Napoleón Gómez Urrutia - Opinión
Hoy día México tiene un
debate profundo en relación con los problemas derivados de la
inseguridad, el desempleo, la pobreza, la desigualdad y la crisis
profunda que afecta a grandes grupos de la industria, el campo, los
servicios y la población. Los graves cuestionamientos, las dudas
generalizadas, la falta de certidumbre respecto del rumbo de la nación,
vienen a impactar más el estado de ánimo y el optimismo de los
mexicanos. En este momento, y hoy más que nunca, se requiere retomar el
rumbo, volver al respeto y la democracia, obligar a que la justicia se
aplique objetiva y limpiamente, terminar con la impunidad y la
corrupción que tanto daño han hecho a la imagen de nuestro país, dentro y
fuera del mismo.
Es necesario hacer un diagnóstico y un análisis profundo del estado
que guardan todos los temas que afectan la vida nacional y las
relaciones internacionales, para derivar hacia nuevas formas y modelos
de producción, crecimiento de la riqueza y distribución. La inequidad,
la ambición y la avaricia desenfrenados, la falta de respeto y
cumplimiento del estado de derecho, no contribuyen a un cambio para la
sobrevivencia, el bienestar o la felicidad de la sociedad.Ya no hay más tiempo que perder. Urge retomar la conducción de la política y la economía para establecer ese nuevo modelo de prosperidad compartida que puede contribuir a recuperar el equilibrio y lograr un verdadero cambio, que ofrezca mayor igualdad y tranquilidad social.
Si todos hiciéramos un esfuerzo en esa dirección, gobierno, empresas, sindicatos, organizaciones sociales y de derechos humanos, la situación y el futuro de México podrían cambiar en un plan y programas de corto, mediano y largo plazos. Esto es precisamente lo que motivó que el pasado 7 de noviembre, a iniciativa del sindicato nacional de mineros, que me honro en presidir, se celebrara la tercera Reunión Anual de Cooperación y Responsabilidad Compartida para la Productividad Laboral y Empresarial en México, la cual se realizó en Vancouver, Canadá, con la presencia voluntaria de directores generales y administradores de 43 empresas mexicanas y extranjeras, 35 secretarios generales de diferentes secciones sindicales de los mineros, 18 delegados especiales y de zona, y 12 de los 13 miembros del comité ejecutivo nacional.
Las sesiones tuvieron un gran éxito. Todas las participaciones de empresarios y líderes sindicales en un lugar fuera de México, pero con una visión y una pasión puestas en el país, han sido muy originales y de una respuesta asombrosa. Como invitados especiales y oradores estuvieron Ken Neumann, el director nacional de los USW (acereros) de Canadá, y Steve Hunt, el director del distrito 3 también de los USW. Asimismo, los distinguidos abogados David Martin, de Canadá, y Marco del Toro, de México, contribuyeron a enriquecer el nivel de la reunión, lo cual a todos los presentes nos inyectó fuerza y energía adicionales, para contribuir a recuperar el optimismo de la industria minero-metalúrgica y siderúrgica, la tercera fuente de ingresos más importante del país, así como la búsqueda de estrategias y programas para superar los obstáculos al desarrollo económico.
La conferencia de Vancouver, que es la tercera que se celebra
en esta ciudad a iniciativa de los mineros, estableció claramente las
formas de colaboración mutua, entre empresas y sindicato, para
incrementar la productividad de todos, la eficiencia, la apertura de
nuevas oportunidades y la generación de empleo sobre la base del respeto
a los derechos fundamentales de los trabajadores, la mejora continua de
las condiciones de trabajo, la selección de los equipos de alto
desempeño, la formación de un nuevo liderazgo sindical y, por supuesto,
la cooperación recíproca para generar más prosperidad para todos y
mejores métodos para distribuir más equitativamente los beneficios del
progreso.
En realidad no estoy seguro de cuántas organizaciones sindicales, si
es que las hay, hayan jamás promovido una trascendente reunión como
esta. No hay duda de que México necesita esta capacidad de organización y
promoción de nuevas ideas que generen cambios y nos inyecten la energía
y el entusiasmo para salir adelante. El esfuerzo es muy original y
nadie de los que estuvieron presentes lo puede dudar, porque hasta los
más incrédulos, si es que los había, regresaron con una posición muy
positiva, constructiva y altamente comprometida.
La asistencia de grandes empresas como Autlán, Frisco, Fertinal,
Compañía Occidental Mexicana, Bombardier Corporation, Gold Corp, Arcelor
Mittal, Mexichem, Minas de Bacis, First Majestic, Primero Mining,
Molymex y muchas más, es muestra de ese sincero interés por el futuro de
la nación. Sería muy loable y positivo que el diálogo que prevaleció en
Vancouver pudiera trasladarse a otros sectores básicos de la actividad
económica. Así, todos ayudaríamos a la apertura de nuevas esperanzas,
sistemas de respeto y entendimiento para construir un mejor país.