PARÍS (apro).- Llegaron sigilosamente al amanecer. Eran
pocos. No dijeron cuántos. Cargaban altas siluetas de cartón, unas con
el rostro tapado por un pañuelo, otras sin caras dibujadas, unas con
rasgos apenas esbozados.
Aceleraron el paso al meterse por la estrecha calle de
Longchamp. Pararon ante el número 9 y a toda velocidad colocaron de pie
las 43 siluetas apoyándolas contra las rejas negras, el portón de
seguridad y los muros de la embajada de México en Francia.
La mayoría de las figuras estaban entrelazadas de las manos. Unas cuantas tenían el puño en alto. Alguien sacó su teléfono celular y filmó, mientras que los demás se esfumaban tan furtivamente como habían llegado.
El camarógrafo improvisado grabó durante un minuto y 10
segundos. Ni uno más. Tembló su mano. Las imágenes saltan un poco, se
balancean y se vuelven aún más inquietantes iluminadas por la luz pálida
del alba y los reflejos amarillentos de algún farol.
Los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa,
frágiles centinelas de cartón, aguardaron horas la llegada de Juan
Manuel Gómez Verduzco, embajador mexicano en tierras francesas.
“Nos sorprendió, pero sobre todo, nos conmovió a todos ver a estas figuras”, asegura a Apro
Efren García García, responsable de comunicación de la sede
diplomática. Y agrega: “Tuvimos que apartarlas un poco para poder entrar
a la embajada. Finalmente, decidimos retirarlas y guardarlas. Pero
actuamos en todo momento con el respeto que merecen estos símbolos
dolorosos”.
¿Qué piensa hacer el embajador Gómez Verduzco con las 43
siluetas de cartón de los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa?
¿Llamar al servicio especial de limpieza de la alcaldía del Distrito XVI
para deshacerse de ellas? ¿Archivarlas? ¿Quemarlas?
“En ningún momento se pensó tratarlas como materiales
desechables. Estamos dispuestos a entregarlas a quien nos pida su
devolución. Estamos en la mejor disposición para atender a quienes
manifestaron sus reivindicaciones en esa forma y para hacer llegar sus
reclamos a las autoridades competentes en México. De no ser reclamadas,
conservaremos estas figuras”, enfatiza García García.
Las declaraciones de buena voluntad de los representantes
del Estado mexicano en Francia distan de convencer a quienes idearon ese
acto de protesta.
“Nos importa que nuestra intervención siga siendo anónima”,
expresan a la corresponsal vía correo electrónico y sin identificarse. Y
eso, por dos razones. La primera es una cuestión de seguridad. Los
hechos hablan por sí solos: Defender los derechos humanos en el propio
México o fuera del país los expone a todo tipo de represalias.
“La segunda es la más importante: nos interesa que la lucha
por la verdad y la justicia en el caso Ayotzinapa sea una lucha genuina.
Nuestra acción es una acción por la memoria, contra el olvido. Una
acción que es de todos aquellos que no toleran más la impunidad en
México y el descaro con el que se conducen las autoridades mexicanas.
Somos unos entre millones de anónimos que reclaman lo mismo en México”.
Y concluyen : “El gobierno le apuesta al olvido. Estas
siluetas le apuestan a la memoria. Desde París les reiteramos nuestra
solidaridad activa a los padres y a las madres de Ayotzinapa y a las
miles de familias mexicanas que buscan a un ser querido desaparecido”.
La solidaridad con las víctimas y la indignación ante la
política de las más altas autoridades mexicanas son también los temas de
la conferencia de prensa que ofrecerán esta tarde dirigentes de dos
importantes organizaciones no gubernamentales francesas: Acción de los
Cristianos contra la Tortura(ACAT) y la sección gala de Amnistía
Internacional.
Participará también Citali Miranda, integrante del grupo de
investigación de las fosas clandestinas de la organización social Los
Otros Desaparecidos de Iguala.
En esa oportunidad, los parisinos podrán observar también el documental de investigación Mirar Morir,
que arroja luz sobre la participación de unidades militares –en
particular la del 27 Batallón de Infantería– en los ataques perpetrados
contra los estudiantes de Ayotzinapa.