domingo, 27 de diciembre de 2015

Peña Nieto: Viajes de rey frente a un México empobrecido

Al estilo de los mandatarios priistas del siglo pasado, Enrique Peña Nieto se lanza al mundo en giras faraónicas, con comitivas y gastos exorbitantes… pero con resultados diplomáticos que no convencen. Es inevitable rememorar a Adolfo “López Paseos” o a José López Portillo, quien cargaba hasta con el piano de su esposa. Cálculos conservadores estiman en 100 millones de pesos, con cargo al erario, lo erogado en los viajes presidenciales de los últimos tres años, que incluyen compras de la primera dama y sus hijas en las más costosas boutiques del orbe.
27 diciembre 2015 | Arturo Rodríguez | Proceso
MÉXICO, DF.- Costumbre y uso de los gobiernos priístas, las giras internacionales a todo lujo regresaron con el ascenso de Enrique Peña Nieto a la Presidencia, al grado de superar las estadísticas y anecdotarios de ex presidentes que pasaron a la historia por sus excesos viajeros.

Si Adolfo López Mateos efectuó 41 giras internacionales en sus seis años de mandato —lo que le valió el apodo de "López Paseos"—, Peña Nieto lleva 46 en tres años, 37 de las cuales fueron como jefe de Estado y nueve como presidente electo.

Si en la presidencia de José López Portillo podían viajar en las giras su esposa, hijos, cuñada, nanas, mascotas y hasta el piano de la primera dama, con Peña Nieto la familia presidencial —los seis hijos que entre ambos tienen y hasta la cuñada del Mandatario o la maquillista de Angélica Rivera—, puede ir, por ejemplo, a París con un séquito de 400 personas.

Desde el período de transición Peña Nieto dio muestras de su amor por el turismo de Estado: en los tres meses que transcurrieron entre la declaratoria de triunfo electoral y el día de su toma de posesión, como presidente electo visitó Argentina, Chile, Alemania, Bélgica, Francia, España, Inglaterra, Estados Unidos y Canadá; a estos últimos dos países, ya en avión presidencial.

Luego lo oficializó el 1 de diciembre de 2012, cuando al iniciar su mandato delineó como uno de los ejes de su gobierno lo que llamó "México, actor con responsabilidad global", un plan sexenal para relanzar la presencia diplomática en el mundo.

Durante los primeros tres años de su gobierno los viajes internacionales fueron onerosos, pues se hizo acompañar de comitivas enormes, que gastaron pasajes y viáticos exorbitantes, y transportó costosos escenarios construidos a modo para las visitas a otros países, así como placenteras amenidades para los asistentes.

La dispersión con que se cubren los gastos hace difícil su rastreo, pues si bien una parte importante de lo gastado se concentra en la Presidencia de la República y la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), la burocracia que acude a las giras corresponde a diferentes dependencias y entidades gubernamentales.

No obstante, la dimensión del dispendio se hace evidente en diferentes casos que —por las comprobaciones y los montos que amparan, obtenidas por Proceso mediante solicitudes de información— son exorbitantes. Específicamente en las visitas a Europa.

Hasta ahora el viaje más documentado fue a Bruselas, los pasados 10 y 11 de junio, y los pormenores de los gastos los adelantó Proceso en su edición 2012, del 23 de mayo.

Peña Nieto ocupó una suite de 49 mil pesos la noche, contratada por el Mandatario sólo para su pernocta. Si un obrero mexicano que perciba el salario mínimo quisiera conseguir esa cantidad, tendría que trabajar 700 días sin gastar un centavo. La información sobre el paso de Peña Nieto por la capital de Bélgica fue filtrada por la plataforma Mexicoleaks.

TURISMO DIPLOMÁTICO

La visita de Enrique Peña Nieto a Francia, entre el 13 y el 16 de julio pasados, se convirtió en el referente del dispendio por la cantidad de invitados e integrantes de su séquito: 400 personas.

