Convertido en hervidero
futurista (¿quién brincará a dónde o con quién en los reacomodos luego
que se acabe el actual hueso diputadil?), el Congreso de la Unión
ofreció ayer en sesión de una sola pista (las dos cámaras en asamblea
unida) la más vívida estampa de la vacuidad e intrascendencia de su
desempeño hasta la fecha, reducido ese ejercicio de representación
popular a una mera oficina grandotota, carísima, tragicómicamente
pomposa y solemne, de tramitación y aprobación mecánica de los acuerdos
sostenidos fuera de esos recintos entre el verdadero Poder Ejecutivo,
Legislativo y próximamente Judicial (ya lo es, con ciertos cuidados de las apariencias, pero lo será, intencionalmente ostentoso, pa’ que aprendan a respetar, cuando Raúl Cervantes cumpla el itinerario Senado-ITAM-Corte) y las facciones directivas de los dos partidos presuntamente más opositores, PAN y PRD (el Verde sigue redituablemente plegado al PRI, al igual que el recuperado Panal, mientras el PT y el MC agonizan sólo de pensar en cómo mantener el registro que a sus élites tantas ganancias ha dado).
Legislativo y próximamente Judicial (ya lo es, con ciertos cuidados de las apariencias, pero lo será, intencionalmente ostentoso, pa’ que aprendan a respetar, cuando Raúl Cervantes cumpla el itinerario Senado-ITAM-Corte) y las facciones directivas de los dos partidos presuntamente más opositores, PAN y PRD (el Verde sigue redituablemente plegado al PRI, al igual que el recuperado Panal, mientras el PT y el MC agonizan sólo de pensar en cómo mantener el registro que a sus élites tantas ganancias ha dado).
Negociable Congreso de la Unión lavado, planchado y usado conforme a
las necesidades de Los Pinos. Ventanilla de recepción de, entre otras
cosas, los tomos que contienen las presuntas grandezas habidas durante
los dos años (21 meses, en realidad) del peñismo avasallador. La entrega
de ese ‘‘informe’’no la hizo el prócer sexenal, pues a punta de
interrupciones, consignas, mantas, interpelaciones y otras variantes de
la protesta el propio Congreso federal aprobó años atrás que no hubiera
más exposición de la egregia figura presidencial a los desfiguros de las
minorías vociferantes y en cambio se pudiera enviar un mensajero
propio, que ayer fue el suspirante Miguel Ángel Osorio Chong.
Enrique Peña Nieto pudo haber llegado sin problema alguno a San Lázaro para entregar personalmente el texto. Es de preverse que no hubiera existido más que una ínfima franja simbólica de diputados y senadores que podrían haber intentado el desarrollo de alguna protesta que probablemente los distraídos medios de comunicación electrónica ni siquiera tomarían muy en cuenta (o ni en cuenta). La aplastante mayoría habría estado encantada con que les visitara el autor y beneficiario de las reformas que ellos aprobaron a mano alzada y ojos cerrados.
Pero Peña Nieto, como Fox y Calderón comenzaron a hacerlo durante sus gestiones, prefirió armar su fiesta particular en Palacio Nacional y allí dar a conocer lo único que no es confesa demagogia técnica del segundo Informe de labores, el famoso ‘‘mensaje político’’. Al acto privado, que se realizará hoy, estará convidada la representación legislativa, en este caso materializada por los edecanes proporcionados por el PRD a título de presidentes de las mesas directivas de las cámaras. Un Congreso mínimamente respetuoso de sí mismo protestaría y no enviaría acompañantes de lujo (Aureoles y Barbosa, en este caso) ante la descalificatoria confesión que hizo EPN ayer en su Twitter, al mencionar que hoy ‘‘rendirá cuentas a la sociedad mexicana’’, como si los tales diputados y senadores no representaran a esa sociedad. Cuando se piden debates o consultas abiertas sobre temas a discusión en las cámaras, siempre se arguye que allí están los legítimos representantes populares. EPN sabe que eso no es cierto. Por eso hoy se va a una ceremonia blindada, con las élites seleccionadas por él mismo.
