domingo, 21 de abril de 2013

Operación Limpieza: las farsas de la PGR

De la ineptitud al fracaso
Una investigación basada en los documentos y declaraciones ministeriales del testigo protegido Jennifer apunta a que la exprocuradora Marisela Morales fue la responsable de las falsas declaraciones ministeriales contra el que fuera zar antidrogas, Noé Ramírez Mandujano. Este semanario tuvo acceso a información pormenorizada –y verificada– de su historial como informante a modo.
21 abril 2013 | Anabel Hernández | Proceso
MÉXICO, DF (Apro).- A Roberto López Nájera le falta un dedo, contactó al FBI a través de internet y tiene asignada la clave de testigo protegido Jennifer, que ahora nombra el desastre que fue el sexenio de Felipe Calderón en materia de procuración de justicia y combate al narcotráfico.

 López Nájera se decía abogado de Édgar Valdez Villarreal, La Barbie, y colaborador de Arturo Beltrán Leyva. Sergio Villarreal Barragán, El Grande, operador de los Beltrán Leyva, afirmó en una declaración ministerial que López Nájera era conocido en la organización como El 19 y afirmaba estar casado con una hija del general Jesús Gutiérrez Rebollo. Y uno de los acusados en la Operación Limpieza, que nunca fue detenido, reveló que López Nájera era un abogado de Acapulco, Guerrero, bajo de estatura y moreno, al que contactó tras un ataque sexual contra un familiar.

 La historia del polémico acusador y la del titular de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (Siedo), Noé Ramírez Mandujano, se empezaron a entrecruzar en 2007.

 El 20 de septiembre de ese año el procurador general Eduardo Medina Mora y Ramírez Mandujano fueron advertidos de que los Beltrán Leyva habían infiltrado a la Siedo cuando se encontraban en la XIX Conferencia Nacional de Procuración de Justicia en Jiutepec, Morelos.

 Por entonces otra protagonista del escándalo, Marisela Morales, estaba fuera de la PGR. Su último cargo era el de titular de la Unidad Especializada en Investigación de Delitos cometidos por Servidores Públicos y contra la Administración de la Justicia, que desempeñó de mayo a diciembre de 2005, en el sexenio de Vicente Fox.

 A Morales se le vinculaba con el exprocurador Rafael Macedo de la Concha, con quien incluso se afirma que procreó un hijo. El general De la Concha renunció en abril de 2005 y fue enviado como agregado a la embajada de México en Italia.

 FOTOS

 Pero en aquel septiembre de 2007 un agente del programa Resolución 6 del FBI, adscrito a la agencia antidrogas estadounidense (DEA) en la embajada de su país en México y quien usaba el nombre de "Juan de Jesús", buscó a Mario Arzave Trujillo, entonces titular de la Unidad Especializada en Investigación de Delitos Contra la Salud de la Siedo. Le dijo que se había comunicado por internet con un informante relacionado con los Beltrán Leyva, en aquel tiempo socios de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo. Era Roberto López Nájera.

 El hombre del FBI dijo que si la Siedo le mandaba fotos de su personal, dicho informante podía reconocer a los exmilitares y exgafes (miembros del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales, GAFE) que estaban pasándole información a los narcos.

 Arzave le transmitió la propuesta a Ramírez Mandujano y éste pidió que el estadounidense se la planteara directamente a Medina Mora. Sin indagar más, el procurador ordenó que las fotografías se enviaran enseguida.

 Ramírez Mandujano le encargó la tarea al ingeniero Miguel Ángel Colorado González, coordinador técnico de la Siedo. Minutos después, el agente del FBI recibió las fotos del personal de la Dirección General Adjunta de la Coordinación Técnica de la Siedo, encabezada por el capitán Fernando Rivera Hernández.

 En respuesta, López Nájera dijo reconocer plenamente al propio Rivera Hernández, Roberto García García y Milton Carlos Cilia Pérez como los que informaban a los Beltrán Leyva de los operativos en su contra. Añadió que en los días siguientes se reunirían con Arturo Beltrán Leyva en Cuernavaca, Morelos. Medina Mora ordenó que el ingeniero Colorado González espiara a los tres elementos señalados para corroborar el señalamiento.

