MÉXICO, D.F. (apro).- En virtud de que Pemex ha registrado este año
una generación de efectivo y un perfil financiero “débiles”, y a que
“continuará su deterioro en los próximos años”, la calificadora
internacional Moody’s Investors Services colocó hoy las calificaciones
de la empresa “en revisión para posible baja”.
Actualmente Pemex tiene una calificación, por parte de Moody’s, de A3 en escala global, tanto en moneda local como extranjera, que es una de las más altas –como todas la calificaciones que empiezan con “A” –, y quiere decir que la ahora “empresa productiva del Estado” tiene una capacidad en extremo fuerte para cumplir sus compromisos financieros y no presenta factores de riesgo.
A escala nacional y de largo plazo, Pemex tiene una calificación de
“Aaa.mx”, la más alta, lo cual quiere decir que sus emisiones –bonos
diversos y papel comercial– “muestran la calidad crediticia más fuerte
con relación con otros emisores o emisiones locales”, según la propia
definición de Moody’s.
Sin embargo, ambas calificaciones se hallan en revisión, con
posibilidad a la baja, toda vez que –argumenta la calificadora– “la
generación de efectivo (de Pemex) se debilitó debido a los menores
precios del petróleo y ocasionará grandes necesidades de endeudamiento
en el futuro próximo”.
Pemex había alcanzado esas altas calificaciones debido, según Moody’s, a estas razones:
-Sus grandes reservas de hidrocarburos, que ascendieron a alrededor
de 13 mil 400 millones de barriles en 2014, correspondientes a 10 años
de vida,
-Su producción promedio de petróleo de 2.4 millones de barriles diarios (mbd) en 2014.
-Su papel dominante y operaciones integradas en la industria energética de México, y
-Su posición de líder como exportador de crudo a Estados Unidos.
“Sin embargo –explica Moody’s– las calificaciones también toman en
consideración la fuerte carga fiscal y el creciente apalancamiento
financiero de la compañía.
“Las calificaciones de Pemex también consideran los desafíos
relativos a la producción, la cual ha caído gradualmente en los últimos
años, debido a la limitada capacidad que tiene la compañía para
invertir.
“Además, la falta de una clara política financiera respecto del
apalancamiento de deuda objetivo, también restringe las calificaciones
de Pemex”.
Moody’s fundamentó la revisión de las calificaciones de Pemex por la
expectativa que tiene de que “la depresión de los precios del petróleo
reducirá aún más la generación de flujo de efectivo de Pemex y
ocasionará que incremente el apalancamiento del balance general por
varios años.
“La compañía –agrega– ha incrementado su deuda durante años para
financiar grandes desembolsos para pago de impuestos, derechos e
inversiones de capital sin lograr incrementos sostenidos en la
producción ni eficiencias operativas”.
Lo peor de todo, dice Moody’s, es que “aun cuando los precios del
petróleo se encontraban en su nivel pico en 2014, el flujo de efectivo
operativo de 9 mil 100 millones de dólares fue insuficiente para cubrir
los desembolsos para inversiones de capital de 15 mil 700 millones de
dólares.
“La compañía tendrá necesidades de endeudamiento mucho mayores para
financiar el flujo de efectivo libre negativo ahora que los precios del
petróleo cayeron más de 60% en relación con el año pasado.
“A menos que el gobierno provea importantes inyecciones de capital o
reduzca la carga fiscal y derechos de manera significativa, Moody’s
espera que Pemex tenga necesidades de endeudamiento mucho mayores en
2016 y 2017, lo que incrementará los saldos de deuda muy por arriba de
los niveles históricos en tiempos en los que la producción se encuentra
estancada y la rentabilidad y el flujo de efectivo están muy débiles”.
Sin embargo, concluye Moody’s, en virtud de la estrecha relación que
hay entre Pemex y el gobierno, el rango de la posible baja, una vez que
termine la revisión, “probablemente esté limitado a un escalón”.
Es decir, si bajan tanto en la escala global como en la nacional
(A3/Aaa.mx), las nuevas calificaciones serían “Baa1” y “Aa1.mx”,
respectivamente.
Eso quiere decir que si bien las emisiones de Pemex seguirían
mostrando una calidad crediticia muy fuerte, presentarían también
riesgos altos de debilitarse ante condiciones económicas adversas y
cambios en la economía.
Y eso se traduce, finalmente, en que Pemex tendría que pagar un
rendimiento más alto por las emisiones de bonos y papel comercial que
coloque en los mercados financieros.