Antonio Gershenson | Opinión-La Jornada
El Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (SUTERM) ha estado expresando posiciones en relación con las medidas del gobierno sobre la industria eléctrica y, en especial, de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), su fuente de trabajo básica.
Nos basamos inicialmente en El mundo de Córdoba, publicación de esa localidad. En Esteban Reyes Hernández, secretario general de la sección 34 del SUTERM, se advierte una escalada en proyectos hidroeléctricos de empresas nacionales y trasnacionales para generar electricidad.
Confió que en enero, el líder nacional, Víctor Fuentes, dé certeza de lo que pasará en la CFE y las plazas sindicales; sin duda, vendrán algunos reacomodos de personal para ser más eficiente y productivo.
Por otra parte, indicó que sí se prevé la extinción de la CFE en un plazo no mayor a cinco años, si en la reforma energética no se contempla un marco de competencia “justo”, donde la paraestatal pueda contar con la totalidad de sus ingresos y con la autonomía de gestión y presupuestal de la cual ha carecido todo el tiempo.
“La CFE podría ser más competitiva si en verdad gozara de autonomía presupuestal y de gestión; sin embargo, todas las decisiones se toman en la Secretaría de Hacienda, tanto de inversiones como el manejo de sus ingresos y no siempre son las más apropiadas”, lamentó.
Para el SUTERM, puntualizó, ni la reforma energética ni la constitucional eran necesarias para fortalecer a la CFE, tampoco para “sacar a la luz” la privatización que ya venía experimentando la paraestatal, pues al igual que Pemex hay muchos contratos con empresas privadas que nada más les dieron la “legalidad”.
Se han publicado otros impresos, incluso por el SUTERM o sus dirigentes. Se menciona que hay elevados subsidios cobrados a la CFE. Son importantes los cargados por la Secretaría de Hacienda, en un total, en 2012, por 77 mil millones de pesos. Se señala que, sin esa carga, la CFE no estaría reportando pérdidas en el año.
También, que cobra baratos los transportes de energía a grupos de particulares, mucho más barato que lo que se cobra en otros países.
Otro problema, que afecta a numerosos electricistas, es que siga la sustitución de plantas de generación por combustóleo, que se compra a Pemex (con disgusto de funcionarios de la CFE que no pueden recibir sus mordidas como cuando los tratos son con empresas privadas). Esto se impuso en la época del orden de hace 30 años, cuando los precios, aunque fueran de producción nacional, debían basarse en los de Estados Unidos, cuando eran para productos estratégicos.
La sustitución de plantas de combustóleo por plantas de gas natural de empresas privadas está alentada por la Secretaría de Hacienda y los funcionarios que reciben su tajada.
Este proceso viene de antes de la llamada reforma energética, y está programado para los próximos dos años. La forma en que se afecta a los trabajadores respectivos es clara.
Se está planteando el mejoramiento de las plantas de la CFE, de sus centros de trabajo y su desarrollo a lo largo del país. Esto tiende a defender las fuentes de trabajo. La sustitución por gas natural tiene limitaciones que deben verse:
En zonas como la central, la altura de 2 mil metros o más produce pérdidas al bajar la presión, y con el nitrógeno que está mezclado con la producción, se llega a 30 por ciento de pérdidas.
En alturas intermedias, como la de la planta Salamanca II de la CFE, tiene mil 127 metros de altura, y pérdidas de 26 por ciento, con su gas y ciclo combinado.
El combustóleo se puede usar con plantas cada vez más eficientes, hasta las ultrasupercríticas.
Se propone, para finales de enero, llevar a cabo un amplio trabajo de técnicos e ingenieros sindicalizados, encaminado a que la CFE mantenga y desarrolle la producción, para conservar las fuentes de trabajo. Se busca que la empresa sea más eficiente y competitiva. Esto permite alargar la vida de las plantas y también los puestos laborales.
Se trata de defender la producción de la CFE, y no que la Secretaría de Hacienda le arrebate sus fondos, como ya ha sucedido.
Fuente: La Jornada
Fuente: La Jornada