domingo, 17 de mayo de 2015

Otra de OHL: el Viaducto Bicentenario, en peligro de colapso

Inaugurado a finales de 2010 y utilizado como trampolín electoral del entonces gobernador del Estado de México Enrique Peña Nieto, el Viaducto Bicentenario se levantó sobre un terreno inestable, con oquedades, que puede colapsar la enorme estructura. Aunque los vecinos y un equipo de ingenieros del IPN advirtieron acerca del riesgo a las autoridades, Peña Nieto y la constructora española OHL acallaron las protestas y realizaron el proyecto a través de zonas residenciales.
17 mayo 2015 | Rodrigo Vera | Proceso
CUAUTITLÁN IZCALLI, EDOMEX.- En varias denuncias hechas por los vecinos de la zona, y después en un amplio peritaje realizado por científicos del subsuelo del Instituto Politécnico Nacional (IPN), quedó asentado lo peligroso que resulta el Viaducto Bicentenario en esta "zona minada", como la llaman.

Sin embargo, OHL y Peña Nieto, entonces gobernador del Estado de México, hicieron oídos sordos a todas las llamadas de alerta y no modificaron el trazo de la obra, inaugurada el 24 de noviembre de 2010 y considerada como la "cereza del pastel" que sirvió para impulsar a Peña a la Presidencia de la República.

Actualmente, las pesadas columnas de concreto que sostienen al Viaducto Bicentenario han agrietado aún más al frágil suelo de la zona, donde se ubica el fraccionamiento La Quebrada, cuyas calles y viviendas también han sufrido mayores cuarteaduras.

Arturo Chavarría Sánchez, presidente del Colegio de Arquitectos y Urbanistas del Estado de México, lanza la siguiente advertencia:

"Los especialistas del Politécnico no andaban mal en sus cálculos; el viaducto elevado puede desplomarse en ese tramo. Sería una catástrofe no sólo para los habitantes que viven al lado y saben el peligro que corren, sino también para los automovilistas que circulan por los dos niveles de esa importante autopista, la México-Querétaro, que comunica al Distrito Federal con el norte del país.

"Aparte de pérdida en vidas humanas, ese colapso provocaría un gran daño económico al país, pues por esta vialidad se transporta mucha mercancía y además conecta con la importante zona industrial de Cuautitlán y Lechería. Sobre estos riesgos les estuvimos advirtiendo a Peña Nieto y a OHL.

"No nos hicieron caso. Sólo les importó el negocio. Y continuaron con la construcción del Viaducto Bicentenario, al que siempre publicitaron como la gran obra de Peña Nieto durante su gobierno en el Estado de México. Fue la cereza del pastel. La utilizaron para ganar la Presidencia de la República".

Cuenta Chavarría que, desde varios años atrás, los habitantes del fraccionamiento La Quebrada ya sabían de las oquedades del subsuelo. Por eso se alarmaron al saber que el Viaducto Bicentenario pasaría por ahí.

A inicios de 2009, dice, empezaron a pedir audiencias con funcionarios municipales y estatales para advertirles del riesgo. Pero se topaban con el ninguneo. Los colonos acudieron entonces —dice— al Colegio de Arquitectos y Urbanistas en busca de asesoría técnica y apoyo a sus gestiones.

Prosigue Chavarría: "En ese momento intervenimos nosotros. Logramos concertar reuniones con la entonces alcaldesa de Cuautitlán Izcalli, Alejandra del Moral Vela, lo mismo que con el ingeniero Ortiz García, entonces director de autopistas del estado, entre otros funcionarios. Sobre el problema también estuvo muy al tanto Gerardo Ruiz Esparza, entonces secretario de Comunicaciones de la entidad y actual encargado del ramo a nivel nacional. Ruiz Esparza jamás quiso reunirse con nosotros. Siempre se escondió. Fue muy esquivo".

—¿También lograron reunirse con funcionarios de OHL?

—Por supuesto. Y en esas reuniones con funcionarios de la empresa y del gobierno hubo mucha discusión. OHL argumentaba que no tenía responsabilidad y el gobierno le daba largas al asunto. Ganaban tiempo para seguir construyendo la obra. Ya hasta que estaba por terminarse, a mediados de 2010, y ante los crecientes daños que les estaba ocasionando a los vecinos de La Quebrada, sobre todo a un enorme muro de contención que los protege de la autopista, se acordó realizar un peritaje profesional para tener la plena certeza si el suelo estaba o no minado.

—¿Y cómo se eligió al IPN para que lo hiciera?

—Ahí hubo más discusiones. Los funcionarios proponían a despachos privados para hacer la investigación. Pero los colonos y nosotros nos negamos porque podían estar coludidos con el gobierno. Finalmente escogimos al Politécnico por ser una institución académica independiente y con especialistas muy competentes.

Fue así como un grupo de peritos de la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura, especializados en ciencias de la tierra, realizó el Estudio de geotecnia, topografía y geofísica para identificación de los daños físicos que presenta el muro de contención de la autopista México-Querétaro en el cadenamiento 30-200 al 30-440, con la finalidad de emitir un dictamen y también para determinar la situación del subsuelo de la zona habitacional del fraccionamiento La Quebrada.

La investigación detectó, como aseguraban los vecinos, una red de cavernas y minas en el subsuelo, incluso algunas a muy corta distancia de la superficie —a 1.50 metros, por ejemplo—. Determinó sus longitudes y alturas, la calidad de la tierra, las filtraciones de agua, entre otras especificaciones.

Hizo la siguiente recomendación: "Es importante tomar medidas de prevención antes de la construcción de la obra civil debido a que en la exploración geofísica, geológica y geotécnica se detectó que el subsuelo presenta baja compactación y posible saturación, lo cual aunado a los rasgos de la estructura geológica son factores que generan grietas de tensión y asentamientos diferenciales".

También advirtió sobre el riesgo de más fracturas subterráneas: "Estas anomalías pueden generar fracturas en el subsuelo sin verse reflejadas en superficie; además de ser aceleradas por las fugas de agua potable a residual, por lo que se recomienda la revisión de las tuberías de abastecimiento de agua y alcantarillado y una constante supervisión para llevar a cabo un control de estas posibles fracturas y así tomar medidas correctivas antes de que se presenten asentamientos diferenciales en otra zona".

El estudio analizó las grietas y la peligrosa inclinación del alto y largo muro de concreto que divide al fraccionamiento de la autopista. Determinó que su inclinación ya tiene siete centímetros más de lo "permisible" debido a las "minas" del subsuelo, por lo que puede caerse.

También detectó peligrosos "escurrimientos" de aguas que "se pueden atribuir a que las tuberías se encuentran rotas", roturas ocasionadas muy probablemente por las mismas fallas subterráneas.