La comitiva oficial, de acuerdo con la SRE, era de 26 personas más seis integrantes del cuerpo diplomático que fungirían como enlace (solicitud de información 0000500136415).

Dicha comitiva estaba integrada por la primera dama, Angélica Rivera; nueve secretarios de Estado y siete directores generales de diferentes entidades gubernamentales —más de la mitad de los gabinetes legal y ampliado juntos—; cinco miembros de su staff, un embajador y el líder del Senado, Miguel Barbosa.

Entre los secretarios de Estado que no viajaron a bordo del avión presidencial destacó la entonces titular de Turismo, Claudia Ruiz Massieu, cuyo vuelo redondo costó 212 mil pesos (solicitud 0002100039715), una cantidad que supera cinco veces el gasto por pasaje de otros funcionarios menores.

La desproporción en los precios de los boletos se observa hasta con sus pares, como en el caso de Ildefonso Guajardo Villarreal, el secretario de Economía, que pagó 66 mil 688 pesos por su boleto de ida.

Guajardo, por su parte, sólo estuvo del 11 al 16 de julio, pero se gastó entre avión, hospedaje y la renta de un salón, 194 mil pesos, 18 mil menos de lo que pagó la actual canciller sólo por su vuelo (solicitud 0001000108515).

Ruiz Massieu no viajó sola. Al margen de la comitiva oficial la acompañaron colaboradores suyos, como Cynthia Gabriela Gutiérrez López, cuyo pasaje costó 162 mil pesos. También Alfredo Ramón López Rojas y Karla Ruth Orozco Toledano, cuyos boletos no costaron ni 40 mil pesos. Además, Pamela Hamu Abadi, Javier Esteban Guillermo Molina y Eréndira Avendaño Ramos.

En total seis colaboradores acompañaron a quien llegaría a canciller, todos con nivel de dirección de área hacia abajo en el organigrama y entre los cuales llama la atención Avendaño Ramos, pues de acuerdo con el portal servidorespublicos.gob.mx, donde se publican las declaraciones patrimoniales, la mujer dejó de trabajar en la dependencia dos años antes del viaje referido.

Con sus colaboradores, Ruiz Massieu se hospedó, entre el 9 y el 18 de julio —seis días más de los que duró la gira presidencial—, en el muy exclusivo hotel Park Hyatt, en Véndome, en la Rue de la Paix, una calle célebre por su suntuosidad; tanto, que el juego de mesa Monopoly la tiene por la más cara del mundo.

El contraste es notable entre las habitaciones rentadas por sus colaboradores y la secretaria: Gabriela Gutiérrez López pagó 73 mil pesos y Javier Esteban Guillermo, 70 mil; pero Ruiz Massieu, sólo 47 mil.

No sólo Ruiz Massieu viajó así. Hacerse acompañar de cinco o seis colaboradores fue el común denominador de todos los integrantes de la comitiva del gobierno.

Por ejemplo, así fue con ProMéxico, una entidad gubernamental de bajo perfil político, dedicada a la atracción de inversiones extranjeras. Su director, Francisco Nicolás González Díaz, era integrante de la comitiva oficial pero debió viajar en un vuelo comercial por el cual pagó más de 211 mil pesos (solicitud 1011000011115).

Con seis funcionarios de acompañamiento, que cargaron a la cuenta pública hasta la lavandería en sus hoteles y el café que degustaron en bistros y brasseries, el costo para el erario fue superior a 741 mil pesos.

Los costos de pasajes y lujos son exorbitantes hasta para los propios servidores públicos. Si Mariana Morales Rodríguez, una subdirectora de ProMéxico que fue a la gira con un boleto de 35 mil pesos, quisiera pagar de su bolsa el boleto de su jefe, Francisco Nicolás González, tendría que trabajar 11 meses gastando cada mes sólo 988 pesos, pues su remuneración mensual, de acuerdo con el Portal de Obligaciones de Transparencia, es de 20 mil 200 pesos mensuales.

