viernes, 6 de diciembre de 2013

La respuesta a las reformas neoliberales aprobadas en el Congreso está en las calles: OPT



La reforma política pactada en el congreso es una medida antedemocrática complementaria a la reforma energética privatizadora que ahora quieren imponer
6 diciembre 2013 | OPT
Primero en el Senado y luego en la Cámara de Diputados, se está aprobando en estas horas la llamada Reforma Política como preámbulo a la Reforma Energética privatizadora que fue negociada por los partidos del Pacto por México constituidos con este propósito alrededor del gobierno de Peña Nieto desde hace un año. La reforma Energética sería la cereza que corone todo el proyecto de reformas estructurales neoliberales anunciados por el Pacto por México al iniciar el gobierno de Peña Nieto hace un año y nadie puede llamarse a sorpresa ahora.
Es cierto que el PAN ha reclamado al PRI que se apruebe primero la Reforma Política como garantía de que aprobará la Reforma Energética, pero, en realidad, el contenido de la Reforma Política es coherente con la dinámica privatizadora y excluyente de aquella, por un lado y por el otro el reclamo del PAN le está permitiendo incorporar a la iniciativa de Peña Nieto un filo aún más antinacional y privatizador con el argumento panista de acabar definitivamente -incluyéndolo en la Constitución- con el carácter “monopólico” de las empresas nacionales como PEMEX y la CFE.

La Reforma Política que se está aprobando aunque deje muchas ambigüedades con respecto a la propuesta panista de sustituir al IFE por un Instituto Nacional Electoral ya que “podrá” eventualmente atraer la organización de elecciones locales o sustituir a consejeros locales, coincide en otros aspectos con la dinámica restrictiva de derechos y reconocimientos de otras fuerzas políticas que está ejemplificado con la formación del Pacto por México.

El Pacto por México, que es básicamente el acuerdo alrededor de Peña Nieto del PRI, PAN y PRD, pretende imponerse como el esquema de partidos ideal para la oligarquía neoliberal excluyendo el reconocimiento de otras fuerzas y partidos presentes realmente en la sociedad. El Pacto por México por eso ha venido sustituyendo las deliberaciones e incluso negociaciones parlamentarias del Congreso para hacerlas en su seno. Incluye el acuerdo de alternancia neoliberal entre PRI y PAN en el gobierno federal y mantener al PRD a como de lugar como la “izquierda oficial”.

La Reforma Política consecuentemente con esto incluye ahora la posibilidad de un gobierno de coalición, con un gabinete plural pero con el reconocimiento de un presidente seguramente del PRI, es decir formalizar la alianza PRI-PAN. La Reforma también incluye aumentar el mínimo porcentual para que un partido mantenga su registro legal del 2 al 3 por ciento (en realidad el PAN quería subirlo hasta el 5 por ciento) lo que va en la dinámica de fortalecer el esquema tripartidista del Pacto, excluyente de otras fuerzas. Esta reforma tiene dedicatoria contra algunos partidos ya reconocidos pero que pueden ser excluidos definitivamente del esquema político y sobre todo previendo la posibilidad de que pese a su intención antidemocrática el régimen no pueda evitar el registro de algún nuevo partido en el 2014, someterlo a una presión fraudulenta, como ya hicieron en las últimas dos elecciones presidenciales, para que en los comicios del 2015 que son legislativas sea más fácil quitarle el registro.

La otra medida que incluye esta reforma es la aprobación, para finalmente cumplir el sueño de todos los nostálgicos del porfirismo, de la reelección de legisladores y presidentes municipales. Se confirma que la cancelación de toda celebración oficial (aunque, ante las críticas, sustituida al ultimo momento por un desfile militar) del inicio de la revolución maderista el pasado 20 de Noviembre que tenía como lema “sufragio efectivo, no reelección” no era una casualidad. Es cierto que la reforma no incluye todavía la reelección presidencial, pero lo que se ha aprobado va en la misma dirección de sostener un bloque cuando mucho tripartidista (en lo que llegan al sueño panista de un modelo americano de bipartidismo) que se constituye como una casta parlamentaria permanente excluyente de otras fuerzas. Los neoporfiristas que hablan a favor de la reelección arguyen que es la manera de que los legisladores sean evaluados por los electores y premiados o reprobados para continuar en el cargo.

