13 enero 2014 | México SA-Carlos Fernández-Vega
Pues nada, que los múltiples beneficios” de la “reforma” energética recién aprobada comienzan a salir a la luz… pero a la luz privada. Resulta que “el gobierno de México –el privatizador– solicitó al Banco Interamericano de Desarrollo 450 millones de dólares para financiar empresas del sector privado –las beneficiarias de la privatización– en la cogeneración de electricidad a partir de gas natural –también privatizado–, al justificar que el elevado monto de las inversiones que se requieren al respecto y el largo periodo de maduración de los proyectos ha provocado barreras o escasez de financiamiento” (el que llegaría a carretadas por la “reforma”).
¡Cuánto hemos avanzado en eso de las privatizaciones! Las multimillonarias inversiones empresariales que –versión oficial– inundarían al país tras la “reforma” energética las comenzará haciendo… el gobierno federal que privatizó el petróleo y la energía eléctrica, es decir, el mismo que exigió “audacia y valentía”, el “destete” de las finanzas públicas del oro negro y la erradicación de “tabús” en el sector energético.
¿Y quién pagará esas “inversiones” que beneficiarán a los grandes grupos empresariales? ¡Sorpresa!: los mexicanos privatizados, de cuyos agujereados bolsillos saldrá el dinero para erradicar las “barreras” y la “escasez de financiamiento”, pero no los beneficiarios de la privatización, es decir, de aquellos que exigieron la “modernización” del sector energético (otrora) nacional. ¿Dudas sobre los “múltiples beneficios” de la privatización energética?
Qué tal. Eso sí, hay que reconocerle al gobierno federal y tecnocracia que lo sustenta que han mejorado los procesos. Antes permitieron el saqueo y la quiebra de las ex paraestatales y de la infraestructura del Estado rematada en la venta de garaje, para inmediatamente después comprometer al erario nacional en todo tipo de “rescates”: el bancario, el carretero, el de las aerolíneas, el de los ingenios azucareros, el de los satélites y etcétera, etcétera.
Ahora, más práctico, se adelanta a los acontecimientos y, antes de proceder al “rescate” con fondos públicos, se endeuda, a costillas de los mexicanos, y da dinero a los inversionistas privados para que arranquen, dado “el largo periodo de maduración de los proyectos (que) ha provocado barreras o escasez de financiamiento”. ¡Guau! Qué “modernidad”: antes de que expriman y revienten el sector energético privatizado, incluso antes de que los beneficiarios inicien operaciones, los “rescatan”, por si las moscas. Con ese “moderno” procedimiento, qué empresa o trasnacional le dirá ¡no! a la “inversión” en México: tú pones el dinero, yo me llevo las utilidades. ¡Mágico!
Los citados 450 millones de dólares “facilitará fondeo a Nacional Financiera (al frente de ella está uno de los súper privatizadores del salinato, Jacques Rogozinski, funcionario del BID –el prestamista– hasta el retorno del PRI al gobierno) ‘para prestar a proyectos de cogeneración en la industria mexicana (siderúrgicas, cementeras, papeleras, etcétera) y para la necesaria expansión de la red logística de gas natural (gasoductos, almacenamientos, etcétera), todo ello con el objeto de impulsar el papel de la cogeneración en el país’, indica el BID sobre el perfil o descripción del proyecto que fue presentando en agosto del año pasado” (La Jornada, Susana González).
Oficialmente, indica la citada información, “se le denominó Programa de financiamiento para el impulso de la cogeneración, y hasta este sábado aparecía marcado en etapa de preparación en los registros del BID, aunque en su cronograma tenía prevista la aprobación del préstamo para el 13 de diciembre pasado. El organismo pondera que además de ampliar la red de transporte, distribución y almacenamiento de gas natural ‘que hagan viable el desarrollo de la cogeneración, contribuyendo al esfuerzo público y privado de desarrollo del sector, mejorando la disponibilidad, el precio y las condiciones de financiamiento disponible’, la cogeneración incrementa la productividad de las industrias; es una tecnología madura que no requiere subsidios y representa una de las mayores oportunidades en México para reducir el consumo de energía y de las emisiones contaminantes”.
Llegó Santa Claus: el gobierno mexicano privatiza y se endeuda para financiar a los beneficiarios de la privatización y ponerles la mesa para que claven sus colmillos a toda la cadena petrolera, generación de energía eléctrica, gasoductos, petroquímica y todo lo demás que se queda en el tintero. ¡Negocio redondo!, aunque no precisamente para el país y sus habitantes.
Cierto es que no es ésta la primera vez, ni será la última en la que el gobierno federal actúa en tal sentido. Cuando menos de la administración zedillista a la fecha el Banco Interamericano de Desarrollo ha concedido créditos al sector público para que éste, a su vez, financie al capital privado en muchísimos renglones económicos. El propio BID detalla que, con el mismo fin, autorizó recursos para la construcción de la planta Salamayuca II; otorgó 75 millones de dólares y participaron las trasnacionales General Electric, Bechtel Enterprises, El Paso Natural Gas e ICA-Fluor Daniel (de acuerdo con el proyecto número BID-ME0189, de 1995)
También para el gasoducto Yucatán (68 millones, TransCanada Pipelines, International Generating Company y Gutsa Construcciones, BID-ME0130, de 1997); la planta de energía Monterrey III (75 millones, trasnacional española Iberdrola, BID-ME0229, de 2000); el proyecto cogeneración Vitro (45.5 millones, trasnacional gringa Enron, BID-ME0228, también de 2000); el proyecto de energía eólica en La Ventosa, Oaxaca (22 millones, Iberdrola, BID-ME-L1076, de 2009) y el citado por 450 millones de billetes verdes, sólo por mencionar unos cuantos. Aparte, los Pidiregas para que al final de cuentas se privaticen, aunque los mexicanos sigan pagando de aquí a la eternidad.
Entonces, ¡hágase la luz privatizadora! (y el petróleo y el gas y la petroquímica y etcétera, etcétera) a costillas de los de siempre.
Las rebanadas del pastel
Desde Baja California Sur informan que “Diario de La Paz, el único periódico que reportó puntualmente la consulta pública sobre la minera Los Cardones (véase México SA del pasado sábado), ‘desapareció’ de los puestos de venta de esta ciudad. El resto de los medios minimizaron el asunto, como si todos los días se mandara a los barones del dinero a comer mierda. Este ataque a la libertad de prensa y el derecho a la información llevan la intención de que el triunfo ciudadano no se divulgue, pues constituye una gran amenaza para sus intereses actuales y futuros. ¿Y el gobierno de Marcos Covarrubias? Bien, ¡gracias! Pero si sabes contar, no cuentes con él”.
Fuente: La Jornada
Fuente: La Jornada