 NO QUISO ENFRENTARSE

 Aunque Colorado era el jefe del capitán Rivera Hernández, éste no se le subordinaba ni le informaba nada; argumentaba que él era el enlace de la PGR con el grupo de inteligencia militar de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y que la información podía fugarse.

 Medina Mora se quejaba con sus subordinados de que no podía cambiar esa forma de operar, ya que estaba enfrentado con el secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, y si también chocaba con la Sedena, "entre ambos lo harían pedazos".

 El procurador tuvo que pedir la autorización del general Guillermo Galván Galván, titular de la Secretaría de la Defensa, para investigar a los militares imputados. El secretario dijo que si se comprobaba el dicho del informante, se actuaría conforme a derecho.

 Sin embargo, el capitán Rivera Hernández se dio cuenta de que lo seguían y utilizó a la guardia para amenazar al personal de Colorado. Esto se le informó a Medina Mora.

 Ramírez Mandujano le pidió al procurador que cambiara de área a los militares sospechosos para que dejaran de filtrar información mientras se les investigaba. Medina Mora le prometió trasladarlos al área de trata de personas del Centro Nacional de Planeación, Análisis e Información para el combate a la delincuencia (Cenapi), donde no tendrían información relacionada con el narcotráfico, pero ese cambio nunca se realizó.

 Medina Mora ordenó que a todo el personal de la Coordinación Técnica, incluyendo al capitán Rivera Hernández, se le aplicara la prueba del polígrafo en el Centro de Evaluación y Desarrollo Humano de la PGR. Debían incluirse preguntas específicas sobre la filtración de información a organizaciones criminales.

 La mayoría del personal obtuvo malos resultados. El ingeniero Colorado González salió "bien" y al capitán Rivera Hernández se le hicieron "observaciones". Milton Cilia salió "mal" y a Roberto García García no se le aplicó la prueba en ese momento.

 Finalmente el procurador no dispuso ningún cambio; no quiso enfrentarse con la Sedena.

 INICIATIVA ESTADOUNIDENSE

 En junio de 2008, nueve meses después de que Jennifer debutara como colaborador de la PGR, la DEA enteró a Medina Mora de que un individuo llamado Alberto Pérez Guerrero, que había trabajado en la Interpol, les estaba filtrando datos a los Beltrán Leyva desde la embajada de Estados Unidos en México. Era otro soplo de López Nájera.

 El director regional de la DEA en la representación diplomática, David Gaddis, propuso a las autoridades mexicanas realizar una investigación conjunta, por lo que Medina Mora no tuvo pretextos. Ya tenía justificación para actuar contra los intocables de la Siedo.

 Desde el 1 de mayo anterior, Marisela Morales había vuelto a la PGR tras dos años y medio de ausencia. Medina Mora la nombró jefa de la Unidad Especializada en Investigación de Tráfico de Menores, Indocumentados y Órganos, el área a donde había pensado trasladar a los ex gafes.

 En acuerdo con la autoridad mexicana, la DEA llevó a López Nájera y a Pérez Guerrero a Washington. Medina Mora envió a Marisela Morales a la agregaduría legal de la PGR en la capital estadounidense para que el 2 de julio tomara la primera declaración ministerial de ambos. Ahí se asignó a Roberto Lópéz Nájera la clave Jennifer y a Pérez Guerrero la de Felipe.

 El segundo, quien había trabajado en la Interpol y la AFI bajo las órdenes de Genaro García Luna antes de ser recomendado a la embajada de Estados Unidos, admitió su culpabilidad y denunció a Rivera Hernández, Cilia Pérez y García García. También acusó a Mario Arturo Velarde, secretario particular de García Luna de 2002 a 2007; a José Antonio Cueto López, exfuncionario de la PGR al que también López Nájera señaló como pieza clave en la supuesta red de corrupción, y a Rodolfo de la Guardia, primo de Cueto López y director de Despliegue Regional de la AFI en los tiempos de García Luna.

