Carlos Fernández-Vega / México SA
La sempiterna promesa
gubernamental de que a los mexicanos les falta muy poquito, casi nada,
para que ingresen al primer mundo y gocen de sus mieles contrasta con la
suma cotidiana de rezagos en materia social (el voluminoso ejército de
pobres es una muestra fehaciente de ello), y entre ellos sobresale la
cada día más remota posibilidad de pensionarse y/o jubilarse en términos
dignos. De hecho, a estas alturas, y sólo en el mejor de los casos,
apenas cuatro de cada diez trabajadores (del sector formal) alcanzarían
ese derecho.
Por un lado, la gubernamental Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro asegura que se registran
logros innumerables en materia de pensiones, y por el otro voces oficiales reconocen que
los jubilados mexicanos destacan entre los peor pagados en el mundo, pues, si bien va, apenas reciben
30 por ciento de su último sueldo, es decir, menos de la mitad del promedio internacional(La Jornada, Patricia Muñoz).
Tal porcentaje, alarmante de por sí, empeora al considerar el
pormenorizado análisis temático realizado por la Auditoría Superior de
la Federación (Evaluación de la política pública de pensiones y jubilaciones),
pues en el mejor de los casos el promedio ponderado de la tasa de
remplazo (el porcentaje que obtendría como pensión con respecto al
salario cotizado) bajo el régimen de las Afore apenas llegaría a 22.2
por ciento, es decir, tres veces inferior al promedio internacional y
cinco por debajo del máximo reportado (en los Países Bajos).
Lo anterior, independientemente de que, como detalla la ASF, en 69.2 por ciento de los regímenes pensionarios de beneficio definido no se logrará cubrir la cuantía de la pensión garantizada en la Ley del Seguro Social y en el 16.9 por ciento no se cubrirá la señalada en la Ley del Issste. En efecto, pues,
los jubilados mexicanos destacan entre los peor pagados en el mundoy ocupan el último lugar entre las naciones pertenecientes a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Aún más: la propia Auditoría Superior de la Federación estimó (con base en cifras de 2013, es decir, mejores que las actuales) que el grupo de trabajadores que ese año tenía 36 años o menos (SB4) alcanzará una pensión superior a la garantizada, que (sólo) cubriría 30.7 por ciento de su sueldo; de 37 a 45 años (SB3) el promedio sería de 19.9 por ciento y resultará inferior a la pensión garantizada en la mayoría de los casos (nueve de cada diez); de 46 a 55 años (SB2) apenas libraría 13.8 por ciento y para los mayores de 55 años (SB1),5.2 por ciento”. La pensión
garantizadaapenas sobrepasa los 2 mil pesos.
¿Cómo piensa el gobierno resolver la
enorme inequidad(Alfonso Navarrete Prida dixit) en materia pensionaria? Pues manteniendo los salarios a nivel de hambre, permitiendo la evasión de aportaciones patronales, promoviendo el outsourcing y reduciendo aún más el de por sí raquítico ingreso a recibir por los candidatos a pensionarse.
De ello da cuenta la más reciente decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (19 de febrero pasado), en cuya segunda sala se decretó (jurisprudencia laboral 8/2016) que
el tope máximo para el pago de pensiones del Instituto Mexicano del Seguro Social en materia de invalidez, vejez, cesantía en edad avanzada y muerte será el equivalente hasta de 10 salarios mínimos y no de 25, como se ha pagado desde hace muchos años(La Jornada, Susana González). Y no hay que olvidar que entre la miseria a recibir, las pensiones del IMSS (Ley 1973) son las de mayor cuantía si se compara con las Afore.
En el recuento de daños destaca la información aportada por la
secretaria académica y especialista en pensiones del Instituto de
Investigaciones Económicas de la UNAM Berenice Ramírez: hasta 2014 sólo
9.3 por ciento de los asegurados en el IMSS ganaban más de 10 salarios
mínimos; 22.8 por ciento percibían más de cinco y hasta 11, y 67.8 por
ciento, de uno a cinco minisalarios. Si tales proporciones se mantienen
hasta la fecha, implicaría que hay 1.6 millones de afiliados que ganan
más de 11 salarios mínimos, pero no todos comenzaron a cotizar según la
antigua ley. Por ello,
más allá de lo arbitrario de que se reduzca la jubilación a los trabajadores que más ganan, queda al descubierto el fracaso del sistema pensionario y la necesidad urgente de que se discuta y modifique a fondo, para eliminar injusticias y disparidades, a lo que no están dispuestos el gobierno ni la Corte(ídem).
No basta, pues, salir a decir en un foro especializado que
los jubilados mexicanos destacan entre los peor pagados en el mundo, que existe
enorme inequidaden materia de pensiones y que éstas son en extremo reducidas, porque
mientras en otros países la disparidad salarial entre la población que más gana y la que menos ingresos tiene es de 10 a uno, aquí es de 30 a uno(Navarrete Prida dixit). Tampoco
resolveránel problema con las tijeras en la mano para recortar y recortar derechos, y sacudirse la obligación constitucional en la materia.
Pero bueno, sin ánimo sadomasoquista, va un comparativo de la tasa de
remplazo en los países de la OCDE, a la que México pertenece:
El primerísimo lugar corresponde a Países Bajos, donde la tasa de
remplazo para un pensionado es de 90.7 por ciento. Ello se traduce en
que un trabajador de salario mínimo obtendrá una pensión por el
equivalente a mil 815 dólares, algo así como 32 mil pesos nuestros al
mes. Para dar una idea de qué se trata, el ingreso que un trabajador
mexicano de salario mínimo tarda una jornada laboral completa (ocho
horas) en obtener, el de la nación europea, también con salario mínimo,
se lo agencia en media hora.
En orden de importancia le siguen Dinamarca (con una tasa de remplazo
de 78.5 por ciento), Austria (76.6), España (73.9), Hungría (73.6),
Israel (73.4), Islandia (72.3) e Italia (71.2). Dos países ofrecen
rangos que van de 65.9 por ciento (Eslovaquia) a 64.5 (Turquía), y
posteriormente un grupo de 11 naciones garantizan rangos que van de 58.8
por ciento (Francia) a 52.2 (Estonia). De allí la tasa va de 48.8 por
ciento (Polonia) a 32.6 por ciento (Reino Unido) y en el sótano aparece
México con 22.2.
Las rebanadas del pastel
Para tratarse de una
volatilidad pasajera(Videgaray-Carstens dixit), el chiste salió carísimo: el Banco de México sacrificó reservas internacionales por 30 mil 277 millones de dólares
para evitar una mayor depreciación del peso frente al dólar. Y a pesar de ello, la gloriosa moneda nacional se mantiene en el suelo.