Nuevos contratos dan vía libre a los cobros locos, dice asociación de usuarios de electricidad
Patricia Muñoz Ríos | Periódico La Jornada | Lunes 27 de enero de 2014, p. 28
A partir de este año la Comisión Federal de Electricidad (CFE) instauró nuevos contratos de servicio, renovados esquemas de cobro para los usuarios domésticos y se inicia el suministro del fluido por “prepago”, en el que los ciudadanos pagarán por anticipado el consumo. Son tres nuevos tipos de contratos, en los que se amplían las atribuciones de la empresa, se modifican las reglas y las obligaciones para los usuarios y se estipulan disposiciones por las cuales la CFE podrá hacer “estimaciones” en los cobros, para que no esté obligada a restringir el monto de éstos al consumo real de los usuarios.
Plantean al menos 10 causales por las que la paraestatal podrá aplicar “ajustes a la facturación”.
Los nuevos contratos son para el “suministro de baja tensión”; de “baja tensión con facturación en punto de venta”, y de “baja tensión con prepago”. Este último esquema señala en su cláusula décima que “el usuario le entregará a CFE una cantidad –en moneda nacional– por la prestación del servicio correspondiente al equivalente de la energía que consumirá, conforme a la tarifa vigente.
“En caso de que se agote el monto del prepago, las partes acuerdan que bastará que el usuario realice un nuevo prepago para que continúe recibiendo energía eléctrica”. Los consumidores, mediante el equipo de medición, podrán conocer cuándo se agotará su dotación eléctrica.
Los nuevos contratos fueron dados a conocer en el Diario Oficial de la Federación el 28 de noviembre pasado y empezaron a aplicarse el presente año.
Mientras, la Asociación Nacional de Usuarios de la Energía Eléctrica sostuvo que esos contratos legalizan “los formatos abusivos” de cobro, violan los derechos de los usuarios y oficializan los mecanismos para justificar los cobros excesivos y los “recibos locos”. CFE, agrega, tiene total discrecionalidad para cambiar tarifas; para “ajustar” la facturación, así como libertad para “calcular” los cobros y que no haya obligación de la empresa para que los recibos reflejen el consumo real.
Fuente: La Jornada
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