La Jornada - El Correo Ilustrado
Raúl Álvarez Garín nunca se rindió ante el poder, y su ejemplo echó raíces, como lo estamos viendo estos días.
Quien en 1968 fuera dirigente de los estudiantes del Instituto
Politécnico Nacional y del Consejo Nacional de Huelga falleció mientras
en las calles se manifestaban miles de jóvenes contra las reformas
académicas que la burocracia encabezada por su directora general
Yoloxóchit Bustamante pretende aplicar.
Al mismo tiempo, en Iguala, Guerrero, policías federales y
municipales asesinaron a cinco estudiantes normalistas e hirieron a
decenas de jóvenes obedeciendo una orden demencial del presidente
municipal.
El compañero Raúl Álvarez Garín, en cuyas exequias su féretro estuvo
cubierto por las banderas mexicana; del Comité 68, y la roja, con la hoz
y el martillo, será un ejemplo para la generación que hoy comienza una
nueva etapa en la lucha contra el autoritarismo de los descendientes de
Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría. Y también para quienes tomamos
cabal conciencia del país en que vivimos el 68 y el 10 de junio de 1971 y
desde entonces luchamos por un cambio radical del país.
Tomás Oropeza Berumen, profesor de la Facultad de Economía, UNAM