Carlos Fernández-Vega / México SA
Con la presentación del
paquete económico 2016 prácticamente suena la campana de arranque de la
segunda mitad del gobierno peñanietista. Se suponía (cuando menos así
lo ofreció en su comienzo) que al término de la primera mitad el
México en movimientosería una realidad al igual que los múltiples beneficios para los habitantes de esta República de discursos.
Sin embargo, las promesas incumplidas de la actual administración gubernamental se suman al de por sí grueso inventario de ofertas fallidas y asignaturas pendientes acumulado en tres décadas. Como bien apunta el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC), casi tres años después de su arribo a Los Pinos los resultados tendrían que ser evidentes para la sociedad.
A estas alturas ciudadanos y empresas deberían tener en claro el rumbo y la magnitud de las acciones emprendidas, pero hoy, en México, no es necesariamente lo que está pasando.
El IDIC analiza el paquete económico 2016, y de él se toman los siguientes pasajes. Sobre el proyecto de Ley de Ingresos, su revisión permite asegurar que existe un escenario de relativo optimismo en el gobierno federal. Básicamente se estima un incremento en los ingresos, aunque plantea un contexto restrictivo para la economía. ¿Qué hará el gobierno con dichos recursos? Básicamente existen los siguientes elementos:
Aumento en el costo el costo financiero de los pasivos del gobierno: 474 mil millones de pesos en 2016, contra 402 mil millones de 2015 (18 por ciento de incremento). Con ello es claro que parte de los recursos adicionales serán para cumplir con los compromisos por deuda contraídos en los años previos.
Hay una disminución en el gasto programable por 107 mil millones de pesos. Desafortunadamente la mayor parte de la reducción es en inversión: una caída de 162 mil millones de pesos. Ello evidencia que difícilmente se puede alcanzar una meta de crecimiento económico demasiado ambiciosa y que la austeridad se aplicará, principalmente en el gasto productivo, es decir, en la inversión.
Una vez descontadas las pensiones, el gasto corriente programable disminuye poco más de 13 mil millones de pesos. No obstante, debe destacarse que el ajuste no se da en servicios personales, pues éstos aumentan 12 mil 900 millones. La disminución se generó en la parte operativa. Por tanto, son claras las dificultades que el gobierno tuvo para detener la inercia del gasto público programable en su parte menos productiva, es decir en el gasto corriente.
En sentido contrario, al igual que en otras ocasiones la mayor proporción del ajuste se dará en la parte de inversión, particularmente en lo correspondiente a Pemex, CFE y Comunicaciones y Transportes: se verán afectados con 103 mil millones de pesos (64 por ciento del total). Ello es similar al recorte total del gasto total programable antes citado.
Es claro que el presupuesto 2016 no conserva la misma lógica de los primeros tres años de gobierno, cuando se buscó fomentar la inversión en energía, comunicaciones y transportes, tres aspectos esenciales para elevar la productividad y competitividad de la economía nacional. Por tanto, habrá que observar qué estrategias particulares se aplican para garantizar la continuidad en el incremento de la productividad y evidentemente de la reforma energética.
De entrada, el recorte al gasto toca fibras sensibles: Desarrollo Social, 5 mil 232 millones de pesos; Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, 15 mil 426 millones; Comunicaciones y Transportes, 28 mil 663 millones; Educación Pública, 5 mil 697 millones; Salud, 5 mil 181 millones; Medio Ambiente y Recursos Naturales, 10 mil 486 millones.
En ese contexto es fundamental que se asegure la eficacia del
gasto que se ejercerá, particularmente porque en algunos esos renglones
los resultados no han sido los ofrecidos, por ejemplo en lo relativo al
combatede la pobreza.
Un desafío para el presupuesto será la macroeconomía. La estimación
oficial es que el país crecería entre 2.6 y 3.6 por ciento, por lo que
no se cumplirá el escenario de las reformas estructurales que planteaba
un crecimiento mayor al 4.5 por ciento en 2016. En este sentido la
disminución del presupuesto público debe compensarse con un aumento de
inversión privada productiva. Dado que los flujos financieros netos que
llegan al país han disminuido, es relevante que el fomento se dirija
hacia el sector privado nacional.
El tipo de cambio es otro factor preocupante: ¿de qué tamaño deberá
ser la entrada de capitales para apreciar el peso de 17.20 por dólar,
que actualmente tiene, a 15.90 para fines del 2016? El precio del barril
de petróleo se calculó en 50 dólares, pero el promedio del mismo
durante los primeros siete meses del año fue ligeramente inferior a 49.5
dólares. El gobierno contrató coberturas a 49 dólares para 212 millones
de barriles. Por tanto, en el caso de que el precio del petróleo sea
inferior a lo presupuestado, hay un factor de riesgo para las finanzas
públicas en la parte que no tiene la cobertura.
Al considerar la inversión, el balance público registrará un déficit
de 3 por ciento del PIB; por tanto, la deuda seguirá incrementándose
aunque a un ritmo menor. El balance económico del 2015 será negativo en
641 mil 510 millones de pesos y de menos 577 mil 192 millones para el
2016. ¿Cuánto debe crecer el país para generar los recursos tributarios
suficientes que lleven el nivel de deuda a un nivel similar al de 2012?
El pago de deuda pública representa un problema: se estima una
erogación de 370 mil millones de pesos en 2016 en donde 363 mil millones
son exclusivamente para intereses (98 por ciento del total). El último
punto redunda en un incremento del Saldo Histórico de los Requerimientos
Financieros del Sector Público, los cuales sumarán 47.8 por ciento del
PIB para fines del próximo año.
Reducir la inversión pública no ha sido un mecanismo exitoso en otros
ajustes similares. En este sentido el gobierno deberá cuidar la
eficacia del gasto, un reto mayúsculo para el sector público mexicano
que desde 2001 aprendió a gastar más pero no mejor. La incógnita radica
en si en esta ocasión podrá obtener mejores resultados con menos
recursos.
Las rebanadas del pastel
Urge un grupo interdisciplinario de expertos
independientes, como el que atiende el caso Ayotzinapa, para que
desazolve al país, que limpie toda la mugre. Basura hay por doquier, y
la limpieza debe ser a fondo y practicarse de Tlatlaya a la Casa Blanca (la de aquí) y Malinalco, pasando por todo lo demás, que es mucho, sin olvidar detalle.