 LA FABRICACIÓN

 Tras la declaración del 2 de julio, el 11 Marisela Morales tomó la ampliación de declaración de Jennifer y Felipe. Volvieron a mencionar a los mismos funcionarios de la ocasión anterior. Entonces se programó una nueva ampliación para el 28 de julio de 2008, ya con los elementos que sirvieron para imputar falsamente a Ramírez Mandujano.

 El día que Marisela Morales fue nombrada titular de la Siedo (1 de agosto), esta dependencia tomó la declaración de Rivera Hernández, quien confesó que se había reunido con el testigo Jennifer y que le había ofrecido dinero. En vez de ser procesados, Rivera Hernández, Cilia Pérez y García García se integraron al programa de testigos protegidos de la PGR. Se les asignaron respectivamente las claves Moisés, David y Saúl. Su principal beneficio fue la impunidad.

 El 4 de agosto, ya como testigo colaborador, Moisés cambió su declaración y añadió que había visto al ingeniero Miguel Colorado en un restaurante donde se había encontrado con un operador de Beltrán Leyva. Pudo ser su venganza porque Colorado encabezó las investigaciones contra él en 2007.

 Así empezaba a involucrar indirectamente al jefe de Colorado, Ramírez Mandujano, que en septiembre de 2008 fue nombrado agregado de la PGR en la embajada de México en Austria.

 El 12 de agosto la PGR había informado que Miguel Ángel Colorado González, Antonio Mejía Robles, Jorge Alberto Zavala Segovia, Fernando Rivera Hernández, Milton Carlos Cilia Pérez y Roberto García García estaban bajo arraigo por filtrar información a "personas no autorizadas"

 Poco después, el 26 de septiembre y el 25 de octubre, Jennifer agregó elementos ya inverosímiles a sus declaraciones. Terminó por afirmar que le había entregado un soborno de 450 mil dólares a Ramírez Mandujano a finales de 2006 en el restaurante Guadiana, en el Estado de México, y que él había visto cómo, en septiembre de 2007, un tal "R" le había entregado en el Champs Elysées una maleta con igual cantidad de dinero al mismo funcionario.

PREMIO DE MENTIRA

 En noviembre de 2008 Ramírez Mandujano fue citado a México para declarar. Al presentarse fue arraigado, supuestamente porque existían suficientes pruebas contra él. Entre más se resaltaban los fabricados vínculos del extitular de la Siedo con el crimen organizado, menos atención recibía el caso de los exgafes corruptos.

 En septiembre de 2009 Medina Mora renunció a la PGR y se fue al Reino Unido como embajador. Lo sustituyó en la PGR Arturo Chávez Chávez. Y con Morales en la Siedo seguían multiplicándose las declaraciones contra Ramírez Mandujano.

 El 7 de marzo de 2011 Marisela Morales llegó a la cúspide: asumió el cargo de procuradora general. Al día siguiente, la entonces secretaria de Estado Hillary Clinton le otorgó el Premio al Valor de la Mujer por haber logrado llevar ante la justicia a varios de los "criminales más peligrosos de México", luchar contra la corrupción y crear el primer "programa federal de testigos protegidos".

 Morales siguió exprimiendo a Jennifer. La última cacería orquestada con su participación se inició en mayo de 2012, esta vez contra los generales Tomás Ángeles Dauahare, Ricardo Escorcia, Roberto Dawe y Rubén Pérez Ramírez, así como el coronel Silvio Isidro de Jesús Hernández Soto y el mayor Iván Reyna. El testigo los acusó de trabajar para los Beltrán Leyva, pero en la mayoría de los casos no existe más prueba que su dicho.

