jueves, 7 de abril de 2011

Propuesta del PRI es traición a los trabajadores, sostiene

He sido abogado laboralista por más de 50 años, siempre de trabajadores y sindicatos, salvo cuando estuve al frente de la Junta Local de Conciliación y Arbitraje del Distrito Federal, invitado por Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard. Fui imparcial, como lo exige la Ley Federal del Trabajo.
Hoy leo con asombro que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) presenta un proyecto de reforma laboral ante el Congreso de la Unión, con el que copia lo más importante del modelo del Partido Acción Nacional (PAN). Así el PRI se coloca a la cola del PAN. ¡Hasta dónde hemos llegado! Con tal de servir a los empresarios nacionales y extranjeros.
¿El actual PRI tiene algo que ver con la Revolución de 1910, con la Constitución de 1917 y el cardenismo de 1934-1940? ¿O siquiera, con las reformas laborales de 1970 y de 1980? No, no lo creemos, porque su proyecto de reforma actual es una abierta traición a los trabajadores, sindicatos y centrales que militan de modo corporativo en sus filas.
El proyecto del PRI desmantela la estabilidad en el empleo y la garantía a no ser despedido, salvo causa justificada: la norma más adelantada del derecho laboral mexicano. Y los sustituye por contratos eventuales o precarios por seis meses y por horas, así como facilita y abarata a los patrones el despido de los trabajadores. Y legaliza a los ilegales subcontratistas, los nuevos patrones sin fondos ni responsabilidades. Este es el núcleo de la reforma del PRI. Con esas medidas fundamentales también desmantela los derechos sindicales, lo que se explica al advertir la diferencia que hay entre un sindicato cuya mayoría de trabajadores sea de planta, frente a otro cuya mayoría sea de eventuales. Tal y como ocurrió en Colombia, Perú y Argentina, cuando aplicaron de 1990 a 1992 un modelo laboral como el del PAN, que ahora hace suyo el PRI.
Atentamente:
Jesús Campos Linas, miembro de la ANAD