2 enero 2013 | Axel Didriksson | Proceso
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Este primer año de administración federal terminó con un gobierno embrollado en sí mismo. A partir de la modificación de algunos artículos de la Constitución y el cercenamiento de otros, con una mayoría de congresistas del PAN y del PRD subordinados a la dirigencia del PRI, se ha propiciado la agudización de la violencia, la polarización social, la criminalización de la protesta y hasta la reaparición de grupos armados, echando a perder otro año para la educación y la gobernabilidad democrática, y trastocando de forma severa la soberanía sobre los recursos naturales y humanos propios de la nación.
Como comenzó, el gobierno de Peña Nieto creyó que con el control de los maestros, con Elba Esther Gordillo en la cárcel y con sus congéneres del SNTE amenazados y sumisos, podrían superarse las magras y difíciles condiciones que afronta el sistema educativo. Lo conseguido es una nueva y más grande burocracia que aplicará exámenes a diestra y siniestra que, de antemano, se sabe serán rechazados de forma multitudinaria; también, la reconcentración de poderes y del manejo de recursos en la SEP, bajo el protagonismo de un secretario de Educación que se muestra siempre vociferante y amenazador, sin percatarse de que el verdadero problema está en la escuela misma, la cual reproduce generaciones enteras de niños y jóvenes que no logran aprender lo apropiado y no disponen de lo mínimo para salir adelante en los distintos grados de su escolaridad básica, aunque hay evidencias y una multitud de buenas prácticas en gran parte del mundo, donde se impulsan reformas educativas que están alcanzando nuevos y mejores desarrollos en aprendizajes y conocimientos.
De acuerdo con los resultados de distintos estudios, se sabe que Finlandia, un país que ha conseguido logros extraordinarios en el desempeño de sus estudiantes, ha impulsado una serie consecutiva de cambios para ofrecer, a pobres y a ricos, una escuela comprehensiva de alta calidad, la cual provee a niños y jóvenes de alimentos, servicios dentales y de salud, consejería psicológica y distintos servicios para el conjunto de sus familias; que su currículum se concentra en filosofía, matemáticas, lecto-escritura, música y en por lo menos dos lenguas extranjeras; igualmente, que desde 1979 tiene profesores con grado universitario a los que otorga una gran autonomía en su desempeño académico y laboral, considerando su profesión como la más prestigiosa.
En Canadá, desde hace por lo menos cuatro décadas, se ha trabajado arduamente en superar las inequidades que se presentan en la escolaridad, con una fuerte organización y financiamiento de tipo provincial y local, así como mediante recursos que son distribuidos de acuerdo a sus contextos de referencia. En Shangai, otro de los ejemplos de mayor éxito en el impulso a reformas educativas significativas, se ha logrado ampliar la base social de atención escolar y se obtienen, de forma generalizada, los mejores desempeños en matemáticas, ciencias y lecto-escritura, evitando la discriminación y diferenciación dentro del sistema educativo, y por medio de apoyo a las zonas escolares más pobres, que combinan la atención de los profesores de las áreas rurales y urbanas de forma consecutiva.
En Estados Unidos ha sido instalado un sistema de diferenciación escolar, de apoyos financieros socialmente discriminatorios que refuerzan las desigualdades, hay tolerancia hacia la violencia y el racismo, y no existe un sistema riguroso de selección y formación de profesores. Los resultados: que a diferencia de los ejemplos antes mencionados, Estados Unidos enfrenta problemas severos en sus estudiantes para el desarrollo de habilidades en matemáticas y razonamiento general y, bajo su lógica imperial, considera que nada tiene que aprender de los demás países, a pesar de que ya está en la lista de los sistemas escolares con mayor rezago mundial dentro de la OCDE. (Véase: Editorial principal del periódico International New York Times del 19 de diciembre, 2013, página 10.)
México no toma en cuenta tampoco ninguna de las referidas experiencias exitosas, pero su modelo se acerca más al fracasado de Estados Unidos, guardadas las proporciones; favorece la discriminación y la desigualdad; no atiende la formación de alto nivel de los profesores, ni busca su autonomía para alcanzar mejores desempeños, sino su control por la vía de exámenes; hace cambios para obtener logros políticos, pero no avanza en los educativos; sus recursos son escasos y se distribuyen de manera pésima y con frecuencia escandalosa, sobre todo si se cuantifica lo gastado en tonterías publicitarias, en los errores ortográficos y de contenido en los libros de texto, además de lo que se drena para mantener sumiso al sindicato más grande del país. ¡Así cómo!
Fuente: Proceso
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