Simón Vargas Aguilar* | Opinión-La Jornada
Las Escuelas normales rurales, originalmente planteadas como escuelas rurales regionales o centrales agrícolas, en 1922, formaban parte del proyecto de reforma educativa de los gobiernos posrevolucionarios, cuyo principio era la socialización de la educación en el ámbito rural mexicano, así como propiciar la concientización y participación social de quienes se forman en estos planteles, relata Alicia Civera Cerecedo, en su ensayo La legitimización de las escuelas normales rurales. http://bit.ly/1tWRjI0
Las Escuelas normales rurales, originalmente planteadas como escuelas rurales regionales o centrales agrícolas, en 1922, formaban parte del proyecto de reforma educativa de los gobiernos posrevolucionarios, cuyo principio era la socialización de la educación en el ámbito rural mexicano, así como propiciar la concientización y participación social de quienes se forman en estos planteles, relata Alicia Civera Cerecedo, en su ensayo La legitimización de las escuelas normales rurales. http://bit.ly/1tWRjI0
Las normales regionales empleaban la propuesta pedagógica del reconocido
pedagogo estadunidense John Dewey, quien concebía
la escuela como la reconstrucción del orden social; el educador es un guía y orientador de los alumnos; es así que en México estos centros de preparación se caracterizaron por formar maestros rurales con vocación de apoyo, estimulando el proceso de transformación social a través de la enseñanza, atendiendo las necesidades educativas de las comunidades más marginadas del país.
Las escuelas rurales han sido perseguidas desde su creación, las primeras
fueron descalificadas por los sectores conservadores de México debido a la
inconformidad de la exclusión en la religión en este sistema educativo, se les
trató con gran severidad, incluso grupos de fanáticos religiosos las llamaban
escuelas del diablo, y los maestros rurales en ocasiones fueron víctimas de atentados contra sus vidas.
Posteriormente se les catalogó como
semilleros de guerrillerosy los integrantes de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM) –organización estudiantil que desde su fundación en 1935 se ha encargado de la defensa de las normales rurales frente a las continuas
amenazasde desaparición por algunos niveles de gobierno y de la sociedad– han sido víctimas de persecución, sobre todo después de su activa participación en el movimiento estudiantil de 1968.
Actualmente siguen en función 17 normales rurales –de las 29 que llegaron a
ser antes del 68–; estos centros educativos adoptaron el modelo de educación
socialista propuesto por el gobierno del presidente Lázaro Cárdenas en 1934, el
cual aspiraba a elevar las condiciones de vida de los obreros y campesinos,
mismo que mantienen hasta la fecha a la par del plan de estudios oficial de la
Secretaría de Educación Pública (SEP).
En diversos comunicados, la FECSM sostiene que en la educación en las
normales rurales existentes aún se maneja una ideología marxista y que los
planes educativos contienen materias que los capacitan en actividades
agropecuarias productivas, culturales, deportivas y políticas, no obstante, en
las dos décadas pasadas se ha planteado un reacomodo y reapertura a las nuevas
tendencias teóricas, ideológicas y metodológicas existentes. http://bit.ly/1s7eI2J
Además de ser marginados, lo que caracteriza a los estudiantes de las
normales rurales es su vocación de servir por medio de la educación a sus
comunidades, su deseo de transformar con la enseñanza el futuro y la calidad de
vida de los que ahí habitan, buscan ser ellos los agentes de cambio y desarrollo
proporcionando conocimientos y herramientas necesarias para abatir la pobreza en
las regiones más pobres y marginadas del país, a las que difícilmente otros
normalistas accederían emigrar para desempeñar esta labor.
Después de los condenables sucesos de Iguala y del secuestro de 43
estudiantes de la Escuela Normal Isidro Burgos, de Ayotzinapa, las condiciones
de vida de los estudiantes dentro de los internados donde viven mientras reciben
su preparación se han revelado en su real magnitud, se nos ha expuesto lo
difícil que les ha sido sobrevivir debido a la falta de apoyos por parte de los
gobiernos estales y federales.
Y esa siempre ha sido su petición más constante, la mejora de condiciones de
vivienda y estudio y durante muchos años la respuesta de las autoridades fue la
marginación o incluso la represión. Ayotzinapa también ha servido para que se
recapitulen las agresiones de las cuales han sido víctimas los estudiantes en
años recientes, cuyas consecuencias ya han resultado fatales en varias
ocasiones.
En el acuerdo firmado este 29 de octubre entre el presidente Enrique Peña
Nieto y los padres de los 43 normalistas desaparecidos, el gobierno de la
República se comprometió en el noveno punto a realizar un programa de
redignificación de la infraestructura y los espacios de las escuelas normales
rurales del país a fin de que proporcionen educación de calidad en los términos
de la Constitución. http://bit.ly/1p7kQxp
Siguiendo con el discurso del titular de la SEP, Emilio Chuayffet, quien
durante su comparecencia ante comisiones en el Senado, como parte de la glosa
del segundo Informe del presidente Peña Nieto, dijo que el gobierno federal no
cerrará ninguna normal rural, al tiempo de reconocer que muchas de estas se
encuentran en condiciones verdaderamente deplorables.
Es tiempo de fortalecer el normalismo rural dotándolo de mayores y mejores
recursos a efecto de garantizar una educación que pueda contribuir a integrar a
los niños y jóvenes de esas comunidades a la modernidad y al desarrollo. Todos
tenemos la palabra.
*Analista en temas de seguridad, educación y justicia