Sin embargo, el entonces canciller José Antonio Meade viajó con 24 colaboradores a Francia, algunos de los cuales llegaron desde el 4 de julio y no regresaron sino hasta el 23. Son los casos del subsecretario Carlos Alberto de Icaza González y dos colaboradores más. La SRE pagó 1 millón 108 mil pesos por pasajes, además de 696 mil pesos en viáticos. En total, 1 millón 804 mil pesos por el personal de la dependencia.

ESCENARIOS MILLONARIOS EN EUROS

Los viajes presidenciales han tenido una serie de erogaciones que van más allá de la cantidad de funcionarios que asisten y lo que gastan. Con la visita de Estado que Peña Nieto hizo a España en junio de 2014 se inauguró también la instalación de un pabellón mexicano de costo millonario que lo acompaña a los diferentes países que visita.

Con un costo de nueve millones de euros (unos 165 millones de pesos), un domo promocional de productos y algunos atractivos turísticos mexicanos —con el nombre "Encuéntrate con México. Vívelo para creerlo"— se instaló en la Plaza Colón de Madrid y fue inaugurado por Peña Nieto (Proceso 1980).

El pabellón fue llevado por el Mandatario a Pekín, durante la gira de noviembre de 2014, célebre porque se desarrolló en medio de las protestas por la desaparición de los 43 estudiantes de la normal de Ayotzinapa, así como por el reportaje "La casa Blanca de Peña Nieto", publicado cuando la comitiva iban en el avión presidencial (Proceso 1984).

Ocurrió de nuevo en la visita a Londres, los primeros días de marzo de 2015, cuando el domo promocional se instaló en el South Bank, junto al río Támesis, y posteriormente se colocó también en la mencionada gira parisina.

Pese al dispendio y a los despliegues promocionales, las giras internacionales de Peña Nieto han captado la atención por motivos muy distintos a la diplomacia, los acuerdos multilaterales y la atracción de inversiones.

Por ejemplo, la gira por China de noviembre de 2014 fue muy comentada en redes sociales y diferentes publicaciones periodísticas, pues la primera dama cargó hasta con su maquillista personal. Dicho periplo continuó en Australia, donde Peña Nieto participaría en una cumbre de la Alianza para la Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC). Fue cuando, otra vez, Angélica Rivera fue captada mientras visitaba el glamuroso Jade Buddha Bar & Casual Dining.

En Londres la vestimenta de la familia presidencial se convirtió en escándalo. Como en vacaciones de familia, la pareja viajó con sus hijas. Reforma publicó entonces que dos vestidos de Angélica Rivera, que lució en esa gira, costaban unos 120 mil pesos. Su hija, Sofía Castro, vistió un modelo de Dolce & Gabbana con un costo de 7 mil 275 dólares, unos 100 mil pesos al tipo de cambio de esos días.

En la gira a París, publicitada por el gobierno de Peña Nieto debido a la participación de un destacamento militar en el desfile y las festividades del Día Nacional de Francia —"la primera vez que participa un contingente latinoamericano", se insistía—, Le Canard Enchainé, el semanario de investigación más antiguo de Francia, satirizó la participación de los militares mexicanos con una caricatura en la que aparecían varios círculos pequeños en el centro de otros más grandes, preguntándose si eran huevos estrellados o unos soldados mexicanos marchando en París.

Sin embargo, esa gira daría de qué hablar por el lenguaje corporal de aparente distanciamiento de la pareja presidencial. Los momentos captados en video se viralizaron en redes sociales en México con tanta fuerza, que el propio Peña Nieto salió a desmentir los rumores en septiembre, cuando concedió una tanda de entrevistas en torno al informe de gobierno.

La Presidencia reaccionó y anunció medidas de austeridad para la reunión del G-20 en Turquía y la nueva participación en la Cumbre de APEC, ahora en Filipinas.

Pese a estas medidas anunciadas por la Presidencia para las giras más recientes, la transparencia en los ya realizados sigue siendo un tema pendiente.