 Tanto Ramírez Mandujano como el general Ángeles Dauahare fueron absueltos y liberados la semana pasada

Fuente: Proceso


El interno 1438
Anabel Hernández | Proceso
“Le voy a platicar un día en la vida de Noé o del interno 1438. Me levanto a las 5:30 horas o mejor dicho me levantan (que no es lo mismo que me despiertan, porque duermo muy poco), pues a esa hora suena un silbato e inmediatamente me tengo que incorporar, vestirme (si me da tiempo de rasurarme, si no, después) y pararme frente a mi reja (de lo que se infiere, estoy tras las rejas), en mi estancia, no ‘celda’, que para no perder la costumbre es la número 1; unos segundos antes se prende una luz y se escucha una voz de mando que dice: ‘¡Pase de lista!’. Y una vez que el comandante en turno se encuentra frente a mí, pronuncia mis apellidos, a lo que debo contestar fuerte y claro: ‘¡Noé, señor!’.”

Así relata el extitular de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO, ahora SEIDO) Noé Ramírez Mandujano –acusado por la Procuraduría General de la República de trabajar para la delincuencia organizada– sus primeros días en prisión, en una carta fechada el 26 de mayo de 2009, tres meses después de que se le dictó auto de formal prisión y fue recluido en el Centro Federal de Readaptación Social de Tepic, donde permaneció cuatro meses y 54 días.

La misiva está dirigida a un colaborador suyo con quien estableció el compromiso de mantenerse en contacto todo el tiempo que durara en prisión. La última de sus comunicaciones está fechada el 3 de febrero de 2013.

Desde que fue detenido en noviembre de 2008 la principal arma de defensa de Ramírez Mandujano fue papel, un repuesto de tinta –ni siquiera le permitían tener una pluma– y una voluntad férrea para probar su inocencia.

Defensa “a mano”

–¿Cómo se siente ahora? –se le pregunta en una entrevista concedida a Proceso el martes 16.

(El lunes 15 el juez primero de distrito de Procesos Federales, Mauricio Fernández de la Mora, con sede en Tepic, Nayarit, en presencia de Ramírez Mandujano y un representante de la PGR, dictó sentencia absolutoria, ordenó su liberación inmediata e instruyó al procurador general Jesús Murillo Karam para que se actúe contra los servidores públicos que recabaron pruebas falsas en su contra.)

–Bien. Se puede decir que se hizo un trabajo importante en las conclusiones, muy detallado… yo lo hice –responde con voz clara y fresca las preguntas, pese a los años de encierro y el largo viaje que hizo por carretera con su familia desde el penal donde estaba recluido hasta la Ciudad de México.

“Todos los documentos los hacía a mano y los enviaba por correo a mi casa y mi esposa los transcribía. Cada tres días yo enviaba un sobre con los documentos. Mi defensa estuvo basada no sólo en argumentos sino en pruebas.”

Ramírez Mandujano habla con el aplomo de quien durante 10 años fue uno de los principales persecutores de la delincuencia organizada en México. El “pez gordo” de la Operación Limpieza, que supuestamente combatía la corrupción de funcionarios públicos vinculados con el crimen organizado, ahora se convierte en el motivo por el que los tres procuradores del sexenio de Felipe Calderón –Eduardo Medina Mora, Arturo Chávez Chávez y Marisela Morales– serán investigados.

La PGR armó las acusaciones de supuesto involucramiento de Ramírez Mandujano con el Cártel de Sinaloa y los Beltrán Leyva con base en nueve testigos colaboradores que declararon con falsedad: Roberto López Nájera, con nombre clave Jennifer; David; Saúl; Emiliano; Ricardo; Socorro; Mario; Sergio Barragán Villarreal, con clave Mateo, y Richard Arroyo Guízar, hijo de Reynaldo Zambada –hermano del Mayo Zambada–, con el seudónimo de María Fernanda.

–Cada imputación que me hicieron la destruí no con mi dicho sino con documentos –afirma el exzar antidrogas.

