México SA-Carlos Fernández-Vega
Con eso de que Petróleos Mexicanos tiene que ser competitiva” (Peña Nieto dixit), la paraestatal puso las neuronas a trabajar y no deja de “rescatar” empresas privadas. Ya se conoce la historia de los astilleros gallegos y los miles de empleos que generará… en España. Pero ahora recompra ex paraestatales a precio inflado (al 3 x 1), y va en pos de un consorcio privatizado en el salinato, el cual, de acuerdo con los especialistas, no es más que un montón de fierros viejos.
Lo más interesante de todo esto es que en esta trama una vez más aparece el zar del carbón y propietario de Minera del Norte, una de las mineras denunciadas en los tejes y manejes entre templarios y autodefensas (ver la nota principal de La Jornada del domingo 2 de febrero y el México SA del lunes 3), que no es otro que Alonso Ancira (muy cercano a CSG, según presume), cabeza visible del Grupo Acerero del Norte, propietario de la también ex paraestatal Altos Hornos de México, entre otras.
Resulta que tres semanas atrás PMI, filial de Petróleos Mexicanos y la misma entidad que concretó el rescate de los astilleros gallegos, firmó un contrato para la compra de la empresa privada Agro Nitrogenados (subsidiaria de Minera del Norte y propiedad de Alonso Ancira), un consorcio del Estado que formó parte de Fertimex, privatizada por Carlos Salinas de Gortari en marzo de 1992, toda vez que, según él, se trataba de una paraestatal “no estratégica”.
En ese entonces, por tal venta el gobierno mexicano habría recibido algo así como 150 millones de dólares al tipo de cambio de la época (por cierto, la para entonces privatizada empresa Agro Nitrogenados dejó un regalito de 219 millones de pesos en la panza del Fobaproa, vía Comermex-Inverlat, monto que siguen pagando los mexicanos). Al empresario Alonso Ancira el gobierno mexicano le vendió una empresa productiva, en funcionamiento y con mercado garantizado.
Pues bien, casi 22 años después de aquella privatización (que los genios del salinato justificaron por el carácter “no estratégico” de la producción de fertilizantes nacionales), PMI (léase Petróleos Mexicanos) decidió recomprar Agro Nitrogenados por la friolera de 475 millones de dólares, es decir, a un precio tres veces mayor al que el propio Alonso Ancira (se supone) pagó más de dos décadas atrás por una empresa en plena operación. Es un negociazo, sin duda, aunque no para la nación: por cada dólar que el erario obtuvo en 1992 por la venta de la citada empresa, en 2014 Pemex paga poco más de tres para “recuperarla”, aunque se trate de un consorcio obsoleto e improductivo desde 1999.
La firma del contrato de compraventa se llevó a cabo el pasado 16 de enero en la torre de Marina Nacional, y en la fotografía que certifica la operación y el entusiasmo de los participantes aparecen más que sonrientes el director general de Pemex, Emilio Lozoya, y el presidente del Grupo Acerero del Norte, Alonso Ancira, rodeados de ejecutivos y funcionarios de la paraestatal y el consorcio privado. Así es: 475 millones de billetes verdes provenientes del erario para “rescatar” un montón de fierros viejos, con tecnología obsoleta, que hace 15 años no produce nada y que tendrán que rehabilitar para que sea operativa.
Eso sí, la paraestatal asegura que con “la compra de los activos de la empresa Agro Nitrogenados, Pemex reactivará la producción hasta de 990 mil toneladas anuales de urea en Pajaritos, Veracruz, a partir de 2015. La producción esperada de urea representa cerca de 75 por ciento de la demanda nacional actual de este insumo estratégico (resulta que ahora sí es estratégico) para el agro nacional. La producción potencial de la planta podría sustituir la importación de fertilizantes por más de 400 millones de dólares anuales. Sin embargo, se busca también reconstituir el mercado interno de esta industria y orientar el producto hacia los sectores de menor nivel de desarrollo económico en el país, ubicados en la región sur-sureste del país… Con esta operación, Pemex cumple su compromiso con el campo mexicano, el Plan Nacional de Desarrollo y con las iniciativas del presidente Peña Nieto de un México próspero”.
Un poco tarde, y a un precio exorbitante, se dieron cuenta de que la producción de fertilizantes sí es estratégica para México, como lo es para cualquier nación. Desde la privatización salinista de Fertimex y sus distintas plantas productoras (Agro Nitrogenados, entre ellas) la producción interna se desplomó, porque sus propietarios privados no pudieron, no entendieron o ni se enteraron qué es lo que habían comprado y para qué servía. Adujeron razones de “altos precios” de los insumos, y los productores privados dejaron en el abandono a esa industria y, por ende, al campo mexicano, y a corto plazo el país se convirtió en importador neto de fertilizantes, y de paso de alimentos. ¿Y quiénes decidieron importarlos para revenderlos en el mercado nacional? Los mismos a los que el salinato les entregó Fertimex, por tratarse de una paraestatal “no estratégica”, y a los que ahora se les recompra (tres por uno) lo que dos décadas atrás les vendieron.
Con ese rasero (sectores y paraestatales “no estratégicos”), desde los tiempos de Miguel de la Madrid (apertura de la venta de garaje) hasta los de Enrique Peña Nieto (cierre de la venta de garaje, con la “modernización” de Pemex y CFE) los gobiernos neoliberales se deshicieron de mil 155 entidades del Estado, sin beneficio alguno para el país y sus habitantes, aunque muy productivo para los amigos del régimen. Por allí pasaron la banca, los ferrocarriles, las petroquímicas, las mineras, los satélites, las aerolíneas, obviamente los fertilizantes y todo lo demás que se queda en el tintero, sin olvidar lo más reciente (crudo y energía eléctrica).
Dada la dinámica gubernamental de “hacer negocios”, nada raro sería que en breve, con recursos públicos, Pemex rescate a la industria petrolera, pues los inversionistas que vinieron por el oro negro mexicano decidieron importar y no producir crudo. De hecho, cómo olvidar la probadita que ya nos dieron: nada más aprobada la “reforma” energética, el gobierno que privatizó el petróleo y la electricidad pidió, y obtuvo, un crédito del Banco Interamericano de Desarrollo (450 millones de dólares) “para financiar a empresas del sector privado para que cogeneren electricidad”.
Las rebanadas del pastel
¿Dudas de cómo se hacen los negocios entre el poder público y el privado, en detrimento del país y de sus habitantes? ¿Y Alonso Ancira? Feliz e impune, una vez más.
Fuente: La Jornada
Fuente: La Jornada