dejaran de apoyar económicamente al crimen organizado, a lo que ellos se negaron rotundamente, arguyendo razones de seguridad personal y familiar”.
Debido a esta respuesta, “el Concejo Ciudadano de Autodefensa en pleno decidió cancelarles todas sus operaciones en las minas de nuestra región (extracción del mineral, molido del mineral, almacenamiento y transporte del mismo hacia Monclova, Coahuila) por tiempo indefinido”.
Carlos Fernández-Vega ha precisado sobre el asunto en estas páginas:
“La propia Secretaría de Economía documenta que a nivel nacional Michoacán aporta, más o menos, 25 por ciento del mineral de hierro y que alrededor de un millón de hectáreas (poco menos de 20 por ciento del territorio estatal) han sido concesionadas a consorcios mineros; las trasnacionales Mittal Steel (que se quedó con Sicartsa…) y Ternium (un consorcio ítalo-argentino que se quedó con Hylsa, en un proceso similar al anterior) son las grandes productoras de mineral de hierro en el estado. También aparecen Minera del Norte (subsidiaria de AHMSA, propiedad de Alonso Ancira, el mismo del carbón en Coahuila) y la también trasnacional Pacific Coast Minerals”.
Antes, con templarios; ahora, con autodefensas
“La minera de Aguililla, que es de extranjeros, también los financiaba, pero ahora está cooperando por acá”, dijo hace unos días el Comandante Patancha, jefe de las autodefensas en El Aguaje.
–¿Las empresas mineras los están apoyando (a las autodefensas)?
–Oh, sí, Lo que son los chinos y eso apoyan– dice el comandante conocido como Simón o El Americano, al hacer el listado de sus fuentes de financiamiento.
Según El Americano, las compañías mineras con presencia en Tepalcatepec y Buenavista apoyan a las autodefensas, “porque nosotros les ayudamos a que ya les liberaran las minas, a que las abrieran. Aunque mucha gente quería que las cerráramos, porque de allí salía mucha economía para los templarios. Pero ahorita ya no. Ya están liberadas para que ningún templario cobre.
El Americano dice que las mineras en esa región pagaban entre 3 y 5 dólares por tonelada.
Los devoradores de Michoacán
La carretera costera que pasa por puntos como La Mira, Playa Azul y Caleta, es un trajín incesante de camiones que viajan barquillos copeteados. Las piedras que tiran, al llevar el mineral descubierto, ponen el camino en un estado lamentable.
El paisaje no deja lugar a la métafora: los cerros mordidos son la prueba de que el cártel devoraba (¿devora?) a Michoacán.
El principal destino, como ya se ha publicado, es China. Un barco repleto de mineral con ese destino es un negocio de grandes proporciones: entre 10 y 13 millones de dólares.
En un video subido a las redes sociales en agosto pasado, Servando Gómez, La Tuta, uno de los máximos jefes de los templarios, se despachó contra los chinos: “Tenemos una invasión desmedida de chinos… A lo mejor conviene a los intereses de varias corporativas, o no sé. Pero aquí están con nosotros ya. Y esos también traen mafias”.
Tan estaban que, según el testimonio de un ganadero de la costa, unos meses antes La Tuta utilizó una de las reuniones donde se arengaba a los adinerados a no atrasarse en sus cuotas para exhibir su poder frente a sus paisanos: hizo que un par de ejecutivos de las mineras chinas le entregaran, a la vista de todos, bolsas repletas de dinero.
“Se estaba explotando la minería en forma inmisericorde, donde salía el mineral, y no salía ni en barcas ni en lanchas: lo hacía por el puerto, por la aduana y se embarcaba”, dijo el gobernador de Michoacán, Fausto Vallejo, una vez que las fuerzas federales se hicieron del control de la estratégica terminal.
Un funcionario del gobierno michoacano confirma: “La minería es quizá su principal ingreso. La tonelada de mineral cuesta 140 dólares puesta en el puerto. Y al dueño del terreno le dan 7 dólares, un negociazo. Además, todos los camiones que transportan el mineral, la mayoría robados, son de ellos”.
La Empresa –como solía llamarse el cártel hace unos años– es cumplidora. Cuenta el mismo funcionario: “Un día que no completaron la carga de un barco fueron a Sicartsa (ahora ArcelorMittal) y se robaron el mineral. Hicieron que los mismos empleados cargaran los camiones”.
Fuente: La Jornada
Fuente: La Jornada