En realidad lo que ocurre con esta práctica, como lo muestra el Senado de Estados Unidos, es que se constituye una casta que permanece en el cargo por décadas considerando su escaño como su propiedad. La reelección que se está aprobando va en la misma dirección restrictiva y excluyente que favorece el esquema tripartidista del Pacto por México y la consolidación de una partidocracia dependiente del poder oligárquico que se mantenga por años sin cambio en el Poder Legislativo (la reforma permite que diputados y senadores puedan reelegirse sucesivamente hasta por 12 años).

La Reforma Política va en el mismo sentido, por tanto, de otras reformas que se están aprobando para restringir derechos políticos y libertades democráticas en el país. Ejemplo de ello son las reformas que en la propia Ciudad de México se están imponiendo desde el gobierno perredista de Mancera. Medidas que apuntan a la criminalización de la protesta social, las restricciones del derecho de manifestación (el regreso de la prohibición de manifestaciones de protesta en el Zócalo como sucedía en México antes del 68). Es por eso que el retiro temporal del PRD del Pacto por México (días después de que votó en su Congreso partidista la continuación en el mismo Pacto) es una medida publicitaria para no aparecer totalmente comprometido con lo que es el objetivo desde un principio del Pacto por México. Por eso pese al retiro del PRD de las negociaciones parlamentarias sobre la Reforma Política, 10 senadores del PRD de todos modos votaron en el Pleno a favor, junto al PRI y al PAN, esta reforma. En cuanto a la reforma energética, la postura de llevar hasta el 2015 la consulta sobre la misma coincide con su posición a favor de la “modernización” de PEMEX que abre la puerta a las privatizaciones como las que ya han ocurrido estos años por medio de leyes secundarias.

Nuevamente todo lo ocurrido estas semanas en el Congreso hacen evidente la ausencia de un partido que represente los intereses de la clase trabajadora y defienda los intereses nacionales frente al imperialismo. Confirma la necesidad y vigencia de construir la Organización Política del Pueblo y los Trabajadores (OPT) como lo hemos venido haciendo. Pese a toda la dinámica antidemocrática que viene desde el poder, confirma la validez de la lucha por el reconocimiento legal de la OPT como la expresión propia de un partido de la clase trabajadora que también debe tener todos los derechos políticos, legales y electorales. Continuamos en este esfuerzo ahora que aparece como más urgente hacerlo.

Por lo mismo, sin ilusiones en los partidos representados en el Congreso de la Unión, es que mantenemos también nuestros métodos de lucha contra esta ola reaccionaria, privatizadora y neoliberal que azota al país, es decir los métodos de la clase trabajadora, la movilización masiva en las calles y la lucha organizada. Junto a fuerzas sindicales y populares que también luchan contra las reformas neoliberales, como nuestros compañeros electricistas, pero también el magisterio combativo, los usuarios de la energía eléctrica y los que luchan contra los daños ambientales de la minería entregada a empresas extranjeras, reforzamos nuestra presencia en la movilización unitaria.

En lo inmediato llamamos a participar en el cerco al Senado a partir de este jueves 5 de diciembre cuando pretendan aprobar ahora la reforma energética. La OPT se organizará para participar en el cerco a las 7 de la mañana en Antonio Caso 45, frente a las instalaciones del SME.

¡A la calle!

¡Contra las reformas política y energética!

¡Por la abrogación de la reforma educativa!

¡Por la renacionalización de la industria petrolera, elećtrica y de la minería!


COMISIÓN EJECUTIVA NACIONAL ORGANIZACIÓN POLÍTICA DEL PUEBLO Y LOS TRABAJADORES