Pudo probarle al juez que, contradiciendo los dichos de los testigos protegidos, él fue quien inició las averiguaciones previas contra Barragán Villarreal por 15 homicidios cometidos en 2007, entre ellos el de Jaime Meraz Martínez, exdirigente estatal del PRD ejecutado el 15 de enero de 2007 junto con su esposa, su hijo y un taxista por un par de desconocidos que irrumpieron en su domicilio en Gómez Palacio, Durango.

Y también fue quien abrió la averiguación previa contra Édgar Valdez Villarreal y Arturo Beltrán Leyva por el homicidio de presuntos zetas, grabado en video y subido a You Tube en diciembre de 2005.

La farsa de “Jennifer”

“¡Yo encabecé mi propia defensa, me bloquearon totalmente!”, señala. “La estrategia de la PGR era bloquearme todos los medios de defensa para que el juez dudara”.

Jennifer dijo que lo había visto reunirse en el restaurante Champs Elysees de Paseo de la Reforma el 10 de septiembre de 2007, después de las 15:00 horas, con un integrante del cártel de los Beltrán Leyva y recibir del mismo 450 mil dólares en efectivo como parte del pago mensual por la supuesta protección al Cártel de Sinaloa. Pero a esa hora el entonces titular de la SIEDO estaba en el aeropuerto a punto de abordar un avión a Las Vegas para participar en un acto al que fue invitado por David Gaddis, director de la DEA en México.

El Instituto Nacional de Migración dio información falsa respecto de su salida y entrada del país; mintió y dijo que no había ningún registro de salida de septiembre de 2007, pero sí de entradas, aunque tampoco ninguna en septiembre. El juez que le dictó auto de formal prisión no le dio valor probatorio a los sellos en su pasaporte que demostraban su salida y entrada al país en esas fechas.

–¿Hasta cuándo la DEA entregó la información de que efectivamente usted iba a viajar a Las Vegas?

–La DEA no contestó en tres años. No sé por qué, pero finalmente tuvieron que hacerlo. El agregado encargado de despacho de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza dijo que ingresé el 10 de septiembre de 2007 a la hora que yo había señalado y que salí la tarde del 13 de septiembre de 2007.

–Los cárteles de la droga tenían la protección de autoridades federales, es evidente que operaban libremente. Si usted y otros que fueron encarcelados no eran quienes los protegían, ¿quiénes lo hacían? –se le pregunta.

–Si yo no soy quien protegía a los narcotraficantes y ni los que ya salieron libres ¿entonces quiénes los protegían? Me respondo: ¿serán acaso los que siguen libres? –contesta.

–¿Quiénes?

–No quiero incurrir en lo que hicieron los testigos en mi contra. Los que estábamos adentro no, porque las organizaciones criminales seguían operando. Yo no sé quiénes sean, pudiera decir mi propia opinión pero no en este momento.

–¿La PGR debe investigar quiénes eran o son?

–Debe investigarse quiénes eran los funcionarios públicos que los protegían y que se sancione conforme a derecho.

Ramírez Mandujano señala que durante su juicio hubo careos con Jennifer, quien repetidamente ante el juez se contradecía, incluso en la descripción física que hizo de él. El Ministerio Público ofreció como prueba de cargo el testimonio del testigo protegido Felipe, pero la PGR nunca lo pudo presentar.

–¿Por qué inventaron testimonios en su contra?

–Creo saber por qué, pero eso me lo reservo por el momento.

–¿Qué piensa del papel que jugó el entonces procurador Eduardo Medina Mora?

–Esto es una farsa en la que varias personas estuvieron implicadas.

–¿Y de Marisela Morales?

–Los hechos hablan por sí mismos. Ahí está el resultado. ¿Cuál Operación Limpieza? Fue operación cochinero, lo turbio, lo sucio.

–¿Participará de alguna forma en las investigaciones que ordenó el juez a la PGR sobre la fabricación de pruebas en su contra?

–Eso le corresponde al señor procurador y a los responsables de hacerlo. Yo quiero dedicarme a mi familia. Fueron cuatro años de abandono, pero ellos siempre estuvieron a mi lado. No tiene caso hacer algo que los vuelva a preocupar.