jueves, 12 de enero de 2017

El enojo acumulado salió a la calle

El aumento al precio de los combustibles, anunciado por el presidente Peña Nieto el pasado 28 de diciembre, desencadenó una serie de hechos, algunos explicables y lógicos; otros muy oscuros. El gasolinazo enardeció a la gente. Esta vez el enojo acumulado durante años y años de abusos de poder no se quedó en las redes sociales, sino que salió a las calles y a las carreteras de todo el país. Pero las marchas, protestas y bloqueos protagonizados por ciudadanos airados de pronto se vieron contaminados por actos vandálicos (bajo sospecha de estar orquestados por las autoridades): saqueos a comercios, rumores de asonadas o cuartelazos… y entonces llegó el miedo, un capaz de paralizar las movilizaciones sociales. Ante un riesgo real de estallidos populares ese miedo le cae como anillo al dedo al sistema.
8 enero 2017 | José Gil Olmos | Proceso

CIUDAD DE MÉXICO (Apro).- El cierre de año fue calamitoso: El 28 de diciembre, el gobierno federal adelantó que a partir del domingo 1 sería liberado el precio de la gasolina; dos días después anunció el aumento de las tarifas eléctricas, lo que detonó las protestas.

Apenas iniciado el año y una semana después había cientos de manifestaciones, cierre de carreteras y toma de gasolineras en prácticamente todo el país.

"Es el enojo de la gente ante el cúmulo de abusos de poder”, sostienen la politóloga y directora de la Red de Rendición de Cuentas, Lourdes Morales, y el director de la encuestadora Consulta Mitofsky, Roy Campos. Por separado, ambos coinciden: Estas manifestaciones no son una catarsis social, sino una expresión de falta de gobierno y un reclamo a los partidos.

"En primer lugar”, sostiene Campos, "no se puede descontextualizar ese descontento. Hay un enojo desde 2014 que se ha ido acumulando por corrupción, impunidad, malos resultados económicos, inseguridad creciente e indignación por los bonos de los diputados. Todo esto genera el enojo.”

Morales, profesora del Centro de Investigación y Docencia Económicas y egresada de la Universidad de París, señala:

"Estamos viendo un rechazo de la gente a los abusos de la clase política. Si bien el costo político lo estaba pagando el PRI por sus (ex) gobernadores corruptos, hasta ahora no vemos a otros partidos pronunciarse al respecto. El PAN está muy callado con respecto a los bonos de los diputados y el PRD es omiso. Por eso la gente está muy enojada.

"Además, la gente está enojada por la forma en que el gobierno lo hizo, en vacaciones, para intentar diluir el impacto político. Eso es un insulto más grave a la ciudadanía. Quisieron verle la cara al ciudadano y esa es una falta de sensibilidad, un exceso.”

Las protestas sociales de la semana pasada incluyeron más de 40 manifestaciones en una semana, así como el cierre de las principales carreteras del país y una serie de saqueos a 400 establecimientos comerciales y actos de violencia.

Los entrevistados reiteran: "No se trata de una expresión momentánea o catártica de la gente ni tampoco se circunscribe a una región; es de índole nacional y seguramente tendrá efectos en las elecciones de 2018.”


EL PAPEL DE LAS REDES SOCIALES

No es la primera vez que ello ocurre. Ha habido movilizaciones nacionales por devaluaciones o aumento de precios en la gasolina en otros sexenios, que solían hacerse en diciembre, cuando nadie se enteraba. La diferencia ahora es que la información inunda las redes sociales de manera inmediata.

"El anuncio fue el 28 de diciembre, pero no funcionó. El enojo fue creciendo de manera rápida entre toda la gente (gracias a las redes sociales y los celulares). Primero como una catarsis, porque la gente quiere gritar, pero después como enojo acumulado..., y se lo van a cobrar al gobierno en las próximas elecciones, sobre todo en 2018”, advierte Campos.

—¿Será un castigo sólo para el gobierno o para todos los partidos?

—Depende de la habilidad política de cada partido que ahora han salido a apoyar a la gente, olvidándose que participaron en la aprobación de la reforma energética.

Para Campos, miembro del comité técnico asesor de Transparencia Mexicana, el gobierno comete el error al tratar de explicar su impopular decisión, pues sólo provoca un mayor enojo entre la gente.

Siete días después del anuncio de la liberación de los precios de la gasolina, el presidente Enrique Peña Nieto dijo en su mensaje de año nuevo que se trataba de un problema que venía del exterior y culpó a su predecesor, Felipe Calderón, de haber mantenido subsidiado el precio del combustible y "quemar” 1 billón de pesos.

"Quizá lo que dicen es verdad —expuso Peña Nieto el jueves 5 por la noche—, pero el ciudadano está enojado. Y manifiesta sus dudas y enojo cada vez que sale el gobierno a explicar; eso genera más coraje...”

"El gobierno no preparó su comunicación y trató de engañar anunciando la liberación de precios de la gasolina el 28 de diciembre, pensando que no pasaría nada, pues la gente iba a despertar en enero diciendo: ‘Ya está más cara la gasolina, ni modo’.”

—¿Este enojo no es pasajero?

—No lo creo. La gente está enojada con el presidente desde hace tiempo.

Campos asegura que las mediciones de opinión pública de Mitofsky y de otras encuestadoras y medios de comunicación de 2016 indican que Peña Nieto sale con una desaprobación cercana al 80%. Ese porcentaje quizá crezca por el alza de la gasolina.

Desde cualquier punto de vista —dice—, el gobierno en general sale muy mal librado por esta medida, no sólo por la falta de comunicación, sino por su desdén a la ciudadanía; las autoridades creyeron que la molestia sería transitoria, que el gasolinazo sólo se iba a quedar en las redes; pero no, salió a la calle.

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