"Algunos compañeros han muerto o están en la calle”
César Arellano | Periódico La Jornada | Domingo 9 de febrero de 2014, p. 13
Sin haber cobrado pensiones desde hace tres años y medio, jubiladas de Mexicana de Aviación denunciaron que en este lapso perdieron ahorros y patrimonio, pues tuvieron que vender sus casas, pero también su salud se ha quebrantado por enfermedades como diabetes, hipertensión y depresión, las cuales, en su mayoría no son atendidas por falta de recursos. Incluso, aseveraron, “algunos compañeros murieron esperando justicia o han llegado a la situación de calle”.
Orgullosas de haber trabajado en Mexicana de Aviación por más de 20 años, pero “decepcionadas porque las autoridades las han dejado en el limbo”, azafatas retiradas señalaron que desde que la aerolínea se fue a pique por los malos manejos financieros de las autoridades, lo han perdido todo. En lugar de suspenderles los pagos –que por ley les corresponden–, “mejor le deberían de quitar las pensiones a los ex presidentes que tanto le cuestan al país”.
Cecilia Herrera, quien trabajó más de 20 años con Mexicana declaró que la falta de pago “me afectó de manera terrible. Dediqué toda mi vida a la empresa, me puse la camiseta. Lo hice con mucho cariño; sin embargo, no se vale que después de haber cumplido un ciclo y de recibir una pensión que por ley me corresponde, me la quiten a los pocos meses de cobrarla”.
Herrera, quien al momento de realizar la entrevista viste su uniforme de azafata, agregó que ha tenido que cambiar a sus hijos de colegio y reducir “drásticamente” el gasto alimentario.
“Somos más de 8 mil empleados que hemos dado nuestra vida laborando en esto, y no se vale que de la noche al a mañana nos hayan quitado salarios y pensiones. Las autoridades cometieron un fraude en perjuicio de los trabajadores. Desfalcaron a la compañía, la robaron desde antes de que decidieron cerrarla. Lo hemos perdido todo. Tenemos que dar de comer a nuestros hijos; pagar luz, agua, deudas de nuestras casas, coches, y lamentablemente muchos de nuestros compañeros han fallecido por presión de sus deudas. Ya no estamos dispuestos a seguir con esto.”
La historia de Beatriz Castañón es similar. Con una hija en la universidad a punto de concluir la carrera en dirección de restaurantes y hotelería, narró que tuvo que salirse de su casa para rentarla, “y seguir sobreviviendo. Es él único patrimonio que tengo. He tratado de buscar trabajo, pero por la edad me ponen trabas, y eso que terminé la carrera de relaciones internacionales y hablo tres idiomas”.
Entrevistada por separado en el campamento de trabajadores jubilados en la Terminal 1 del AICM, Rosalinda Valdés tuvo que “malvender” un terreno en el estado de México, porque “ya no tenía para solventar la economía familiar. Ha sido muy difícil porque a mis 59 años ya no me dan trabajo. Mi hija ya no pudo terminar la carrera. No me dan trabajo y desde entonces he estado viviendo una situación muy difícil”, confiesa entre lágrimas.
“Nunca imaginé que una empresa tan importante y grande como Mexicana fuera a pasar por una situación así, y que nos dejaran sin dinero. A pesar de que mi hija dejó la universidad, tengo deudas con la escuela, pues tengo que pagar un financiamiento. También tengo que saldar tarjetas de crédito a la que se han acumulado intereses por falta de pago."
Fuente: La Jornada
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