viernes, 30 de agosto de 2013

Nobel de la paz llama a la guerra

Fuente: La Jornada - El Correo Ilustrado
Desde el sur de California leo en los medios de comunicación que en Siria hay armas químicas, que el gobernante (Assad) las utiliza contra su pueblo y que Estados Unidos tiene la obligación moral de intervenir para poder mantener la seguridad del mundo y, sobre todo, la seguridad de su nación, y así mantener la libertad y la democracia.
No estamos en 2003; no es el presidente George W. Bush quien dice estas palabras, es el premio Nobel de la Paz, Barack Obama, quien utiliza esa misma retórica para iniciar otra campaña bélica contra un pueblo que no es nuestro enemigo.
Las excusas son las mismas, los intereses también, para conseguir el control geopolítico del Medio Oriente, uno de los sueños más ambiciosos del clan en el poder.
Estamos ante una nueva y nefasta guerra, pero hoy en día con más peligro de fallecimiento de inocentes con el uso de los nefastos aviones no tripulados, los drones de la muerte. Nos dirán que esas muertes colaterales serán necesarias para mantener nuestras libertades y democracia.
Veremos, una vez más, a familias de militares latinos, de clase trabajadora pobre, llorar las muertes de sus hijos. Y a esos niños que quedarán huérfanos recibir la bandera como símbolo de gratitud del gobierno porque ese padre dio su vida por sus intereses, quizá sin saberlo.
Han pasado más de 10 años desde aquel fatídico 27 de marzo de 2003, cuando mi hijo, el tijuanense Jesús Suárez, murió por las mismas armas de destrucción masiva que el gobierno sembró en Irak.
Han pasado muchos días de dolor en mi corazón, muchas lágrimas se han derramado por la pérdida de aquel amoroso hijo y hoy parece que la historia se repetirá en muchos hogares de gente sencilla y trabajadora en este país, que hoy lucha por una reforma migratoria humanista e integral.
Fernando Suárez del Solar, Escondido, California