Manuel Pérez Rocha | Opinión-La Jornada
El saqueo que significa la
El discurso tiene varios niveles: para el pueblo en general se ha puesto en marcha una demagógica y avasalladora campaña publicitaria que afirma que con las reformas se abatirá la pobreza, se generarán empleos y se reducirá el costo de electricidad, gas y gasolina. Para los círculos políticos y dirigentes se pregona una argumentación más elaborada: llegarán cuantiosas inversiones,
El insistente discurso económico tiene eficacia propagandística
porque éste es un campo colmado de vaguedades, eufemismos (por ejemplo, a
la especulación se le llama reforma energéticase impone por la ambición de poderosos intereses políticos y económicos, la complicidad interesada de gobernantes y legisladores, y el apoyo de una
ideología económicaad hoc. Al margen de discusiones jurídicas y políticas, el argumento central para imponer la llamada reforma energética es
económico.
El discurso tiene varios niveles: para el pueblo en general se ha puesto en marcha una demagógica y avasalladora campaña publicitaria que afirma que con las reformas se abatirá la pobreza, se generarán empleos y se reducirá el costo de electricidad, gas y gasolina. Para los círculos políticos y dirigentes se pregona una argumentación más elaborada: llegarán cuantiosas inversiones,
despegará la economía, crecerá el PIB, se elevarán productividad y
competitividad. Para los actores más influyentes (grandes capitales nacionales y extranjeros y comisionistas) se incluye la promesa de participar en el negocio.
mercados), tecnicismos y engaños que se usan al gusto. De entrada, la palabra economía se usa con propósitos políticos en expresiones como
nuestra economíao la
economía mexicana, para cuyo
crecimientoson necesarias las reformas estructurales. ¿Nuestra? ¿Mexicana? y, ante todo ¿qué se entiende aquí por
economía?
Economíaes una de las palabras que aparecen con más frecuencia en noticiarios de radio y televisión, prensa, en los discursos de candidatos y políticos de los partidos, incluso asoma asidua en los sermones de las iglesias. Por tanto, con esta palabra (y los múltiples significados que genera) la población construye parte sustantiva de su imagen de la realidad, de su visión del mundo, y con ella determina su actuar. Véase el efecto apaciguador de la expresión
crisis económica(hasta quien tiene el peor empleo vive pacientemente agradecido por poder sortear esta especie de fenómeno natural inevitable). Llamarle
crisis del capitalo
crisis de los negociostendría un efecto distinto.
Por sus múltiples significados, la palabra
economíaes una herramienta eficaz de manipulación y engaño. Las previsiones de
crecimiento de nuestra economía(identificado con el crecimiento del PIB), hechas por cualquier organismo o experto, son noticia de primera plana; a páginas interiores se mandan noticias como los movimientos sociales o los fraudes electorales. Hace unas semanas tal previsión bajó una décima de punto porcentual y fue la noticia más importante de la semana en prensa, radio y tv, no obstante que eso nada significa, pues el famoso PIB es en sí mismo un engaño. Cualquier estudiante de primer año de
economíasabe que este indicador no significa lo que se quiere que signifique, y que este engaño fue advertido por su inventor, Simon Kuznets. ¿No lo sabrán Peña, Carstens, Videgaray, el PAN y el PRD?
En la descripción del mundo contemporáneo se han impuesto expresiones como economías
emergentes,
subdesarrolladas,
desarrolladas,
economía mundial, degradando a países y pueblos a la categoría de un objeto de valor monetario llamado
economía. Pero ¿qué es
una economía? En inglés se usa economy para referirse
esoque crece o no crece, que está o no en crisis, que es
desarrolladao
no desarrollada, o
subdesarrollada, o
en vías de desarrollo; y en ese idioma se usa la palabra economics para referirse a la ciencia que estudia a
eso, la economy. Son interminables los debates acerca de lo que es o debe ser la economics. En castellano, para hacer más confusas las cosas, llamamos
economíaa la ciencia que estudia…
la economía.
Economía es un apoyo cariñoso para el capital, dice Hans Magnus Enzensberger refiriéndose a
la cosaen un lúcido y ameno ensayo que debe ser leído por todo
economista. Con base en un concepto abstracto, resbaloso –la
economía, en su doble sentido de
cienciay de
cosa indefinida estudiada por esa ciencia– se han construido enormes castillos; secretarías y ministerios, escuelas, facultades e institutos universitarios, consultorías y think tanks de derecha y de izquierda, y organismos gremiales que hermanan a gran variedad de
economistas, a pesar de que entre ellos mismos se confiesan convicciones políticas y filosóficas antagónicas que debieran conducir a conceptos y teorías de economía irreconciliables. Evidentemente, sacudir los cimientos
conceptualesde dichos castillos es una tarea peligrosa, casi un suicidio.
El término
economíadebe ser desdoblado o descompuesto en sus múltiples significados, cargados de contenido político y ético, entre los cuales se encuentran capital, negocios, comercio, producción de bienes, y sobre todo uno olvidado desde hace años: patrimonio nacional, central para la discusión de la reforma energética. Sin duda la reforma energética va a desarrollar grandes negocios, que tramposamente se identifican con
nuestra economía, pero significa el robo de una parte sustancial de lo que más justamente debe identificarse como
nuestra economía: el patrimonio nacional.
Hace más de 2 mil 300 años Aristóteles advirtió las graves consecuencias que tendría confundir economía con crematística. Reléase, parece haber sido escrito ayer. Hoy, a sabiendas de que los análisis
económicosconvencionales son una ficción, se ha inventado un curioso concepto:
economía real. Es necesario encontrar el nombre justo de las cosas y llamarlas por su nombre. ¿Qué nombres merece la
economíaque no es real?
Lograr que sectores amplios de la población participen organizadamente en la defensa de
nuestra economíay el rechazo a las
reformas estructuralesimplica construir un lenguaje y un discurso claros y precisos que permitan distinguir entre el saqueo y
el desarrollo de nuestra economía. Tarea en la que la academia (particularmente
economistasy filósofos) y
los medioscríticos tienen una deuda urgente de saldar. La semana próxima habrán pasado 20 años de que Salinas prometió que con el TLC México se convertiría en una
economía de primer mundo. Hoy, la
economíade 60 millones de mexicanos es la pobreza.