Enrique Peña Nieto pudo haber llegado sin problema alguno a San Lázaro para entregar personalmente el texto. Es de preverse que no hubiera existido más que una ínfima franja simbólica de diputados y senadores que podrían haber intentado el desarrollo de alguna protesta que probablemente los distraídos medios de comunicación electrónica ni siquiera tomarían muy en cuenta (o ni en cuenta). La aplastante mayoría habría estado encantada con que les visitara el autor y beneficiario de las reformas que ellos aprobaron a mano alzada y ojos cerrados.
Pero Peña Nieto, como Fox y Calderón comenzaron a hacerlo durante sus gestiones, prefirió armar su fiesta particular en Palacio Nacional y allí dar a conocer lo único que no es confesa demagogia técnica del segundo Informe de labores, el famoso ‘‘mensaje político’’. Al acto privado, que se realizará hoy, estará convidada la representación legislativa, en este caso materializada por los edecanes proporcionados por el PRD a título de presidentes de las mesas directivas de las cámaras. Un Congreso mínimamente respetuoso de sí mismo protestaría y no enviaría acompañantes de lujo (Aureoles y Barbosa, en este caso) ante la descalificatoria confesión que hizo EPN ayer en su Twitter, al mencionar que hoy ‘‘rendirá cuentas a la sociedad mexicana’’, como si los tales diputados y senadores no representaran a esa sociedad. Cuando se piden debates o consultas abiertas sobre temas a discusión en las cámaras, siempre se arguye que allí están los legítimos representantes populares. EPN sabe que eso no es cierto. Por eso hoy se va a una ceremonia blindada, con las élites seleccionadas por él mismo.
El ceremonial decadente y las cataratas propagandísticas dan
marco a los jaloneos en busca de reacomodos que tienen como propósito
inocultable la sucesión de 2018. Parece demasiado temprano para el tema y
habría de suponerse que el cesarismo reinstalado no desearía permitir
tan precoces trajines. Aquí se ha planteado la hipótesis de que Peña
Nieto, como su ahora distanciado icono gemelar, Carlos Salinas de
Gortari, explorará las posibilidades de relección (CSG comenzó las
indagaciones en SLP, tratando de que un gobernador interino lograse
reformas constitucionales que le permitieran la inmediata elección
directa). Peña Nieto está ávidamente dedicado a cosechar su propia
siembra mediática y propagandística, con su personal operativo cuidando
todos los detalles para que en cada acto sólo destaque y relumbre una
figura política, la del ocupante de Los Pinos. Y la secuencia natural
del discurso hasta ahora sostenido por EPN llevaría a que se pidiera al
‘‘pueblo’’ un periodo extra para que se cumplan los planes reformistas
aún tiernos.
Sin embargo, la caballada tal vez no esté gorda, pero sí inquieta.
Evidente y cada vez más aguda es la contienda en la delantera peñista
entre el controlador político y policiaco, Miguel Ángel Osorio Chong, y
el controlador económico y áulico, Luis Videgaray. No es del equipo
peñista, pero sus servicios a la causa reformista desde las cámaras, en
eficaz alianza con su compadre Emilio Gamboa (quien también busca un
alto cargo compensatorio), colocan a Manlio Fabio Beltrones en condición
indicativa de lo que puede venir. Mucho se habla de que el sonorense
busca ser el próximo presidente del PRI (mientras César Camacho se
encaminaría a una diputación y al control de la bancada priísta
venidera), para encargarse del procesamiento de la lista de los
candidatos, de las negociaciones con gobernadores, sectores y grupos y
de las campañas y sus resultados, que serían muy apreciados por Los
Pinos si dieran al tricolor una mayoría absoluta en San Lázaro.
Pero crecería demasiado en su partido un político así. Otra opción para
el todavía controlador real de la Cámara de Diputados, MFB, sería la
Secretaría de Gobernación, con Osorio Chong pasando a San Lázaro en plan
prémium, para encarar las negociaciones respecto de los presupuestos
que den viabilidad a las reformas ya habidas. Pero crecería demasiado en
Bucareli un político así.
Y, mientras apenas van encontrando cuando menos un campamento de entrenamiento de zetas en Veracruz, ¡hasta mañana, con la caravana de la gendarmería extendiéndose ahora a cinco estados más!